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Aprobada la ley de Cambio Climático que obligará a Córdoba a reducir el tráfico en dos años

Un agente municipal controla el tráfico en el centro de la ciudad

Alfonso Alba

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El Congreso de los Diputados ha aprobado la esperada Ley de Cambio Climático, con la que España pretende reducir de manera significativa sus emisiones de CO2 a la atmósfera. La norma, además, obligará al Ayuntamiento de Córdoba a crear una zona de bajas emisiones similar a la de Madrid Central (anulada por los jueces ahora) y que entre en vigor en los dos próximos años.

La ley obliga a los ayuntamientos a aprobar planes de movilidad sostenible en los que el objetivo es lograr una drástica reducción de emisiones del tráfico. Para ello, y con el espíritu de Madrid Central, se establecen unos límites máximos en la calidad del aire y también unas zonas de cada ciudad por la que solo podrán circular vehículos no contaminantes. O directamente no circular ninguno.

La ley señala que los ayuntamientos no solo tienen que cerrar al tráfico una zona concreta de la ciudad, como actualmente ocurre con Madrid Central, sino que se tienen que diseñar una serie de corredores verdes que permitan la conexión de diferentes puntos del municipio a través de medios no contaminantes.

En el caso de Córdoba, que acaba de encargar la redacción de un plan sobre la calidad del aire, el problema no está en los accesos al casco histórico (que también) sino en el tráfico que lo circunvala. Desde hace 15 años, Córdoba inició un plan de peatonalización del casco histórico que ha ido entrando en vigor de una manera lenta y progresiva. Ahora mismo, el acceso a la mayor parte del casco histórico está limitado a vecinos, servicios y transporte público. El plan fija que el acceso se limite aún más y que se amplíe a otras zonas donde la contaminación puede ser mayor.

La clave está en saber qué ocurrirá en la zona del Vial Norte (que articula el tráfico de la ciudad), una de las principales fuentes de contaminación del casco urbano de la ciudad. Y la manera en que se podrá limitar el tránsito. Otras ciudades están optando por limitar el acceso de vehículos al interior del casco urbano a días concretos de la semana.

Capitales, pero no solo capitales

La tendencia en la Unión Europa (además de Reino Unido y Noruega) es la contraria a la que adoptó el Partido Popular de Madrid: cada vez más ciudades incorporan este tipo de medidas para batallar contra la polución atmosférica. Solo en cuanto a capitales de estado, Berlín, Viena, Roma, París, Bruselas, Ámsterdam, Copenhague, Estocolmo, Oslo, Atenas, Londres, Lisboa o Praga (en preparación) han implementado algún tipo de ZBE. Otras muchas ciudades no capitalinas también tienen diversos esquemas de zonas.

La eficacia de las zonas de bajas emisiones va acumulando evidencias. En el caso de España, no es preciso extrapolar datos desde otros países: en el primer año de funcionamiento de Madrid Central, la contaminación estuvo en niveles históricamente bajos (aunque todavía fuera del rango obligatorio). La relación directa entre el uso masivo de automóviles y la polución alta se vio especialmente confirmada durante 2020: los meses de confinamiento obligatorio por la pandemia de COVID-19 arrojaron datos muy positivos sobre calidad el aire en muchas ciudades españolas. Al reactivarse el transporte privado la tendencia volvió a ser al alza.

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