Colecor estalla las costuras del PSOE de Córdoba

La decisión de la Junta de llevar al juez un plan aprobado y defendido por el secretario provincial de los socialistas reabre heridas que se daba por cerradas tras el último congreso que reeligió a Juan Pablo Durán

“¡Al suelo, qué vienen los nuestros!”. Esta frase atribuida al ministro Pío Cabanillas ha sido repetida esta semana en despachos, pasillos y plenarios de tres instituciones y la sede de un partido. Se ha repetido y escuchado en el Ayuntamiento de Córdoba, en la Delegación del Gobierno de la Junta de la calle San Felipe, en el Parlamento de Andalucía mientras el presidente José Antonio Griñán comparecía para hablar de los ERE falsos y en la sede del PSOE en la avenida del Aeropuerto. “¡Al suelo, qué vienen los nuestros!”.

La decisión de la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura y Ordenación del Territorio, dirigida por el histórico socialista Luis Planas, de llevar al juez el plan especial de la carretera de Palma del Río en el que se localizan las archifamosas naves de Colecor, ha hecho saltar por los aires las costuras de un PSOE en Córdoba que parecieron quedar remendadas después de su último congreso provincial. El que es secretario provincial del PSOE, Juan Pablo Durán, es también portavoz socialista en el Ayuntamiento (todo apunta a que volverá a ser candidato a la Alcaldía) y ha defendido y votado el plan de Colecor que la Junta considera directamente ilegal y lo lleva al juez.

Por mucho que Durán lo niegue, ha sido tremendamente desautorizado en este asunto. Por mucho que Luis Planas lo niegue, no sólo ha actuado como consejero en este asunto. Sería la primera vez que un consejero de la Junta toma una decisión sin pensar en cómo afectaría a su partido. Por mucho que todos los responsables de la Junta y del PSOE que han hablado lo hayan negado, a día de hoy hay un cisma en el partido de dimensiones considerables. Todas las fuentes consultadas por este periódico lo confirman.

Durán ganó en verano un congreso provincial en el que se enfrentó a otros dos aspirantes, pero sobre todo a uno: Joaquín Dobladez. Tras Dobladez, pero no necesariamente de una forma ordenada, estaban, obviamente, todos los socialistas críticos con Durán. La mayoría de ellos se habían mostrado públicamente en contra del plan de Colecor elaborado por el Ayuntamiento y que contemplaba la demolición del 33% de las naves. Este grupo defendía la tesis del ex delegado de Obras Públicas Francisco García de demoler un 50%. García fue cesado por petición de Durán.

Se supone que Durán goza de todo el apoyo de Griñán. Por eso, muchos se han mostrado sorprendidos de la contundencia de la postura de la Junta en el caso Colecor. Consta que Griñán estaba muy al tanto de lo que iba a hacer la Consejería de Luis Planas, al que ve todos los martes en el Consejo de Gobierno de la Junta. Por eso, muchos están sorprendidos de que se haya desautorizado de una manera tan contundente a un secretario provincial que tenía a la militancia pacificada.

Córdoba es una ciudad de contradicciones. El PSOE de Córdoba, también. En el caso Colecor, el PSOE ha pasado de convertirse en el gran opositor a todos los planes urbanísticos en torno a las famosas naves (sólo hay que mirar la hemeroteca y ver lo que entonces decía todo el PSOE, empezando por su portavoz Antonio Hurtado) a votar a favor y defender un plan elaborado por IU y apoyado por el PP (que se abstuvo en una votación poco antes de las elecciones). ¿Qué ha pasado para que el PSOE haya cambiado de opinión y ahora se esté comiendo un marrón de dimensiones colosales (más o menos del tamaño de las naves? La respuesta está en el viento, que cantaba Bob Dylan, y en la incorporación a las filas socialistas de la ex alcaldesa, ex consejera y ex ministra Rosa Aguilar.