Winter is coming
Recuperados los valores normales de la primavera, los termométricos al menos, seguimos este particular viaje alrededor del Sol en un extraño balanceo que nos adelanta o atrasa el tiempo meteorológico según amanezca el día. Se acerca el final del lluvioso abril, que este año va tirando a secarral, y que pasará a la historia por los extraordinarios registros de temperaturas máximas que hemos tenido. Va acabando abril y apuntamos ya al que es el mes, por antonomasia, del postureo cordobés. Cruces, romerías, patios, caballos, albero y vino, mucho vino.
Pero antes, un poco antes de que los ríos alcohólicos que marcan la reconocible idiosincrasia de la tierra del salmorejo empiecen a correr, justo antes de que mayo comience a recordarnos que aquí, poco a poco, la primavera va llegando a su fin, justo antes de que los reconocibles modelos de caracolillos pescueceros acoden su antebrazo sobre la pegajosa barra callejera de una cruz de mayo, con pantalón vaquero paquetero y camisa de puño cañí, todo con singular pose, poco antes, aquella cosa de la que hace unas semanas nos despedimos y que hoy creíamos olvidada, el frío, tendrá a bien volver a recordarnos que la primavera es cambio y que todo puede pasar.
Les cuento para que con asombrado gesto farden ante sus amigos y familiares y queden la mar de sabiondones. Si hace una semana escasa las máximas se nos iban hasta los 34º C y las mínimas entorno a los 14º C, sacábamos lengua y nos cagábamos en San Lorenzo, en cuestión de días esos mismos parámetros se nos irán al entorno de los 14º C y de los 5º C respectivamente, para pasar a cagarnos en San Homobono, patrón de los sastres. Una burrada, máxime cuando al menos hasta la fecha el calendario meteorológico venía siendo progresivo y no regresivo. Una locura que nos devuelve valores térmicos puramente invernales y que podría llegar a dejarnos incluso alguna sorpresa muy poco frecuente en estas latitudes en las fechas que ya rondamos.
Verán, la DANA aquella que les comenté el pasado miércoles que podría formarse en el Mar de Alborán, se formó, un tanto débil, pero se formó. Esta depresión de aire relativamente más frío que su entorno, se va a ir fortaleciendo y desplazando hacia el norte, mandándonos en ese recorrido, vientos de componente norte, por tanto más fríos, y un buen aporte de humedad, lo que traducido viene a ser mayor inestabilidad en capas altas de la troposfera, que podrían acabar derivando en la aparición de importantes desarrollos tormentosos. Eso ocurrirá, con casi toda certeza, la tarde del próximo viernes, jornada que deberíamos tener típicamente primaveral, de buena mañana que irá complicándose conforme pasen las horas, creciendo nubes de desarrollo vertical que dejarán durante la tarde precipitaciones dispersas que podrán ser localmente moderadas.
Pero lo interesante no es eso, no, aunque es factor determinante para lo que podría acabar pasando. En el desplazamiento hacia el norte de la DANA que nos afecte el viernes, se producirá una fusión de esta con una pequeña vaguada de una depresión mucho mayor y sustancialmente más fría que estos días anda al norte de las Británicas. De esa fusión, se acenturán los vientos de componente norte sobre la Península Ibérica, de amplio recorrido norte-sur, que servirán de pasillo para el descenso de una masa de aire muy frío hasta nuestras latitudes. La consecuencia, el descenso brusco y generalizado de las temperaturas a lo largo de la jornada del domingo. Un descenso que en el momento que escribo esta entrada se muestra como muy brusco, de hasta 10º C, llegando a situar sobre nuestra vertical isotermas propias del mes de enero.
Una situación que aún debería cambiar pero que de confirmarse podría incluso llegar a dejar precipitaciones en forma de nieve en zonas altas del norte de la provincia el próximo domingo. Una absoluta rareza meteorológica teniendo en cuenta las fechas en las que estamos y que muy probablemente no acabe ocurriendo. Pero lo que sí se muestra ya casi como una absoluta certeza es la tendencia a recuperar, y entrar en el mayo festivo, vistiendo abrigo y volviendo a poner la enagüilla en el comedor, abríguense.
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