Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
La 'rave' y la ruta
En un mundo tan mercantilizado como el actual, todo lo que se salga de las leyes del mercado nos suena a ilegal, nocivo y tóxico. Las fiestas, que siempre fueron populares, también. Y aquello que no esté regulado, de lo que no exista un control en la puerta, en lo que no tengamos un ticket para pagar, nos va a sonar a inevitablemente como peligroso.
En los pueblos aún resisten, aunque cada vez menos, esas navidades autogestionadas por la juventud. En mi adolescencia, por ejemplo, cada pandilla se montaba su propia fiesta. O en cocherones, o en casas vacías, o en alguna vivienda rural, los jóvenes se buscaban la vida, decoraban la zona, se iban a comprar lo necesario al supermercado más barato y pinchaban la música que les daba la gana. Se invitaba a los amigos y se iniciaba un peregrinaje nocturno por los “bailes”. Era algo muy barato y muy divertido. Y no, no estaba controlado ni regulado por nadie. Y sí, era bastante libre.
Raves como las de La Peza son algo así, grandes fiestas (en este caso masivas) autogestionadas, pero sobre las que pesa una mala prensa terrible. Y creo que el motivo es ese, que son fiestas al margen del mercado, pero aunque parezca lo contrario bastante mejor organizadas que cualquiera en la que te clavan un dineral hasta por guardarte (y probablemente perderte) el abrigo.
Los vecinos de La Peza, de hecho, han dado un auténtico ejemplo a las televisiones de media España disfrutando de una fiesta que no hacía daño a nadie, con imágenes de abuelas llevando a sus nietos, madres acercando a sus hijas y bastante buen humor.
El ocio del 2023 parece enfocado a sacarle los cuartos a los jóvenes siempre que se pueda. Hay que pagar solamente por entrar en cualquier sitio (cuando antes te podías visitar varios pubs y discotecas en solo una noche), el precio de cualquier consumición cuesta lo mismo que sangre de unicornio y encima tienes que cumplir unas normas, en muchos casos, en los que por ejemplo no puedes entrar con zapatillas o camiseta.
El botellón está más perseguido que la corrupción, cuando no deja de ser una solución para los jóvenes que no tienen un duro, o incluso para aquellos que quieren compartir un rato con amigos sin el altísimo sonido de una música en la que también se improvisa bastante poco. Y en el interior de algunos de esos carísimos locales corren más sustancias peligrosas que en toda La Peza junta.
En los noventa se criminalizó la ruta del Bakalao por que era algo bastante más popular e incontrolable de lo que parecía. Había droga, sí. Había alcohol, mucho. Y había accidentes de tráfico. Tantos como en cualquier zona de ocio de cualquier otra ciudad de España. Y probablemente menos droga que en los sitios más caros. Por eso del mercado, que el que más se droga es el que más dinero tiene para comprarla.
Sobre este blog
Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
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