La canción protesta
Semana de tiempo inclemente. Paraguas reversible. Meteduras de pata en charcos. Aquaplaning por las escaleras. En mis trayectos tormentosos casa-despacho-juzgados y juzgados-despacho-casa me acompaña la mirada de Ismael Serrano. Lo hace desde el cartel que anuncia su próximo concierto en el Gran Teatro. En la foto aparece con gesto constreñido, como molesto por la retención de gases. Sobre el hombro lleva un trapo de secar vasos. O quizás sea un pañuelo palestino. El nombre de la gira: “Todo empieza y termina por ti”. Pues muy bien. Con esta meteorología uno no puede sentir simpatía hacia este hombre.
La canción volverá a protestar en la boca de Ismael Serrano. Será en el Gran Teatro, como ya he indicado. Hasta es posible que entone la historia del abuelo y la Guerra Civil. Memoria Histórica revisited. Ismael quiere a Córdoba, y los cordobeses quieren al cantante madrileño, a tenor de sus frecuentes visitas. El artista que compró un vocoder al comienzo de su carrera con un solo botón, en el que se puede leer la palabra “Serrat”. Surgió a la par de Pedro Guerra, el creador del disco “Golosinas”. No recuerdo si es de la Pantoja o del cantautor canario la célebre frase “enseña dientes, eso les jode”. Miembros de la escuela de Pablo Milanés, Silvio Rodriguez o Sabina. La canción protesta antepone el mensaje a la música. El problema es cuando el mensaje tampoco es para tanto.
No carguemos más las tintas (o los píxeles, sería preciso decir) contra los cantautores. La canción de contenido social no goza de gran tradición en este país. No tenemos un Billy Bragg, ni un Woody Guthrie, por poner un ejemplo. Si acaso, pequeños destellos, y nunca procedentes del mundo indie. Un par de excepciones recientes:
Pony Bravo se acaban de pasar a la protesta, con su ritmo sabrosón y krautrockero:
[vimeo id=“60601830” width=“620” height=“360”]
Revisión de la arenga de los sindicatos futuristas, de Aviador Dro y sus Obreros Especializados, a cargo de Antonio Luque (el cantante, no el constructor):
0