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REPORTAJE

La Cátedra de Flamencología de Córdoba arranca su 25 aniversario en la voz de Mayte Martín

Inauguración curso académico de la Cátedra Flamencología

Juan Velasco / Foto y Vídeo: Alex Gallegos

8 de noviembre de 2021 20:14 h

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La cantaora catalana Mayte Martín ha prestado su voz y su experiencia como pistoletazo de salida para el nuevo curso de la Cátedra de Flamencología de la Universidad de Córdoba (UCO), que cumple este 2021 un cuarto de siglo como la primera iniciativa de esta naturaleza que se puso en marcha en España.

Fue un pequeño hito, otro más, en la aportación al conocimiento del flamenco en una ciudad como Córdoba, que ya presumía entonces de ser la primera ciudad española en ofrecer educación superior de flamenco. Quizá por eso, por su historia, la mayoría de las figura acude encantada a la llamada de la Cátedra de Flamencología de Córdoba, haya o no pandemia de por medio. Mayte Martín, primera dama del cante jondo, es el mejor ejemplo.

“El año pasado fue muy complicado a nivel organizativo, y estamos en un marco diferente, con mucha ilusión”, explica a Cordópolis David Pino, director de la cátedra, cantaor consumado y guitarrista y estudioso del arte jondo. Pino es el alma de la cátedra y un trabajador incansable por reconciliar los estudios flamencos con los toques y cantes callejeros, por lograr que el tablao y la universidad compartan imaginario en la vida flamenca.

Una idea que a la protagonista de la sesión inaugural le seduce, entre otras cosas, porque a su generación nunca le dieron esa opción. “Había una parte que teníamos que hacer solos y solas. Cada uno en su reductito. Y allí en Barcelona, ni te cuento; porque en generaciones anteriores a la mía, sí había habido mucho movimiento flamenco allí, pero mi época fue un poco más árida en ese sentido”, rememoraba la cantaora en declaraciones a este periódico antes del acto.

Lo hacía mientras se iba llenando la sala de curiosos y aficionados a un arte, el flamenco, que algunos dicen que, por su complejidad, parece concebida para eludir la música reglada, pero que ha acabado encontrando cobijo en conservatorios y aulas por su amplitud y capacidad de mutación. “El que tiene dos dedos de frente, sabe que esto no se acaba nunca. Básicamente, una cosa que tienen que aprender y asimilar los jóvenes es que maestro no hay ninguno, que todo el mundo se muere aprendiendo. Y gracias a dios, porque eso significa que esto es un arte que está vivo”, reflexiona Mayte Martín.

La cantaora, que venía de participar en otra actividad académica en Granada, resumía su visión sobre el eterno debate de si el duende se aprende: “Claro está que el talento es una cosa natural, que si no nace en la persona, no hay tierra donde sembrar. Pero, si hay tierra donde sembrar y se siembra, y te ayudan y te guían, yo creo que es todo facilidades y es maravilloso”.

Pino, por su parte, celebraba la presencia de la cantaora, una de las figuras más importantes del cante flamenco de los últimos 30 años, por haber podido también resarcir a la cátedra de la fecha que la pandemia les robó a ambos el curso pasado, para el que Martín estaba programada y se tuvo que cancelar. “La tradición de la cátedra es iniciar siempre con una figura de relevancia. Es la primera vez que Mayte nos visita y la verdad es que yo tenía muchas ganas”, confesaba el director.

¿Y el público? “Estamos en un tiempo en el que se percibe que hay ganas de escuchar flamenco. El año pasado tuvimos un aluvión de inscripciones telemáticas, y este año también hemos tenido, pero menos, y yo creo que es porque la gente ya quiere flamenco en directo y calentito”, sentenciaba David Pino.

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