Amparo social
La presente Navidad será la peor de los últimos años. Córdoba, un mes más, lidera a nivel estatal la tasa de desempleados batiendo todos sus datos pretéritos en este ámbito. Parece que la única industria que funciona en esta provincia es la de la creación de parados.
En diciembre casi cien mil personas no cuentan con una ocupación laboral declarada. El drama es tan grave como aterrador. Para más desconsuelo, los augurios provenientes del Gobierno no atisban nada más que repuntes al alza en destrucción de puestos de trabajo.
La sombra que presenta este panorama enfría por si sola el invierno que se acerca. Caer en la cuenta de que cientos de familias no van a poder disfrutar con dignidad de las fechas venideras genera intranquilidad en todos los sectores y eleva el nivel de desgracias.
En cuanto a bienes de consumo se refiere, es fácil suponer que la capacidad de adquisición de productos va a descender notablemente. Visto así, es obvio concluir que no será una buena Navidad para una mayoría de ciudadanos, muchos, con verdaderas carencias.
Hilvanando estos argumentos también se puede incluso adivinar que lo peor de la Navidad está aún por descubrir, porque lo mejor ya no existe, si se aluden a hábitos de consumo pasados. La cuesta de enero ahora arranca en diciembre y, con esta dinámica, ya mismo no tendrá punto de partida al vivir siempre en pendiente.
Son tiempos difíciles, nadie lo pone en duda pero ¿se hace lo necesario para paliar la coyuntura? De ninguna manera. Nadie sabe como salir de este laberinto. De momento, no se encuentra la salida. A lo mejor es que no la tiene.
Fuera como fuese, hay que exigir a los responsables políticos, ya sea en el ámbito local, autonómico o nacional, que prioricen su acción de gobierno en pro del desarrollo y ejecución de políticas sociales concediendo aún una mayor cobertura a las mismas.
Ahora es lo que toca. Lo demás, hay que dejarlo en un segundo plano. Ya está bien de pamplinear en y con otros menesteres. Lo prioritario de cualquier sociedad son los ciudadanos que la conforman. Si estos no pueden vivir como merecen, ya que no se es capaz de ayudar a su prosperidad laboral, por lo menos, que se sea capaz de ampararlos.
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