Me acuerdo
Me acuerdo. GEORGES PEREC. (Prólogo, traducción y notas de Yolanda Morató). Córdoba, 2006. Editorial Berenice. 176 páginas.
Lunes 8 de abril de 2013.
10.30h La ciudad avanza en pleno lunes a doble velocidad que quien la pasea. En los negocios de la Cuesta Luján, un hombre recauda dinero a cambio de participaciones para la rifa de un manojo de espárragos valorado en 50 euros. La Calle San Fernando se enfrenta a su primer día con menos tráfico. Algunos operarios cotejan el buen funcionamiento de la cámara que restringe la circulación. Ya que estamos, a alguien se le podría ocurrir ampliar las aceras y hacer el camino por esta calle más amable al peatón. Los naranjos explotaron, ya saben: el azahar, El Portillo (endeble) y más abajo La Bicicleta.
La Bicicleta. Cardenal González,1.
Georges Perec publicó en 1978 su libro Je me souviens, una recopilación de 480 anotaciones breves, traducidas en 2006 por Yolanda Morató para la editorial cordobesa Berenice. En Me acuerdo, Perec ejercita la memoria construyendo, a partir de ella y sus recuerdos personales -en muchos casos comunes a los franceses-, la realidad histórica de la Francia de su juventud. Si uno desconoce la historia de Francia, como es mi caso, este libro será un anhelo de uno que tal vez no esté escrito, y que estructurara nuestro recuerdo común de España en base a dardos de una memoria, de cualquier forma, necesaria y agradable.
La Bicicleta ofrece la memoria en sus baldosas hidráulicas y en el sabor de sus productos. Para desayunar, zumo de naranja y media tostada con tomate (cortado, no triturado) y jamón ibérico (4’20 euros). El pan tostado puede ir también con aguacate y atún y los zumos pueden ser variados de frutas y hortalizas, que lucen bien en la barra. A media tarde uno puede merendar bizcochos del día o tomar una copa tranquilamente, antes de que los parroquianos lo inunden todo con la caída de la tarde. El salón de la planta superior que nos enseñó Pedro sería un magnífico lugar para tomar el té y hablar largo y tendido sobre cualquier cosa. El papel pintado de su pared es memoria, auténtico, sin las poses forzadas y algo estridentes de El Señora. Leer en La Bicicleta un lunes por la mañana es sortear las conversaciones de los proveedores y centrarse en la buena música del bar y los recuerdos de Perec.
48 Me acuerdo de que empecé a coleccionar cajas de cerillas y paquetes de tabaco48
Justo cuando uno se dispone a salir de allí, puede encontrarse a David Donnier que anuncia que el próximo día 27 presentarán su nuevo disco. También son, éstas, cosas hechas en Córdoba.
Hotel Conquistador, C/ Magistral González Francés
12.00h El trasiego de turistas en la recepción es, a esta hora, un espectáculo digno de contemplar pausadamente. Tras el recibidor se encuentra el calmado patio empedrado del hotel. Entrar en él es pescar en la memoria de los meses de abril de 2006 y 2007. El hotel era el campamento base de los poetas de Cosmopoética y, haciendo las labores de prensa del festival, uno accedía al privilegio de sentarse en una mesa a tomar café con Ángel González, Mark Strand, Antonio Gamoneda o el más esquivo Dereck Walcott. Recuerdo lo complicado que fue obtener el visto bueno de varios autores para compartir una charla con El País sobre la poesía española e hispanoamericana. Cuando ya estaban todos reunidos tomé nota de los cafés que querían. Ángel González me pidió un White Label con hielo. Tenía 80 años.
En el patio, donde ahora trabaja el jardinero, se hicieron muchas entrevistas y muchos lectores pudieron encontrarse con sus poetas favoritos. En el jardín del patio, el poeta sirio Adonis se agachó a cortar un ramillete de verbena (Hierba Luisa según el jardinero), para acercársela a la nariz y evocar un olor que le recordaba a su tierra. Años después, acudí a este patio para conseguir un esqueje y plantar en casa esta hierba aromática. Aún sobrevive. No así en el jardín del hotel. Hoy, el jardinero espera a que termine el té con limón (1’40 euros), para quitar la verdina de entre los chinos del patio.
En la calle Cabezas me topo con la Casa Góngora, que acoge estos días las exposiciones de Raúl Aparicio y Juan García Gálvez con motivo de la Bienal de fotografía. Me sorprende dentro de las salas el paso lento, apoyado en un bastón y en el brazo de una mujer, del escritor Antonio Gala. Le reconozco mi alegría por encontrármelo allí y él agradece sinceramente el comentario. El rostro de Gala es, estos días, un jeroglífico de agradecimiento y hedonismo, como quien se bebe a sorbos la vida sin perderle la cara.
El camino me lleva hasta el Compás de San Francisco y tras pasar su claustro convertido en plaza encuentro la trasera del restaurante La Boca, al que también se puede acceder por San Fernando.
13.20h La Boca, (para los habituales será un descubrimiento entrar desde San Francisco)
Un gran portón da paso al zaguán que ha sido recientemente acondicionado. La decoración, realizada por Juan Pablo Lucena, se basa en ir quitando cosas que sobran. La elegancia, hoy, huye del horror vacui y por eso aquí basta con que el blanco lo invada todo, acompañado del señorío de las banquetas altas, el piano viejo, los taburetes y la pintura verde descanso de las puertas laterales. No olviden detenerse a mirar un rato el limonero y el suelo de chinos.
El patio -cuya parra abandona el invierno extendiéndose en pámpanos- queda a continuación y está lleno de turistas almorzando bajo el sol. Un medio de fino Montilla Moriles cuesta sólo 1’10 euros, y se saborea mejor sabiendo de su singularidad.
364 Me acuerdo que me aboné al Club del libro y que el primer que les compré fue Trotamundos de Cendrans.364
Me acuerdo que aprovechaba la suscripción de mi madre al Círculo de Lectores para encargar libros. Los primeros fueron Hojas de hierba, de Walt Whitman y 1984 de Orwell.
La primavera es una realidad con la aparición de las primeras moscas. Ésas que se quedan suspendidas en el aire, con movimientos aleatorios geométricos, dibujando vértices y líneas rectas, no circulares.
459 Me acuerdo de Point du Jour, y de la Garantie Foncière, etc, etc, etc* (*Escándalos inmobiliarios en Francia)
Me acuerdo de las Naves de Colecor.
Este patio está cuidado como el de una casa. No es perfecto.
0