La ley de Nachete
Nachete: Ola Rafalito k ase?
Rafalito: Hombre, Nachete, ¡cuánto tiempo! Desde que eres ministro no quieres cuentas con el pueblo.
Nachete: Jajaja, con la chusma no he querido yo trato nunca.
Rafalito: También es verdad. Bueno, ¿qué te cuentas? Solo tengo información por los estados que te pones en el Whatsapp.
Nachete: El de ahora es molón ¿eh?
Rafalito: “Ministreando”. Eres un cachondo.
Nachete: Jajaja, estoy a la última, Rafalito. Oye, no te quejarás. Hemos aprobado la ley de Educación pensando en ti…
Rafalito: ¡No jodas! ¿y eso?
Nachete: Porque me enteré que estabas trabajando fuera de Córdoba y no ibas a tener fiesta en San Rafael. Entonces se me encendió la bombillita y dije: si dejo de marear la perdiz y apruebo ya la ley, me hacen una huelga y Rafalito se puede ir de perol.
Rafalito: Detallazo.
Nachete: Para que después digáis que no me acuerdo de los maestros.
Rafalito: ¿Te acordaste de ellos para que te ayudaran a redactar la ley?
Nachete: ¿Estás loco? Sois todos unos rojetes. La ley la hicimos entre los amiguetes, en los descansos de los partidos del Madrid.
Rafalito: Se nota que no conoces al gremio. Hay de todo.
Nachete: Bueno, bueno... La élite son los profes de religión y por ello he puesto su asignatura como la más importante. ¡Con nota y todo, Rafalito! No sabes lo contentos que están en el colegio de curas en el que yo hice el Bachiller.
Rafalito: Pues a mí me haces una faena. A ver cómo les explico yo ahora a los chicos, en clase de Química, la conversión del agua en vino.
Nachete: ¡Ni se te ocurra! ¿Qué quieres que se me echen encima los de Rioja y no me manden las botellas de vino güeno para Navidad? Pero, déjate de rollos. Dime, ¿qué te parece la ley?
Rafalito: No te voy a mentir, Nachete, le he echado un vistazo por lo alto. Es peor que la que había, que ya es decir. De todas maneras, no va a durar mucho. Los otros dicen que os la van a echar abajo cuando entren.
Nachete: Sí, pero ¿y lo que nos divertimos? A los políticos nos importa un carajo esto de la educación. Tenemos mucho trabajo. Mírame a mí, soy ministro de Educación, Cultura y Deporte. Lo que mola de mi trabajo es irme a almorzar con Del Bosque y meterme con Almodóvar.
Rafalito: ¡Cómo te relacionas!. Eres un tío de altos vuelos. Supongo que no te importará que me pase tu ley por el forro.
Nachete: ¿Cómo?
Rafalito: Lo que lees, Nachete. En mi clase mando yo. Te pongas como te pongas.
Nachete: ¡Ja! Después os quejáis de que os quitamos las pagas.
Rafalito: No te molestes, pero lo que a mí me faltaba es que un botarate como tú me dictara cómo tengo que hacer mi trabajo. ¿Estamos locos? Mientras las leyes de educación no las hagan los docentes, conmigo no contéis. ¿A quién se le ocurre que una ley de educación la redacten politicuchos?
Nachete: Pero algo tenemos que hacer para cubrir expediente, ¿no? O te crees que las dietas nos las dan por nuestra cara bonita.
Rafalito: Por eso seguro que no. Siento desilusionarte, pero no voy a ir a la huelga.
Nachete: ¿Cómo? Un rojo que no va a la huelga. ¡Qué país!
Rafalito: Pues no, voy a ir a trabajar, que es lo que iba a hacer en mi casa, pero sin cobrar. Además, el jueves va a llover y no iba a poder ir a Los Villares de todas maneras. Yo protestaré en silencio, usando tu ley como papel del culo, que con los recortes lo reponen de higos a brevas
Nachete: Haz lo que quieras. Mira que eres desagradecido. Te dejo, que tengo que llamar a mi amigo Florentino para que me reserve un sitio en el palco, que esta noche viene la Juve.
Rafalito: Jo, macho, cómo te cuidas.
Nachete: Trabajo y más trabajo, Rafalito. Felicidades adelantadas. A ver si te acuerdas de mí y me mandas unas magdalenas de esas tan buenas que hacen en tu pueblo. Cuídate, pero no mucho.
Rafalito: No pierdes ni una oportunidad, ¿eh? Adiós, Nachete.
0