Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.
Torrija

Al borde del pitido final de la semana santa, por fin, acabé haciendo torrijas. Casi no llego.
Ya saben, la torrija es pan empapado en leche, rebozado en huevo y, luego frito. Después se perfuma con azúcar y o canela o sirope o anís o lo que sea…
Los que saben de cocina emparentan esta receta con la de las “tortillas francesas”, que es tostar pan envuelto en huevo, y ya está. Cosa esta que me recuerda a Dustin Hoffman cocinando el desayuno con su hijo en una secuencia de maravilla de la peli “Kramer contra Kramer”. Dustin Hoffman se acababa de separar de Merryl Streep (bueno, hablo de sus personajes, los Kramer). Aquella pareja, con respecto a su hijo, tenían una “gran torrija” en lo alto, creo yo; pero nadie hizo un buen doblaje de la peli.
Hay que tener en cuenta lo que significa la “torrija” más allá del asunto ese gastronómico. La Real Academia de la Lengua lo acepta como borrachera, curda, cogorza, melopea… y más.
Y la torpeza. Sobre todo la torpeza es una torrija: el defensa central que no le hizo la cobertura al lateral (torrija), quien no besó a su hija a tiempo (torrija), quien bajó la guardia en el suave combate del día a día (torrija), quien se durmió antes de tiempo…
Hoy es el último día.
Y también el primero.
La Resurrección.
(Por si cuela)
Sobre este blog
Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.
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