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Sobre este blog

Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

La ola

Una ola.

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La ola, de calor o de lo que sea, la llevamos soportando en Córdoba con dignidad muchos veranos. Esto no nos hace que seamos negacionistas sobre el cambio climático o algo así, ni mucho menos.

Es que sabemos surfearla. Los cordobeses y cordobesas de los pies frescos a la cabeza húmeda soportamos con dignidad y displicencia las previsiones de la AEMET con dos acciones imbatibles: O nos metemos en la Mezquita-Catedral y pisamos su suelo fresco lleno te tumbas o nos paseamos por el Carrefour Sierra repleto de tiendas con bikinis, sandalias y dos pasillos de productos congelados o refrigerados que piden rebequita cuando dudas entre el brócoli o el yogurt helado con nueces de Macadamia (que debe ser una antigua república soviética también fresquita y llena de nogales).

En fin, que de lo fresco sabemos aquí más que el pueblo ese de Cádiz que eleva a las altas instancias que lo de sacar las sillas de casa al atardecer se convierta en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Buen intento.

Pero aquí jugamos la champions del Patrimonio con Medina Azahara, el Casco Histórico, los Patios, un cacho de la presunta esencia del Flamenco y la Mezquita-Catedral. Qué nos van a contar, quién nos va a poner la pierna encima.

Ay, incautos que vais de humildes. Acaso no sabéis que la Mezquita se compró por sólo 30 pavos por un obispo que se llamaba como yo (Juanjo), como 30 denarios fue la recompensa a Judas o como 30 es el dorsal nuevo de Messi en el PSG.

Acaso aún alguien se cree que todo esto es gratuito (valga la polisemia de “gratuito”).

Al fresco de un pasillo del carrefú cojo un bote de zumo de naranjas de Palma del Río que han ido hasta Bélgica donde las han exprimido y llevado a un centro de distribución francés que las ha devuelto al carrefú de mi barrio situado junto a una rotonda en la que una de sus salidas te pone directamente a 40 kilómetros de Palma del Río.

La trazabilidad de la marmota, se llama eso.

¿Me vais a hablar a mí de cómo surfeo estas olas? ¿O queréis que os recite el poema apócrifo?:

Ola que viene

Ola que va

Ola traidora

Hola, qué tal

La cara de gillipollas que se te pone al leer la mierda de poemita es exacta a la que tienes a la hora de abrir el buzón, en un gesto reflejo, porque ya ninguna carta es de amor.

Odio el Surf.

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Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

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