El eterno retorno
Volver a empezar. Anuncios de coleccionables por fascículos. Propósitos renovados. Nunca nos volveremos a desviar del sencillo sendero que tan claramente visualizamos en largas reflexiones estivales. La vida es mucho más sencilla de lo que venía siendo.
Sacaremos tiempo para aquel proyecto personal que no pospondremos más. Nos tomaremos con más filosofía las rutinas y los problemas. Buscaremos una última escapada de fin de semana a la playa que nos haga pensar que esto no ha acabado del todo. Nos apuntaremos a un gimnasio. Jugaremos como nunca y empataremos como siempre. Dormiremos menos. Al poco pactaremos más con nosotros mismos. En Facebook, las fotos de viajes irán dejando paso a los alegatos de autoafirmación y terapia de grupo. Y así hasta que, dentro de quince días, la “ocurrencia” más repetida sea aquella que se produce cuando nos encontramos con alguien y le preguntemos “qué tal las vacaciones”. Y nos conteste, como si se le acabara de ocurrir:
-“Olvidadas”.
Para entonces, conoceremos el nuevo gabinete de Susana Díaz, si el Premio Nobel de la Paz decide intervenir militarmente en Siria, sabremos si Madrid será olímpica en 2020 (por lo que nos pueda tocar), si tras el open USA Nadal ha recuperado el número 1, y sabremos si con tan poco, el equipo local puede seguir aspirando a tanto.
A día de hoy, la ilusión está intacta. O casi.
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