Bienvenida incertidumbre
"Castigamos la corrupción pero perdonamos pronto"
(Joan Font. Director del IESA)
Esa frase que observan ustedes ahí arriba ha sido ley durante 35 años. Tal vez durante siglos. Hoy, sin embargo, ya no podemos decir lo mismo. Los sondeos demoscópicos indican que está a punto de producirse un movimiento sísmico en el tablero político sin precedentes. Que los votantes podrían darle la vuelta a ese titular como a un calcetín.
Quiere decirse que entre lo malo conocido y lo bueno por conocer, el cuerpo electoral podría decantarse por primera vez en la democracia por lo segundo. O dicho de otra manera menos alambicada: la gente está hasta el gorro y no parece dispuesta a seguir dando crédito de manera indefinida a los dos partidos sobre los que se ha asentado el sistema todos estos años.
El artífice de todo este desbarajuste es ese recién llegado con coleta que todos ustedes ya conocen. Un chico capaz de radiografiar con la exactitud de un cirujano las goteras de todo un país y de aglutinar el monumental hartazgo de cada día. Usted podrá decir que si despide aroma bolivariano o ingenuidad de primero de Ciencias Políticas. De acuerdo. Pero, por lo pronto, ya ha logrado remover las estancadas aguas del bipartidismo.
Y eso tiene mérito. Hay años en que la incertidumbre es la mejor de las certezas. Podría ser el caso.
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