El diplomático de Dios
El pasado viernes noche inició el Papa Francisco una visita oficial en México -su primera- que ha causado en los últimos días una gran expectación y más en una tierra que ha recibido dos veces a Juan Pablo II Juan Pablo IIy una a Benedicto. Ya he comentado otras veces que México es un estado laico pero sumamente religioso, aquí te encuentras gente realmente creyente y practicante, aparte de los miles de millones que pertenecen a la Iglesia Católica, y ésa es una de las razones por la que es un punto estratégico de América Latina en las visitas papales. Pero esta ocasión, aparte de traslucir el folclore y la verbena popular hacia un Papa, que también es querido por ser nativo de este continente, hay asuntos de vital importancia que tratará -ha tratado ya estos días en sus discursos, homilías- el Papa Francisco: el drama de la inmigración, la violencia del narcotráfico, la pérdida de un alto porcentaje de creyentes en algunas regiones y la pederastia que en México tiene nombres y apellidos de prelados cardenales.
En estos cuatro días de visita oficial, su Santidad va a visitar puntos tan dispares de la geografía mexicana como Ciudad Juárez, Ecatepec en el Estado de México (donde estuvo este mismo domingo), San Cristóbal de las Casas en Chiapas y el Zócalo capitalino, además del encuentro con la Virgen de Guadalupe, la Virgen con más peregrinaje de todo el continente.
El caso es que independientemente de la creencia religiosa de cada uno, de lo laico que sean los estados democráticos actuales, el Papa de la Iglesia Católica es una figura de enorme repercusión mundial, yo diría que es el diplomático del Dios cristiano. Que el siervo de Dios hable en su discurso de la sangría del narcotráfico en un país y la impunidad con la que actúan y asesinan, pone el foco internacional en un asunto al que todo el mundo vuelve la cara. Señores, este país está en una guerra no declarada. Esta semana una periodista fue encontrada asesinada en Veracruz, y otra ha sido secuestrada en Puebla, en sólo siete días.
Es por eso que el despliegue -el Ejército lleva toda la semana controlando el acostumbrado caótico tráfico de la ciudad y supondrá un gasto en DF superior a los 46 millones de dólares- no deja indiferentes ni al mundo intelectual de este país. Unos afirman que el Papa viene a traer el mismo mensaje de Paz y Amor que hace escasas semanas nos dejó Yoko Ono de visita en la Ciudad. La escritora Margo Glanz afirmó los días previos a la visita que Francisco eludiría los problemas e iba a lavarse las manos. Por su parte, la escritora Guadalupe Loeza afirmaba que el Papa acude a darles ánimos en un momento en que están de capa caída por múltiples asuntos. Finalmente, contra la expectativa de muchos, Jorge Bergoglio vuelve a sorprender, a poner el acento en todos esos temas, espinosos. De eso se trataba en el origen de esta religión, de predicar el bien al prójimo, ¿no? Igual sirve de poco o de mucho este acto de poner palabras a los problemas del pueblo mexicano, pero yo agradezco que al menos alguien lo haga con la autoridad que le otorga el ser llamado Siervo de Dios. Amén.
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