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Lactancia Materna: Reconocer que nos estamos equivocando

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María Isabel Martínez

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Antes de explicaros el tema al que hace referencia el título de esta nueva entrada, vaya por delante mi respeto a aquellas mujeres que por unas razones u otras, han optado por alimentar a sus hijos con leche de fórmula, pues el objetivo de esta publicación no es ni de lejos, hacerlas sentir mal ni juzgarlas, no obstante, no por evitar estos pequeños “efectos colaterales” debemos callar los sanitarios sobre el tema que nos ocupa y que en seguida comprenderéis.

Cada vez que doy una clase de lactancia en mis cursos de Educación Maternal y Paternal, me quedo con la duda de si habré sido lo suficientemente convincente como para que esos padres y madres apuesten por la LM como primera opción para alimentar a sus pequeños y lo lleguen a conseguir con éxito a pesar de todos los obstáculos que tendrán que superar para ello (opiniones contradictorias, falta de apoyo, malas influencias, desinformación del personal sanitario, mal asesoramiento, etc.). Me veo peleando en clara desventaja, David contra Goliat. Y me pregunto: ¿En qué nos estamos equivocando en el enfoque que le damos a la lactancia materna? En algo tan sencillo como obvio. La Lactancia Materna (LM) es lo natural, sin embargo, nos empeñamos una y otra vez en dar a conocer al mundo sus beneficios y bondades, como si esto fuese necesario, en lugar de informar de los perjuicios de alimentar con leche de fórmula (que por supuesto, no interesa).

Imaginaos que recomendamos a la gente que en lugar de andar -que es lo que nos es natural y fisiológico- les persuadiésemos de que es muchísimo mejor (o al menos igual de natural) desplazarse en silla de ruedas, ¿parece ilógico, verdad? No tiene ningún sentido. Y no digo yo que no haya personas que necesiten la silla de ruedas por imposibilidad de andar por sí mismos, pero de ahí a recomendar que esto sea la norma, hay un abismo. Pues en la lactancia materna pasa lo mismo. Para recomendarla, nos lanzamos (los profesionales implicados, claro, no todos) a pregonar a los siete vientos -cual posesos- sus beneficios por activa y pasiva para “tratar de convencer a las madres” de que dar el pecho es lo mejor y aquí es donde reside el error.

La LM no debería necesitar este tipo de publicitación porque es tan natural como andar o respirar, pero sin embargo, nos vemos en la necesidad de hacerlo, ¿razones? la necesidad contrarrestar el bombardeo de información sesgada, adulterada e impune que nos llega desde las grandes empresas de alimentación infantil y que hacen dudar a las madres. Dichas empresas, gastan diariamente 150 veces más dinero en promocionar leches de fórmula que lo que los gobiernos dedican de presupuesto a promocionar la lactancia para todo un año, y por tanto desgraciadamente hay que “competir” con ese gigante,  aunque sea una aberración por sí misma. Apuntar que la mayoría de estas empresas, violan el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de Leche y que podéis consultar en este enlace.

Los perjuicios de la alimentación con leche de fórmula, nos los digo yo, lo dice la Asociación Española de Pediatría y que también podéis consultar en este enlace.

Perjuicios para el niño alimentado con leche de fórmula

A corto plazo:

  • Peor adaptación gastrointestinal: gases, cólicos, estreñimiento, intolerancias/alergias (a las proteínas de la leche de vaca, etc..)
  • Aumento en incidencia y duración  de procesos infecciosos (diarreas, otitis, neumonías, gastroenteritis, etc.).
  • Mayor incidencia en prematuros de enterocolitis necrotizante y sepsis neonatal tardía.
  • Mayor riesgo de hospitalización y mayor tiempo medio de ingreso hospitalario.
  • Mayor incidencia de Muerte Súbita del Lactante.
  • Mayor mortalidad infantil en menores de 3 años.

A medio y largo plazo:

  • Dificultades digestivas o de alimentación.
  • Riesgo de maloclusión y de mordida abierta. Mayor incidencia de caries.
  • Mayor incidencia de Enfermedad celíaca, enfermedades autoinmunes, diabetes mellitus (en familias susceptibles).
  • Mayor incidencia de algunos tipos de cáncer.
  • Peor desarrollo neurológico y peores puntuaciones en los tests cognitivos y de inteligencia.
  • Menor respuesta inmunológica a las vacunas.
  • Mayor riesgo de obesidad.
  • Mayor incidencia de enfermedades alérgicas (dermatitis alérgica, rinitis alérgica, alergias alimentarias).
  • Peor vínculo afectivo y mayor riesgo de maltrato infantil.

Perjuicios para la madre que no amamanta

A corto plazo:

  • Mayor riesgo de hemorragia puerperal por peor involución del útero tras el parto y mayores alteraciones menstruales.
  • Mayor riesgo de anemia tras el parto, por las alteraciones en la menstruación durante los primeros meses.
  • Peor recuperación del peso preconcepcional.

A medio y largo plazo:

  • Aumento de la incidencia de artritis reumatoide y de diabetes mellitus tipo 2
  • Mayor incidencia de cáncer de mama y ovario
  • Menor vínculo materno con su hijo

Riesgo individual versus riesgo poblacional

Sí, lo sé. Estamos hartos de ver niños amamantados con leche artificial completamente normales y sin ninguno de estos supuestos perjuicios comprobado, pero una cosa es el riego individual y otra muy distinta el riesgo poblacional, me explico. Si comparamos un niño amamantado naturalmente con otro alimentado artificialmente, probablemente no encontremos diferencia alguna, pero si comparamos a toda la población mundial (o a una parte extensa de ella) aquí la casuística nos arroga estas incuestionables afirmaciones.

¿ Y por qué es más frecuente la lactancia artificial que la natural?

Porque aconsejamos incorrectamente, minamos la confianza de las madres y las hacemos dudar intencionadamente.

Al nacimiento, el 60% de las mujeres inicia la lactancia materna con éxito, pero la prevalencia de la Lactancia Materna al año de edad es menor del 28% en Europa,  ¿La culpa? Tal vez y en parte, porque no informamos correcta y asépticamente de los perjuicios de alimentar con fórmula a las madres que dan a luz. Tal vez por falta de actualización en lactancia, o por falta de motivación para hacerlo, o incluso por desconocimiento del personal sanitario sobre los perjuicios de otro tipo de alimentación que no sea la materna. Nos echaríamos las manos a la cabeza si supiéramos la cantidad de profesionales sanitarios que damos malos consejos a nuestras pacientes simplemente por comodidad (ya que pararse con una mujer que tiene dificultad para dar de mamar a su hijo requiere pasar mucho tiempo con ella y ayudarla en todo lo que dude y reafirmarla en su decisión con empatía y apoyo) o por no haber recibido información durante su formación como sanitarios, con su posterior falta de interés en adquirirla.

Marketing. Ya hemos dicho lo que destina la Industria a promocionar los supuestos beneficios de la lactancia artificial y es indudable el bombardeo de información que recibimos por cualquier parte, incluso en la consulta de nuestro pediatra que nos facilita muestras gratuitas. Y ¿por qué este énfasis?...pues porque desgraciadamente, la industria mueve mucho dinero con esto y gana mucho dinero con cada niño alimentado artificialmente. Pero ¿Cuánto beneficio económico supone la Lactancia Materna? Sólo el derivado del ahorro de cada familia en leches de fórmula. Y eso no vende.

Gobiernos y Sociedades Médicas que actúan en connivencia (poniendo la mano), o mirando para otro lado ante leyes permisivas o ante el incumplimiento de estas. Desgraciadamente, ya que incluso habiéndolas (pocas, pero haberlas, haylas) no se hacen cumplir. Y es una gran pena que no haya más iniciativas de promoción de la LM como los “Hospitales Amigos de los Niños” donde se facilita esta buena práctica y se ayuda y acompaña a esa madre en su decisión.

Entonces, ¿Cuándo hay que dar leches artificiales?

Queda claro pues que aunque la LM es lo que mejor va a alimentar a nuestros hijos, hay casos en los que es necesaria por cualquier razón. Ese niño que no hace peso, a lo largo del tiempo y ya se ha probado todo lo probable y ni aún así.

Esa madre a la que por alguna causa médica no le ha subido el pecho o ha habido que suprimirlo ante la necesidad de medicarla.

Esa madre que por propia elección ha decidido no dar de mamar por la razón que sea. Opción más que respetable. La única pega que pondríamos a esto es que esa mujer no haya tomado la decisión por sí misma (sino por recomendación médica -o no médica-  injustificada) o no haya sido informada correctamente sobre la opción que está tomando. Porque si la informas y estás dejándola que elija libremente, perfecto, pero si la estás condicionando con verdades a medias, entonces no es libre elección.

Y... ¿La calidad de una madre se mide en si estamos dando el pecho o no?

PARA NADA. Aquí no estamos juzgando a nadie ni etiquetando a nadie. He dicho montones de veces y me reafirmo cada vez más, que una madre no son solo dos pechos.  No veréis en mí una talibana de la teta, porque no lo he sido nunca y menos ahora, que ya pinto canas. Detrás de cada acto, hay un motivo. Y detrás de una decisión está siempre la razón que nos mueve a tomarla: el bienestar de nuestros hijos.

Sé que este tema, siempre que sale, provoca importantes susceptibilidades y debates (a veces bastante desagradables) por parte del colectivo de madres que no amamantan (por una razón u otra) porque parece que si le das fórmula y más sabiendo lo que sabes ahora, eres una mala madre por el hecho de haber escogido esta opción y te sientes agredida. Nada más lejos de mi intención, de verdad. No pretendo abrir heridas.

Respeto profundamente a esas madres que dan biberón (pues yo he sido una de ellas que en su momento cambió la lactancia por el biberón, por el bien de mis hijos y por no saber lo que sé ahora) y no pretendo herirlas, pero estaréis conmigo en que los profesionales médicos estamos para recomendar lo mejor posible a nuestros pacientes en base a la evidencia científica, y si hay algo que podamos prevenir con una correcta información, debemos intentar transmitirlo a la mayor población posible. Al menos, si esta persona toma otro camino, que no sea por desinformación o por no haberle abierto la posibilidad de conocer otros caminos entre los que elegir el suyo de forma libre.

Finalmente, apelo a que desentumezcáis vuestro pensamiento crítico respondiendo a unas  sencillísimas preguntas que lanzo al aire:

¿Quién gana dinero promocionado la lactancia materna?

¿Quién pierde dinero promocionando la lactancia materna?

¿Qué resulta más gratificante (en términos económicos) promocionar?

¿A quién le interesa que las madres dudemos de nuestra capacidad de amamantar?

¿Creéis que la Industria Alimentaria mira por la salud de nuestros hijos?

¿O tal vez lo hace por la salud de su cartera?

Aquí lo dejamos.... que tengáis un buen día.

Autor: Dra. Mª Isabel Martínez Muñoz

Médico Especializada en Educación Maternal y Recuperación Puerperal.

Especialista en Sofrología, Asesora de lactancia Materna y Educadora de Masaje Infantil

Directora del Centro de Educación Maternal C.E.M. Los Arcos

www.cemlosarcos.es

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