Córdoba CF - SD Eibar

— Resumen y goles

El Córdoba CF se atasca ante la SD Eibar y cierra el año en casa sin alegría

Gris, bloqueado, sin ideas y sin magia. El Córdoba Club de Fútbol sigue sin salir de su mala dinámica y, en la que ya es la peor racha de la etapa de Iván Ania en el banquillo cordobesista, el cuadro califa encadenó su segundo empate a cero consecutivo, en esta ocasión en El Arcángel ante una SD Eibar que renunció a su estilo para recuperar su solidez defensiva. Un empate, para los califas, escaso y estéril, que no hace más que evidenciar la mala racha de un cuadro califa que sigue sin salir de su atasco ofensivo, sigue sin despegar, y que cierra el año 2025 en El Arcángel con dos derrotas y un empate que desbaratan las aspiraciones de grandeza del cuadro de Iván Ania.

Con el exblanquiverde Jon Magunazelaia esperando su turno en el banquillo armero, Iván Ania agitó el árbol táctico situando a Dalisson como enganche por dentro en detrimento de Pedro Ortiz y manteniendo a Jacobo al costado zurdo. Tras la amarilla tempranera a Isma Ruiz -minuto 4-, el Eibar, agazapado pero punzante, comenzó a merodear el área de Iker ñAlvarez con incursiones por los flancos que no hallaron rematador, mientras que el Córdoba amasaba posesión sin lograr percutir con peligro. Jacobo, en el 13’, firmó la primera para los califas con una falta desde la frontal que, tras tocar en la barrera, se marchó lamiendo el travesaño en el primer “uy” de la tarde.

El partido transcurría en una tensa calma, con un Eibar con ciertos chispazos de iniciativa pero un Córdoba que quería imponer su ley a través del control. Hubo que esperar hasta el 21’ para ver el primer -y único- disparo entre los tres palos de la primera mitad: una buena internada de Carlos Isaac, asistida por Carracedo, acabó con un tiro escorado del lateral que murió manso en las manos de Magunagoitia. Fue el preludio de los mejores minutos locales, de nuevo mediante la incombustible banda derecha califal, con centros venenosos que se pasearon por el área pequeña sin encontrar una bota amiga ni en primera instancia ni en el rechace posterior.

Sin embargo, el dominio califa tenía más de estético que de efectivo. Con un abrumador 73% de posesión, el equipo de Ania se ahogaba una y otra vez en la orilla de la frontal, incapaz de encontrar la fluidez necesaria para filtrar el último pase ante el muro vasco. Dalisson, muy activo pidiendo el cuero, se estrellaba contra la densidad defensiva rival, y la paciencia de El Arcángel se agotó antes del descanso. La falta de profundidad y el juego horizontal terminaron por impacientar a la grada, que despidió a los suyos con algunos pitos camino de vestuarios tras 45 minutos de monólogo con el balón (seis disparos totales), pero con la pólvora mojada y las ideas desaparecidas.

El paso por vestuarios trajo el primer movimiento de Ania, que no quiso correr riesgos con la tarjeta de Álex Martín y dio entrada a Xavi Sintes en el eje de la zaga. El guion, no obstante, parecía inalterable: un Córdoba voluntarioso, pero espeso y gris, al igual que ocurriese la pasada jornada en Butarque; y un Eibar enlatado en su propio campo, cómodo en el 0-0. El sopor generalizado lo rompió Carracedo en el 58’ con un poco de magia en la jugada que pudo cambiar el partido. El extremo catalán se inventó un sombrero para deshacerse de su par, trazó la diagonal y, con la pierna zurda, soltó un latigazo buscando el palo largo que se estrelló violentamente contra el larguero. Fue el chispazo que necesitaba el equipo y la grada para creer que la muralla era derribable.

Viendo que el Eibar renunciaba al ataque, Ania redobló la apuesta ofensiva. Retiró a Isma Ruiz para dar entrada a Kevin Medina, dejando a Requena como único pivote y acumulando talento en tres cuartos. El acoso se intensificó, y Adri Fuentes la tuvo en un mano a mano que Magunagoitia desbarató, aunque la jugada quedó invalidada por fuera de juego. En medio del carrusel de cambios y lesiones visitantes -que permitieron el regreso de Magunazelaia al césped califa-, el técnico blanquiverde decidió quemar todas las naves a falta de un cuarto de hora: triple cambio para dar entrada a Sergi Guardiola, Alcedo y Alberto del Moral como central de emergencia, y pasando a jugar con dos puntas puros y un equipo meramente ofensivo.

Pese a todo ello, los últimos minutos fueron un ejercicio de impotencia y desesperación. Con el Eibar renunciando a jugar y arañando segundos al crono en cada interrupción, el Córdoba buscó el gol a la desesperada mediante disparos de media distancia ante la imposibilidad de filtrar pases por dentro. Requena, con un misil que rozó el larguero, y Alcedo, con un tiro cruzado que lamió la cepa del poste en el 88’, tuvieron en sus botas el tanto de la victoria. Sin embargo, el muro armero resistió el asedio final, dejando nuevamente al Córdoba bloqueado y sin premio tras un dominio completo pero sin lucidez, que dejó al Eibar como el gran ganador de un punto que buscó desde el primer instante.

Y así, el pitido final certificó un empate que sabe a muy poco en el seno blanquiverde. El Córdoba CF cierra su año natural como local sumando un punto que alarga a seis su racha de jornadas sin conocer la victoria, frenando las aspiraciones de mirar hacia arriba y certificando la peor racha de Iván Ania al frente del cuadro cordobesista. Los pupiles del técnico asturiano fueron dueños absolutos del balón y del territorio, pero volvieron a evidenciar que la posesión sin colmillo es insuficiente en esta categoría. Toca resetear y buscar en Mendizorroza, ante el Mirandés, el triunfo que se resiste para comerse las uvas con mayor tranquilidad.