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¡Anda, un Templo Romano!

Alfonso Alba

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Hay que ver lo que hace una valla metálica. Este mes, Córdoba ha descubierto que en la calle Claudio Marcelo están las ruinas del Templo Romano. El Ayuntamiento ha culminado la segunda fase de un proyecto muy ambicioso diseñado, al completo, por trabajadores de la Gerencia Municipal de Urbanismo. Y una vez que lo ha culminado ha comprobado, en sus propias carnes, lo que supone poner en valor el patrimonio histórico, artístico y arqueológico de la ciudad. Ayer, el concejal Rafael Jaén aseguraba que el Templo había sido visitado por 10.000 personas, cifra, obviamente, calculada a voleo porque es imposible saber cuánta gente ha entrado o salido a un lugar que no tiene control de acceso.

Sin embargo, a ojo de buen cubero han sido muchas las personas que se han acercado a redescubrir un yacimiento arqueológico que estaba oculto por una inexplicable valla metálica que alguien ideó para sustituir una aún más inexplicable tapia por la que escalaba la vegetación, hace un par de décadas.

Lo más curioso de todo es, insisto, que el Ayuntamiento se ha dado cuenta casi sin querer (la del Templo Romano es junto con el Mercado Victoria, sin duda, la obra más visible de este mandato, al menos de momento) de la enorme atracción que genera el patrimonio arqueológico. Este que escribe ha escuchado a bastantes concejales del actual equipo de gobierno quejarse (antes, en la época del boom inmobiliario y el pelotazo urbanístico) de los “molestos” yacimientos que impedían a los constructores locales levantar sus moles a la misma velocidad que lo hacían las localidades vecinas. También se lo he escuchado a anteriores gestores, muchos responsables de la barbarie que se cometió en Cercadilla (anda que no molaría nada un megapalacio tardorromano junto a la estación de tren, ¿verdad?).

El proyecto de puesta en valor del Templo Romano de Claudio Marcelo no ha acabado con la retirada de la valla, su limpieza y su señalización. El trabajo, diseñado por el arqueólogo Juan Murillo y la arquitecta Mari Carmen Chacón con el apoyo de Rosa Lara, es más ambicioso y pasa por hacer accesible a los turistas del Templo (que se pueda bajar y tocar) y también por construir un centro de interpretación de la Córdoba romana en los bajos del Ayuntamiento (en el lugar tan bonito y escoltado por lienzos de muralla en los que usted ha tenido que acudir alguna vez a pagar una multa). Para eso, como para todo, hace falta dinero, pero también ambición. Y para más cosas.

En la Gerencia de Urbanismo, ese lugar donde no sólo se hacen números sino que también se piensa en el futuro de la ciudad para cuando lleguen tiempos mejores, duermen varios proyectos de creación de distintas rutas arqueológicas por la ciudad (la romana y la musulmana) que, comprobado está, haría las delicias de los turistas. Una, por ejemplo, culmina en los bajos de un edificio construido por Prasa junto al parque Juan Carlos I en Ciudad Jardín, donde se conserva perfectamente una calzada romana con su sistema de alcantarillado y todo. Yo, por ser periodista, he tenido la suerte de verlo. Usted, seguramente no. Una enorme desgracia.

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