Soy ingeniero agrónomo y sociólogo. Me gusta la literatura y la astronomía, y construyo relojes de sol. Disfruto contemplando el cielo nocturno, pero procuro tener siempre los pies en la tierra. He sido investigador del IESA-CSIC hasta mi jubilación. En mi blog, analizaré la sociedad de nuestro tiempo, mediante ensayos y tribunas de opinión. También publicaré relatos de ficción para iluminar aquellos aspectos de la realidad que las ciencias sociales no permiten captar.
Una 'kipá' en el hospital
Ya clarea y las primeras luces del alba entran por la ventana de la habitación. Pablo apenas ha descansado durante la noche, atento a los gemidos de su madre recién operada de una cadera. La enferma de la cama de al lado tampoco ha ayudado, con su constante quejido de dolor por el trasplante de córnea que le han hecho. El familiar que la cuida ha estado muy pendiente de ella, y también él ha pasado la noche en vela.
Pablo sale al pasillo a estirar las piernas y mover algo la espalda, entumecida por la molesta posición del sillón donde ha intentado dormir. Baja a la cafetería, pero aún está cerrada. Camina sin rumbo fijo por el hall esperando que abran. Tomar un café es lo que más desea en ese momento. Pasa por delante de la pequeña capilla del hospital, que está sola a estas horas tan tempranas del día. Entra sin saber por qué, tal vez buscando algo de silencio. Se ha sentado en los bancos de atrás como si no quisiera que lo viesen. En el altar, las dos velas encendidas de la corona de Adviento anuncian que ya quedan sólo dos domingos para la Navidad.
Al poco rato entra en la capilla el doctor C. y se sienta unas filas más adelante, con su bata verde y el fonendo colgado al cuello. Pablo lo ha reconocido por haberlo visto ayer en la sala de espera de los quirófanos cuando operaron a su madre. No sabe nada de él, ya que sólo han cruzado unas palabras sobre los resultados de la intervención. Intuye, no obstante, que es una persona atenta, con un don especial para calmar a los enfermos y, sobre todo, para tratar con los familiares.
Están los dos solos en la capilla, y Pablo no puede evitar escuchar los rezos del doctor C. de pie, en voz alta y con las manos abiertas hacia arriba. Está rezando unas oraciones muy distintas de las que él recuerda cuando era niño. Ha pasado mucho tiempo de aquello y casi ha olvidado las oraciones que rezaba con su padre en la iglesia del pueblo. Pero las del doctor C. le suenan diferentes. Son salmos extraños, con una entonación que a Pablo le resulta poco familiar. Observa, además, que lleva en la cabeza, justo en la coronilla, una kipá de tela negra, en cuyo centro está bordada la estrella de David, el símbolo de seis puntas tan característico del judaísmo.
Contempla la escena con extrañeza. “¿Qué hará un judío en una capilla cristiana como ésta?”, se pregunta Pablo. Más luego se para a pensar, y se dice “bueno y qué, ¿qué hay de extraño en que una persona como el doctor C. entre en una iglesia católica a rezar, sea a Yahvé, a Alá o a la imagen de Jesús crucificado?”. Más extraño es lo mío, piensa Pablo, una persona agnóstica como yo, sentado aquí ante una cruz de madera en la que no cree, pero anhelando una paz interior que no encuentra.
Pablo no sabe que el doctor C. está ahí en la capilla del hospital dando gracias a Yahvé por haberle ayudado a salvar la vida de un niño que ingresó muy grave esta madrugada en el servicio de urgencia con una peritonitis aguda. Era el hijo de una familia magrebí que regenta uno de los mercadillos que hay en los jardines de La Victoria.
Sobre este blog
Soy ingeniero agrónomo y sociólogo. Me gusta la literatura y la astronomía, y construyo relojes de sol. Disfruto contemplando el cielo nocturno, pero procuro tener siempre los pies en la tierra. He sido investigador del IESA-CSIC hasta mi jubilación. En mi blog, analizaré la sociedad de nuestro tiempo, mediante ensayos y tribunas de opinión. También publicaré relatos de ficción para iluminar aquellos aspectos de la realidad que las ciencias sociales no permiten captar.
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