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Sobre este blog

Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

Fachada del C3A.

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El problema de mirar al pasado con las gafas del presente es que se acaban mezclando ovejas churras con las merinas. Buscar, por ejemplo, en el solar sobre el que se construyó la Mezquita la propiedad cristiana de todo el templo. Si hay papeles los entregó Fernando III cuando conquistó la ciudad en el siglo XIII, igual que hay ingente documentación de la cesión de fincas, villas y pagos a sus capitanes, y hasta la iglesia para su manutención.

Los años oscuros de Córdoba fueron eso, oscuros. Y muy decadentes. Ninguna parte de la historia merece que le prestemos más o menos atención, pero sí que la veamos con objetividad. Y los apenas 127 años que estuvieron los visigodos al mando de la ciudad no es que fuesen los más brillantes en la historia de Córdoba, ni mucho menos. Más bien al contrario. Sabemos muy poco porque, por ejemplo, se dejó de construir, de escribir y hasta de vivir. Fueron años muy malos... hasta que llegaron los omeyas y en apenas tres siglos convirtieron a Córdoba en la ciudad más importante de Occidente.

Cuando Córdoba aspiraba a convertirse en Capital Europea de la Cultura se proyectó en la ribera del Guadalquivir un edificio de trabajo. Si el C3A tiene ese suelo y esas paredes que lo hacen parecer más una fábrica que un museo es por algo: iba a ser un centro de creación. O sea, todo se iba a manchar con obras de artistas contemporáneos que iban a volver a Córdoba como los que venían en el siglo X a la corte del califa. O eso nos contaron.

El C3A, después, se ha convertido en otra cosa. Por falta de presupuesto, desde luego. Hay creadores creando dentro y al menos ha recuperado parte de su espíritu: que esos artistas acabaran exponiendo allí su obra. Al margen de que no se construya allí al menos se expone. Y con éxito. Alhambra, de Juan Serrano, es el mejor ejemplo. Y aquella cosa que se nos trajo de Yoko Ono. Arte contemporáneo, o no, al menos no era una exposición de visigodos.

Ahora, el Ayuntamiento y la Junta han anunciado una exposición para finales del año 2022 (¿tendrá algo que ver el hallazgo en la Mezquita con que se haya presentado ya?) sobre esos años oscuros que llevaron a Córdoba (y a Hispania) de Roma a Al Andalus.

Córdoba, afortunadamente, tiene un patrimonio impresionante. Y la ciudad tiene recintos de sobra para acoger una magna exposición de este tipo. Recuerdo aquella titulada Córdoba en tiempos de Roma, repartida en varias salas de la ciudad, por ejemplo. O incluso, si nos ponemos, podemos usar hasta la primera planta de Caballerizas, y ya de paso la estrenamos. Pero ¿el C3A?.

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Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.

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