El Cabril, cementerio de basura radiactiva peligrosa durante miles de años

El Cabril, cementerio de basura radiactiva peligrosa durante miles de años

En la memoria presentada por ENRESA para las nuevas instalaciones del cementerio nuclear de El Cabril (Hornachuelos, Córdoba) se recogía que la instalación estaba concebida para almacenar bultos de residuos de media y baja actividad y vida corta, es decir con necesidad de aislarlos de las personas y medio ambiente unos trescientos años, y en consecuencia las barreras de protección, si se comportan adecuadamente deben soportar 300 años el paso del tiempo.

Sin embargo a El Cabril se están transportando y almacenando, sustancias componentes del combustible de las centrales nucleares, dióxido de uranio, UO2, procedentes de la fábrica de combustible nuclear de Juzbado (Salamanca) de la Empresa Nacional del Uranio (ENUSA)

Según el Informe de 2015 del Consejo de Seguridad Nuclear, CSN, de Juzbado “salieron: 22,977 kg de uranio en forma de UO2 no recuperable con destino a SFL (Reino Unido), 111,364 kg de uranio en forma de UO2 no recuperable con destino a Enresa (El Cabril –Córdoba – España), 3.534,576 kg de uranio en forma de UO2 recuperable con destino a Ulba Metallurgical Plant (Kazajistán) y se expidieron al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA): 5 g de uranio natural y 33 g de uranio enriquecido en forma de pastillas de UO2”.

En el informe de 2016 se recoge que se “trasladaron a El Cabril desde Juzbado 374.944 g en forma de UO2 no recuperable con destino a Enresa (El Cabril - Córdoba)”.

El UO2 es una sustancia clasificada como muy tóxica, cancerígena y peligrosa para el medio ambiente por la Unión Europea y

tiene como como componente U-235 sustancia con una vida media de cientos de millones de años.

Fruto de esta información y dado que El Cabril se ha publicitado como almacenamiento de basura radiactiva de vida corta, 300 años peligrosos, Juan López de Uralde, coportavoz de EQUO y diputado en el grupo parlamentario de Unidos Podemos, ha elevado una pregunta parlamentaria para dilucidar si materiales de larga vida pueden ser almacenados en unas instalaciones que a priori están diseñadas para muchos menos años.

No es la primera vez ocurre algo similar el CSN ante el problema creado por la falta de almacenamiento de las fuentes radiactivas de los pararrayos radiactivos que contenían Ra-226 y Am-241, cambió la definición de residuos radiactivos de media y baja actividad, y sin publicidad alguna para el público en general y habitantes del entorno de El Cabril, recogiendo textualmente en el Informe Semestral de 1990, CSN/IS/19/90. “Los bultos de residuos sólidos o solidificados no generadores de calor y específicamente los siguientes”. Es decir suprimió de un plumazo el requisito del tiempo que deben estar aislados de la población y los ecosistemas sin modificar las características de El Cabril, diseñado para soportar 300 años de aislamiento de la basura radiactiva.

Hay que recordar también que El Cabril, si no se impide, albergará los materiales radiactivos procedentes del desmantelamiento de las centrales nucleares españolas, para lo que tendrá que multiplicar por cuatro la capacidad actual. Según los documentos de la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos, ENRESA, El Cabril estaba dimensionado para albergar 58.000 m3 de basura radiactiva, mientras que

los residuos de media y baja actividad serán de 243.000 m3, según la misma empresa.

Está claro el regalo envenenado, que quienes decidieron construir para beneficio propio, están dejando para las futuras generaciones; dejando a las claras que la energía nuclear, además de peligrosa, es escandalosamente inmoral.

José Larios Martón. Miembro de la Ejecutiva Federal de EQUO, Presidente de la Fundación EQUO y experto en cambio climático