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Bellido cumple cien días en la Alcaldía con menos ruido y oposición de lo esperado

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Juan Velasco

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En política, se suele otorgar a los nuevos gobiernos cien días de tregua a su llegada para que se asienten, antes de comenzar la batalla política. Es una ley que no está escrita en ningún sitio y que, de hecho, rara vez se cumple. La clave está en la virulencia o en la moderación de la oposición en esos primeros cien días en los que, precisamente por no estar en el gobierno, suelen estar todavía groguis tras el meneo de las elecciones -en las que ser segundo no es un premio-.

El alcalde de Córdoba, José María Bellido, ha cumplido estos días su primera centena al frente de Capitulares y puede decir que no ha tenido una oposición fiera delante, especialmente por lo solapada y desaparecida que ha estado la líder de la oposición, la exalcaldesa Isabel Ambrosio (PSOE), que ha mostrado oposición a las políticas del cogobierno del PP y Cs de forma más tímida y menos aguerrida que la que sufrió en sus propias carnes en sus primeros cien días como regidora.

En este sentido, dentro del propio Partido Popular reconocen que esperaban mucho más “ruido” y “oposición” que la que han recibido en estos meses, dada la sorpresa que supuso la victoria en los comicios de mayo, y la facilidad con la que se fraguó el pacto de gobierno y el reparto de las áreas con su socio Ciudadanos.

Como todo nuevo alcalde, Bellido arrancó su mandato con promesas para sus primeros cien días. Un total de 23 medidas pusieron sobre la mesa él e Isabel Albás para este tiempo. Un programa ambicioso teniendo en cuenta que entre la toma de posesión y septiembre media un verano, con las vacaciones del personal incluidas.

El urbanismo como coartada

Más allá del cumplimiento escrupuloso, la acción del Gobierno Local se ha centrado en estos meses en priorizar la descongestión de la Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU) y en colocar a este organismo como la piedra angular de su acción política. Esto le ha costado sonados reproches por parte del portavoz de IU y anterior responsable de este organismo, Pedro García, quien sí que ha decidido saltarse la tregua de los primeros cien días de oposición suave para pasar al ataque casi desde el principio -más o menos cuando Salvador Fuentes dijo que había 3.000 licencias paralizadas-.

Éste ha sido el principal jardín que ha pisado el alcalde y su círculo más cercano en sus primeros cien días. El número de 3.000 licencias se ha ido rebajando hasta quedar en un tercio de lo anunciado, y se han producido las primeras rectificaciones, aduciendo que también se estaban contabilizando las declaraciones responsables, dando la razón a Pedro García, que sostuvo desde el principio que eran 944 las licencias en curso cuando abandonó urbanismo.

Tampoco le dedicó muchos piropos IU a la rebaja fiscal presentada por el alcalde a finales de julio. Ésta, otra de las medidas anunciadas, se cumplió a rajatabla, aunque todavía queda por ver si realmente produce el anunciado ahorro en los bolsillos de los cordobeses. En cuestiones de ahorro, la oposición -Vox incluido- también han sido especialmente críticos con el gasto de personal, la contratación de asesores y el cobro de dietas por asistencia a las reuniones de consejos de administración de las empresas públicas.

Aunque la primera polémica del mandato vino con la Ley de Memoria Democrática. El alcalde se había comprometido a recuperar “los nombres populares de la Avenida de Vallellano, calle Cruz Conde y Plaza de Cañero”, usando para ello una fórmula que sugirió el exconcejal socialista Emilio Aumente. Lo anunció en su primera Junta de Gobierno Local y se encontró al minuto con la oposición de la exalcaldesa. Curiosamente, es uno de los principales incumplimientos de estos cien días, pues solo se ha recuperado la Plaza de Cañero y ha sido vía sentencia judicial. Igual de llamativo resulta que una de las primeras ruedas de prensa que el hoy alcalde y el actual presidente de Urbanismo Salvador Fuentes dieron hace cuatro años en la oposición fuera precisamente para criticar que una de las primeras medidas que iba a tomar el cogobierno de PSOE e IU iba a ser implantar “el callejero justiciero”.

Uno de los cambios más notables en Capitulares se ha notado en la relación del consistorio con el Obispado. En julio, el obispo Demetrio Fernández acudió al despacho del alcalde para escenificar un nuevo tiempo entre ambas instituciones. Desde ese momento, la relación ha sido muy fluida y ha cristalizado en eventos como la magna de los últimos dos fines de semana, programada por el anterior gobierno pero con una presencia y un apoyo institucional desde Capitulares muy notable.

Más cuestiones que ha cumplido el alcalde han sido la paralización de la construcción de un tanatorio que la empresa municipal de cementerios, Cecosam, tenía previsto para el cementerio de San Rafael; y la paralización definitiva de la innovación urbanística que impediría que la cementera Cosmos siguiera valorizando residuos.

Unos compañeros de legislatura en pleno aterrizaje

Estos cien días también han servido para que el regidor presente su proyecto de iluminación navideña, especialmente brillante para la calle Cruz Conde, y también para afrontar los primeros cambios en su gabinete, motivados por la marcha de Juan Miguel Moreno Calderón, una pérdida que el alcalde ha reconocido sentir de manera especial, y que ha servido para que Blanca Torrent, una de sus apuestas, tome las riendas de la Delegación de Cultura.

En cualquier caso, el alcalde ha optado por ceder gran parte de la responsabilidad de gobierno a su núcleo de confianza: Salvador Fuentes y Miguel Ángel Torrico han sido durante estos primeros tres meses la cara del Gobierno en las áreas de gestión más peliagudas. La cara más amable la ha puesto la primera teniente de alcalde y compañera de viaje, Isabel Albás, que ha debutado en Capitulares asumiendo las competencias de una materia tan vital como el turismo, aunque no ha conseguido todavía despegarse de su discurso como candidata.

Albás, como el resto de su partido, Ciudadanos, han debutado en el Gobierno -tienen cinco concejales por los nueve del PP- acusando una cierta inexperiencia que ha invisibilizado su gestión, a excepción de David Dorado, que ha recibido la dirección de Sadeco, una de las empresas más saneadas y con mejor valoración por parte de los cordobeses. La número 1 ha acusado, además, su discurso de caracter electoralista y no ha recogido el guante del anterior responsable de turismo a la hora de plantear cambios estructurales en la relación de la ciudad con sus visitantes. Por cierto, en estos cien días, los datos turísticos han seguido siendo buenos.

Han sido cien días que han pasado sin demasiado ruido. Cien días muy diferentes a los que el alcalde vivió cuando estaba en la oposición en 2015. En aquel entonces, Bellido y Salvador Fuentes fueron bastante furibundos en las críticas al cogobierno del PSOE e IU. El hoy regidor ya empezó a acusar de parálisis al bipartito a mediados de agosto, o a denunciar la falta de ejecución del presupuesto que el propio PP había aprobado a principios de septiembre, entre otras polémicas -como la paralización de la cesión de los terrenos al Córdoba- que también pusieron en entredicho la idea de la paz opositora durante los primeros 100 días de gobierno.

No obstante, el alcalde puede estar seguro de que esa suerte va a cambiar. Basta con mirar el calendario: tiene por delante 1300 días de legislatura.

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