Libertad, amnistía y otra vez las celosías
No hay tertulia de bar, trabajo, amigos, sala de espera o redes sociales que no discuta sobre el 'procés'. No hay ciudadano que no tenga su propio punto de vista sobre el 155. No hay un medio de comunicación que no escriba, radie o televise lo que está pasando en Cataluña. No hay otro debate. No hay otra realidad. Pero mientras tanto, mientras se grita libertad, amnistía, o independencia, la vida sigue, se siguen tomando otras decisiones pero ya sin apenas foco, sin debate, sin nada.
Un ejemplo: las celosías de la Mezquita Catedral.
Esta semana, nada más y nada menos que el deán presidente del Cabildo Manuel Pérez Moya ha informado de la intención del Cabildo de, tarde o temprano, retirar las tres celosías que quedan en el muro Norte de la Mezquita Catedral y que instaló allá por los años setenta el arquitecto Rafael de la Hoz en la que es la única intervención contemporánea en el monumento. Pérez Moya asegura que las celosías de madera ejercen una presión “horrible” sobre la piedra del muro Norte. Que cuando los arqueólogos han investigado qué ha pasado con la celosía retirada, se han dado cuenta de que más que un beneficio lo que le está provocando es un daño al monumento. O eso fue lo que dijo Pérez Moya. Y chimpún. Cero debate en una obra clave en el principal recurso económico de la ciudad: la Mezquita Catedral.
Esta primavera, el Cabildo retiró una celosía por una necesidad que la Junta consideró oportuna: abrir una segunda puerta para facilitar la entrada y salida de las procesiones. Ahora, el Cabildo asegura que la necesidad pasa por garantizar la seguridad del muro Norte. Estaría bien disponer de esos informes arqueológicos y patrimoniales, más allá de las declaraciones del deán, para salir de dudas. Y sobre todo, aclarar cuál es el verdadero plan. ¿Retirar todas las celosías de Rafael de la Hoz por la guerra que ha dado su hijo? ¿Retirarlas porque hay riesgo para el monumento? ¿Abrir todas las puertas del muro Norte de la Mezquita para retranquear las capillas y que cada vez se vea más catedral y menos bosque de columnas, como aquel proyecto original del Cabildo? ¿Y la Junta, qué piensa?
Da igual. Esperemos a que se arregle lo de Cataluña para arreglar lo nuestro.
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