La aniquilación del pensamiento
Cuando les quitamos a los niños la posibilidad de criticar lo que existe nos estamos extirpando nada menos que el futuroMiguel Boyer Arnedo
Hablamos largo y tendido sobre religión en este sitio hace un mes, aprovechando su protagonismo creciente en la nueva ley de educación parida por Wert. La enseñanza de religión ha ganado muchas horas lectivas pero, ¿cuáles han perdido peso? Al estudiar los nuevos planes de estudios me doy cuenta, con profundo pesar, que una de las seriamente dañadas es la Filosofía.
Mucha gente no recuerda con cariño sus clases de Filosofía en secundaria. Platón, Aristóteles, Nietzsche y compañía suenan a muchas horas de estudio y muy poca aplicación. Supongo que yo tuve suerte. Me encontré con Fernando Benito, un profesor que nunca se reía, que nunca bromeaba, pero que hacía de sus clases magistrales una auténtica delicia para quién se hiciera alguna pregunta sobre cualquier tema. Para mí hubo un antes y un después de aquella Filosofía de COU. Yo no me hice adulto cuando perdí la virginidad, llegué a la universidad o me independicé. Yo me hice adulto en el IES Galileo Galilei, en la asignatura de Filosofía. Es más. Yo hubiera estudiado Filosofía si la licenciatura hubiera estado en Córdoba. No me arrepiento de mi elección, porque he encontrado en las Ciencias Experimentales, principalmente en la Física, una forma de ganarme la vida y sobre todo de entenderla. No obstante, me parece una aberración la progresiva aniquilación de esta materia, una forma muy sibilina de lograr que la juventud piense cada vez menos por sí misma.
No quiero extenderme más, porque quién realmente lo explica a la perfección es Miguel Boyer Arnedo en el siguiente artículo. Si piensa (usted sí puede, cursó Filosofía) o le preocupa que la (sin)clase política cercene la capacidad de pensamiento de su prole, pulse aquí.
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