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El estudio del mapa de ruidos se desatasca tras un lío jurídico

Alfonso Alba

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El Ayuntamiento retira la adjudicación que hizo a una empresa al afirmar que hizo mal las cuentas y que la firma presentaba una oferta con baja temeraria, y propone la readjudicación a otra compañía | El estudio es vital para la instalación de comercios en determinadas zonas de la ciudad

El estudio para diseñar el mapa de ruidos de la ciudad de Córdoba podrá llevarse finalmente a cabo en los próximos meses, después de que el Ayuntamiento haya tenido que desenmarañar un tremendo lío jurídico provocado por un error de cálculo, según han reconocido los técnicos municipales. La ejecución de un estudio sobre el mapa de ruidos de la ciudad (un documento vital para saber qué negocios se pueden ubicar en determinadas zonas de la ciudad) se atascó en febrero del año pasado tras la adjudicación a la empresa Emasig. Un informe posterior del jefe del Departamento municipal de Medio Ambiente concluyó que no se hicieron bien los cálculos y que la oferta debía haberse descartado al considerarse como baja temeraria.

Entonces empezó el lío jurídico. Según consta en el último informe elaborado por responsables del Área de Gestión del Ayuntamiento, firmado el pasado 8 de octubre, el contrato se adjudicó a Emasig, que incluso depositó una fianza en el Consistorio a modo de garantía. Ahora, el Ayuntamiento tendrá que aprobar en Junta de Gobierno Local que devuelve esa garantía y que además readjudica el contrato a la empresa Sincosur. Así, se considerará levantada la suspensión del proceso de licitación de este contrato, que es clave para el comercio local y que tendrá un coste para las arcas municipales de 61.000 euros.

El actual mapa de ruidos del Ayuntamiento fue elaborado en el año 2007. Entonces, se realizó una fotografía de los lugares en los que más se molestaba a los vecinos de la ciudad. Desde entonces han pasado ocho años y muchas de las que fueron declaradas como zonas ZAS (Zonas Acústicamente Saturadas) han dejado de serlo en la práctica. Es el caso de la calle Julio Pellicer de Ciudad Jardín.

Con el mapa de ruidos en la mano, el Ayuntamiento podrá regular también el horario y el lugar en el que autorizan más o menos veladores. Curiosamente, en 2007, el estudio del mapa de ruidos de la ciudad determinó que el principal contaminante acústico era el tráfico. Por ello, se optó por iniciar la restricción en determinados lugares, casi todos del casco histórico, que han concluido con la peatonalización de la calle Cruz Conde o la instalación de cámara (antes pilonas) en la calle San Pablo o San Fernando, además de la Ribera.

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