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La pradera sin ley

Redacción Cordópolis

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Los distintos partidos políticos se afanan  en preparar sus programas electorales, intentando convencernos de que lo hacen de forma colectiva y participada. Y me asaltan dos preguntas: ¿es que organizaciones políticas, con decenas de años de experiencia de gestión institucional en la ciudad, aún no tienen claro qué ciudad quieren? ¿Es que las nuevas opciones politicas que se presentan para construir una nueva ciudad aún no saben cómo sería? En cualquier caso, todos, siguiendo la moda, han decidido darle más importancia al método que al resultado final.

Si nos paramos a revisar los mensajes de los candidatos, observaremos como todo el mundo obvia los asuntos más espinosos; entre otros, las parcelaciones. Y es que nuestra ciudad, a pesar de contar con planificación urbanística aprobada, ha crecido parcialmente de forma desordenada y descontrolada. Ha habido un enfrentamiento indirecto entre el vecindario que quería vivir “en el campo” y el que optaba por los barrios y urbanizaciones. De forma populista, se argumentaba que si existía el Brillante para las clases adineradas, se debía permitir los “chalets para los pobres”. Y este proceso no es nuevo: el arquitecto Pepe Moreno ha presentado en estos días un documentado trabajo sobre el fenómeno y ha demostrado que el ¡50% del suelo urbanizado cordobés! fue alguna vez parcelación ilegal.

Lo cierto es que, como en “La pradera sin ley”, del maestro King Vidor, una parte de los que llegaban, primero, a la Sierra, y, luego, a la Vega de Córdoba, se decidían por ocupar los espacios, apropiarse de ellos y posteriormente rodearlos de alambre de espino. Ello generó en el “Far West” el conflicto violento entre colonos y ganaderos, la lucha por la posesión del agua, la expulsión de los nativos de esos espacios y la transformación desordenada de un espacio, libre y comunitario, en nombre de la civilización y el desarrollo. En Córdoba, el enfrentamiento ha sido de discurso porque, al final, la mayor parte de la ciudad se ha rendido a tener su parcela, unas 10.000, auspiciadas y/o permitidas por el poder politico.

Los peperos, que se presentaron a las elecciones prometiendo legalizar la mayor parte de las parcelaciones o, al menos, dotarlas de servicios, no han podido cumplir ni una cosa ni otra. Han acabado reconociendo que la responsabilidad de la legalizacion debe recaer en los propietarios, y que la dotación de servicios básicos debe hacerse desde la legalidad. Lo cierto es que la crisis económica ha pulverizado el modelo implantado por la Junta en el PGOU, que obligaba a las parcelaciones a pasar por la tramitación urbanistica de cualquier otro tipo de suelo, olvidándose de que encima de este suelo ya hay personas, viviendas, negocios, ... ¡ciudad!

Por su parte, UCOR se ha justificado en que no ganó las elecciones y, por tanto, no ha podido hacer nada. Lo cierto es que su interés por las parcelaciones tiene mucho que ver con la necesidad de su líder de legalizar las naves de Colecor (la gran parcelación).

En cuanto a IUCA, tras perder el apoyo electoral tradicional de la periferia, no ha sabido explicar su incapacidad para haber avanzado en el proceso legalizador o de dotación de servicios en sus años de mandato, y ha mantenido un difícil equilibrio entre el discurso medioambientalista y proparcelistas. De hecho, a nivel andaluz, IUCA no ha sido capaz de apoyar las tímidas iniciativas de la Junta para dotar de servicios algunas parcelaciones.

Y es que el PSOE, tras la época “antiparcelaciones” de Mellado, ha caído en la dependencia de los criterios impuestos desde la Junta de Andalucía. Así ha celebrado la modificación de la LOUA que permite declarar un determinado tipo de parcelaciones como “Asimilado a fuera de ordenación” (AFO), aún siendo conscientes de que en nuestra ciudad, la condiciones exigidas para ello, prácticamente, impiden su aplicación. Siempre se han visto muy condicionados por algunos “gurús” técnicos del urbanismo para no ofrecer soluciones a las parcelaciones.

En cuanto a las nuevas fuerzas políticas, su posición oficial está por ver. Va a ser interesante conocer la posición de Ganemos Córdoba puesto que en su seno se encuentra Equo, partido siempre opuesto a cualquier iniciativa que acepte las parcelaciones. Curiosamente, cuenta en la organización con personas con parcela. Si se acaban posicionando a favor de la eliminación de la parcelas y de la restitución del paisaje original, deben saber que ha sido valorado por Pepe Moreno en unos 1.500 millones de euros de coste. Si la cantidad parece desorbitada, solo hay que recordar que unas decenas de casas en el entorno del aeropuerto ha costado expropiarlas en torno a 70 millones de euros.

Dempsey (Kirk Douglas) acaba aceptando que no hay más solución que la convivencia y el abandono de las posturas extremistas, a pesar de haber sufrido en sus carnes el dolor del alambre de espino. ¿Podremos hacerlo en nuestra ciudad?

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