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Felipe Molina: “No soy el último pastor. Sí el único al que se ve”

Felipe Molina, pastor y ganadero | MADERO CUBERO

Alfonso Alba

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Felipe Molina Pérez es pastor trashumante y un activo de las redes sociales. Propietario junto a su padre de la ganadería Las Algaidas, sus más de 2.000 ovejas cruzan dos veces al año la ciudad de Córdoba en lo que hoy está considerado un espectáculo pero que hasta hace no tanto era de lo más normal. Y lo hace por unas vías pecuarias que ya están integradas en las calles de la ciudad pero por las que el ganado tiene preferencia absoluta de paso.

Niega ser el último pastor trashumante de Córdoba, pero al menos es el único que cuenta a través de sus redes sociales el día a día de un oficio que parece condenado a la extinción. Pasa el verano en una finca de Guadalcázar, donde a más de 40 grados centígrados sus ovejas se comen los rastrojos de un cultivo de habas. Dentro del rebaño, el sonido de las ovejas masticando el grano se hace mecánico.

Felipe es de los pocos ganaderos que no ha roto la cadena. Su padre es pastor. Su abuelo lo fue. También su bisabuelo y su tatarabuelo. Ahora, al menos, tiene una pick up. Antes, el pastoreo se hacía siempre a pie o a lomos de un equino. Un motor para bombear agua con la que beben sus ovejas y un teléfono móvil son las únicas diferencias con las que sigue ejerciendo un oficio milenario justo a las puertas de una ciudad tan rural como es Córdoba. Felipe sigue teniendo su vara, dos perros perfectamente entrenados para mantener unido el rebaño y duerme al raso junto al ganado. Como hacían los primeros pastores de la Humanidad, los que domesticaron a las primeras ovejas, a las que movían siempre en busca del pasto más fresco.

PREGUNTA. ¿Eres el último pastor trashumante de la provincia de Córdoba?

RESPUESTA. Quedan, pero muy pocos. Quedarán cinco o seis en todo el término municipal.

P. Es que este es un trabajo muy sacrificado. Este verano no te vas a la playa.

R. Por supuesto que no. Como casi todos los veranos (risas).

P. El de pastor es un oficio, pero con mucha vocación. Tu profesión es biólogo...

R. De formación, biólogo. De profesión, ganadero. Y compartido desde que tenía 18 años.

[Suena el teléfono móvil de Felipe. Tiene que ir a parar el motor con el que está sacando agua para que beban sus más de 2.000 ovejas. Vuelve apenas cinco minutos después]

Desde que tenía 18 años, ganadero profesionalmente. Es la misma edad con la que empecé a estudiar Biología.

Siempre tuve claro que iba a acabar siendo ganadero

P. ¿Siempre tuviste claro que ibas a acabar siendo ganadero?

R. Sí, sí. Desde pequeñito lo tenía claro. No sabía con qué carrera lo iba a completar, pero lo tenía claro.

P. Eres el último de una sexta generación de ganaderos.

R. Mis abuelos eran del Valle de Los Pedroches y de la zona de Luque y Cabra, pero volvieron a Córdoba a vivir tras la Guerra Civil. Aquí siguieron siendo ganaderos.

P. ¿Nunca te dijeron que esto era muy duro y que es mejor que te dedicases a otra cosa?

R. Siempre, siempre. Pero bueno, desde pequeño lo vas viendo. Si no tienes vocación, por mucho que te aconsejen no lo vas a hacer. Esto es algo que desde niño vas viendo que cuando crezcas serás ganadero y pastor. Eso es la vocación.

Nadie se hace rico en el campo

P. Es una pregunta muy simple, pero para ser algo tan vocacional, ¿qué es lo que más te gusta de este trabajo?

R. Disfrutas de que estás haciendo algo en libertad, que lo estás haciendo tú y que lo construyes tú. Cuando empiezas a crear tu propia ganadería, selecta selecta nunca acabas de formarla. Esto pasa de generación en generación, y uno va rectificando la selección. Es decir. Lo que más me gusta es precisamente eso: ir seleccionando los animales, tener unas cabezas de ganado en buenas condiciones, que genéticamente sean de lo mejor que hay. Ese es un alimento para la vocación que uno tiene a diario: mejorar y ser algo más. No me gusta tener unos animales, soltarlos en el campo y ya está, como una rutina. Te marcas un reto para superarte: quiero que mis animales sean cada vez mejores y que estén lo más sanos posible. Si la vocación es por dinero... nada. Nadie se hace rico en el campo con nada.

P. A no ser que posea mucho terreno, mucho ganado...

R. [Risas] Bueno, hay muchos ricos en el campo pero que no viven del campo. Muchos constructores que poseen fincas... Han venido de otro sitio. Pero la gente del campo trabaja, se mantiene, pero vive, y ya está. Mejor o peor, nunca te va a faltar nada. Pero no se van a hacer ricos. Por eso digo que el ansia de ganar más dinero por estar aquí sacrificado no es lo que uno busca, sino una gratificación personal: ver que cada estación es distinta, que cada año hay una nueva paridera, con nuevos nacimientos... El campo es un ciclo que no es estático. Esto no es una granja de animales estática. Yo me aburriría mucho si tuviera una granja, donde todos los días son iguales, los animales están encerrados, le das a un botoncito y sale pienso, le das a otro y sale agua... Yo no podría. Lo hago así porque es una ganadería en extensivo, con los animales en libertad.

Me aburriría mucho si tuviera una granja, donde todos los días son iguales, los animales están encerrados, le das a un botoncito y sale pienso, le das a otro y sale agua...

P. Aquí cada día es diferente.

R. Todos los días son diferentes. Casi siempre lo que hay es un problema diferente [risas]. Cada día hay un reto nuevo.

[Mientras Felipe habla llega el perro pastor, al que manda a buscar unas ovejas que tras beber siguen arroyo arriba, para que las reagrupe]

P. La trashumancia es una profesión que se ha abandonado masivamente. ¿Qué supone para el medio rural que eso haya pasado?

R. Se ha abandonado por el sacrificio del trashumante. Cuando llevas el ganado de una finca a otra lo que haces es mejorar el bienestar de los animales, pero no el tuyo. Tú, como pastor, sales de tu entorno, de la finca en la que estás todo un año, te vas fuera a lugares donde hay buenos pastos para el ganado pero ninguna infraestructura para ti. No hay casas, no hay luz, no hay nada, ni siquiera una cerca donde puedas guardar el ganado. No solo es trashumar, hacer el camino y llegar a los sitios. No. Tienes que estar todo el verano con los animales. Ese es el sacrificio que hace que se abandone la transhumancia, porque es muy dura.

Existe mucho ganado en Córdoba. Donde más, en Los Pedroches, no aquí, pero su sistema puede ser extensivo, el ganado está cercado. Y en verano tienen que comer y beber. Con lo cual, no es un tipo de ganadería con pastoreo diario como este.

Hay niños que no han visto una oveja en su vida

P. Muchos medios te hemos bautizado como el pastor 2.0 por que estás muy presente en redes sociales. ¿Las nuevas tecnologías están cambiando esta profesión de alguna manera?

R. Yo creo que sí. Algo hay. De momento, la gente se está dando a conocer. Antes, mucha gente no conocía a ningún ganadero. Hablamos en zonas rurales como Córdoba. Es que hay niños que no han visto una oveja en su vida. O personas con mi edad que aún me preguntan si esto es una cabra o una oveja. Estamos en una provincia rural. Y el que más o el que menos tiene algún familiar relacionado con el campo. Si no era tu abuelo, era tu primo o tu tío, y si no sembraba melones tenía una vaca. Entonces, ver esa decadencia, que la gente no conoce el campo... a través de las redes sociales son muchos los ganaderos que ya se están moviendo. Además, se conectan ganaderos de países diferentes. La gente empieza a moverse. Habrá un tanto por ciento de tonterías, como en todos sitios, pero nos estamos dando a conocer. Así, tienes la instantaneidad de colgar algo, de contar cualquier problema que te encuentres. Antes, llegabas a una vía pecuaria y te la encontrabas cortada. Ahora, a los tres minutos haces una foto y viene la Consejería de Medio Ambiente si quiere. También la comunicación. Antes, el pastor hasta que no llegaba a su casa no se sabía si le había pasado algo o no, estabas vivo o no.

[Felipe se vuelve a levantar. El perro le acompaña. Varias ovejas se resisten a regresar y hay que ir a buscarlas. Vuelve a los pocos minutos]

Te decía. Es que no hay formación ninguna de pastores. No de ganaderos. Ganadero puede ser cualquiera. Llegas, compras una ganadería y ya está. Pero tener personal que sepa pastorear el ganado y tal, es difícil. Se creó la escuela de pastores, pero no está dejando una bolsa de gente que quiera trabajar. A un pastor se le paga muy bien. Un buen sueldo, ¿eh? Ningún pastor cobra menos de 1.200 euros limpios. Ninguno. Pero, ¿cuántos hay? La mayoría de los pastores que te encuentras tienen cerca de 70 años. Menores, no encuentras a ninguno que sepa. En mayo estuve en el colegio de la Aduana de Córdoba que ha puesto una línea de estudio agrícola. Me llamaron y estuve hablando con ellos como productor ante chavales de 18 y 19 años que habían cogido la agricultura como una FP. Todos eran de pueblo pero les sorprendían estas cosas. Yo decía que era imposible, que son hijos de agricultores. ¿Por qué? Todo lo que les han transmitido es no vayas al campo que allí no hay nada bueno. Vete a estudiar y si luego no te gusta, te vienes. O que el más torpe de la familia pues lo dejamos para pastor. Eso, eso es lo que hay que cambiar. Lo hablaba con ellos: tenéis que quitaros de la cabeza de que ser ganadero o tractorista es malo. No. Esto es un oficio más. Y está muy cotizado.

A un pastor se le paga muy bien, pero ¿cuántos hay?

P. Y bien pagado.

R. Sí. Que tienes tus horas, todo lo que tú quieras, pero al fin y al cabo es un trabajo. Lo malo es los que somos dueños del ganado, que tenemos que estar 24 horas encima. Pero los trabajadores tienen sus horas, sus relevos y sus turnos. En el campo muchas veces no es el trabajo físico, sino las horas que hay que echar. A lo mejor hay que estar 12 horas seguidas con el ganado. Pero es porque hay que estar junto a las ovejas físicamente. Algunos pastores después se quedan en la sombra y no tienen que hacer nada. Si ven movimiento, que me llame. Eso es lo que tiene el campo.

Hay que quitarse de la cabeza lo de que ser ganadero o tractorista es malo. No. Esto es un oficio más. Y está muy cotizado

P. Y esa imagen. El que no sirve para los estudios, al campo.

R. Sí, el que no valga a los olivos.

P. Los padres.

R. Claro, siempre han querido mejorar y que los hijos tuvieran otra vida. Pero, ¿todo el mundo va a estudiar? ¿Todo el mundo va a ser veterinario, biólogo? No puede ser. Por eso hay tanta gente en paro con carrera. ¿Cuántos hay? Pero en todas, eh. También tiene que haber gente que haga un trabajo físico, tiene que haber mecánicos y fontaneros. Un buen fontanero hoy puede ganar mucho dinero.

P. Tú que tienes contacto con otros pastores de Europa a través de las redes sociales, en Francia, Alemania, sí que los pastores tienen relevos.

R. Las escuelas de pastores existen en todas partes. Cuando hablamos de relevos nos referimos a otra cosa. Aquí no viene nadie a relevarte. Covap hizo un convenio con sus socios. Pero en Los Pedroches lo que hay son granjas intensivas, que están monitorizadas, dándole a un botoncito. ¿Qué pasaba? Llega el verano y se hace una bolsa de vaqueros que van rotando por cada explotación mientras toman vacaciones. Pero eso en fincas tecnificadas. Ahí sí puede haber relevos. Pero aquí, hay que encontrar a alguien muy cualificado. Cuando aquí hemos tenido que faltar o hemos querido faltar tres días, tiene que ser que se queda mi padre en mi lugar. O que ese día esté yo y él se vaya. Muchas veces tienes el tiempo, pero no quien te sustituya.

P. ¿Cómo se nota en el campo cordobés que ya no haya el ganado trashumante que existía hace 20 o 30 años? Estas ovejas vemos que limpian la finca donde están comiendo y además la abonan.

R. Abonan, limpian las sobras que quedan. Por ejemplo, aquí no hace falta que usen herbicidas. Las ovejas se van a comer la hierba de verano, las malas hierbas. Y además le quitan trabajo a los tractores, ya que las ovejas se comen mucha paja y por tanto las máquinas tienen que dar menos vueltas. Pero lo que pasa es que todas las fincas de aquí abajo [se refiere a la Campiña] no son ganaderas, sino muy agrícolas. Antiguamente eran muy ganaderas, pero hace 100 años. Ahora no les gusta tener ganado, porque dicen que traen semilla, por las incomodidades... A estas fincas llevamos 30 años viniendo. Los dueños ya están acostumbrados a nosotros, al ganado, a la polvareda que forman...

Muchas veces tienes el tiempo, pero no quien te sustituya

El problema que tiene la trashumancia es la mano de obra y el no bienestar del ganadero. La gente sigue teniendo ganado pero se acomoda. Los trashumantes ya no bajan a la Campiña y se quedan en la Sierra. Prefieren gastarse un dinero en pienso que al fin y al cabo es el mismo que cuesta la mano de obra. Pero claro, el dueño tiene la comodidad de que llega, le echa de comer al ganado y a las 12:00 se va a su casa del pueblo. Y luego por la tarde va un rato. Aquí no.

Luego está el abandono de las vías pecuarias porque no se hace trashumancia. Las vías pecuarias están. Esta, por ejemplo, llega hasta el pilón. [Felipe señala un camino estrecho, a unos 30 metros de la fuente]. Pues ahora es un caminito, que supuestamente tiene 37 metros de ancho. Si no vienes todos los años, los agricultores irán sembrando todo lo que puedan e irán dejando un carril justo para que pase el coche.

Las vías pecuarias se pierden por la falta de uso ganadero

P. En 37 metros caben muchas ovejas.

R. 37 metros de anchura, de anchura. Toda la Campiña está llena de vías pecuarias como esta. Córdoba es un cruce de vías pecuarias, repleto de grandes, medianas, pequeñas... Claro, pero si no se utilizan, se pierden. La culpa es la falta de uso. Si se usaran, no ocurría nada. Las cuatro vías pecuarias que se siguen usando no están usurpadas.

P. Antes hablábamos de esa especie de divorcio que hay entre la ciudad y el campo. Y esos niños que no han visto en su vida una vaca y preguntan si la carne la producen en una fábrica. Los pastores tenéis una relación especial con los perros, como herramientas. Pero en las ciudades quizás los perros nos ayudan a no olvidar ese lado animal. ¿O los estamos humanizando a ellos?

R. El perro que está en una casa se humaniza. El que está en el campo, no. Aquí no tengo mastines, porque está cerca la carretera. Pero un mastín es un perro independiente. En la sierra hay cinco o seis mastines con el ganado, solos e independientes. Lo único que hay que hacer es dejarlos tranquilos. Y que no llegue un turista a acariciarlos. Ahora estamos con esa guerra: se ha masificado el turismo en el campo, se meten donde ven unos animales pastando y se creen que el perro está ahí desvalido. A mí me han llegado a llamar porque han encontrado un perro con las ovejas abandonado dentro de una piara y sin beber. [Risas] El perro está en una cerca, estamos en invierno, tiene 25 hectáreas y con las ovejas, que son como su familia. Cuando tenga ganas irá a beber, cuando tenga ganas se tumbará. ¡No está abandonado!

Se ha masificado el turismo en el campo

P. Es un desconocimiento mutuo. Mucha gente se ha refugiado en las ciudades y desconoce todo del campo.

R. Hay dos cosas. La gente se ha refugiado en las ciudades y no sabe lo que es el campo, y los que estamos en el campo no le hemos explicado qué es esto. Vamos a echarnos la culpa todos. La gente del campo se ha cerrado, aunque estemos aquí cuatro que contamos las cosas. La mayoría de la gente se cierra en un mundo en el que no quiere contar nada.

La gente se ha refugiado en las ciudades y los del campo no le hemos explicado qué es esto

P. ¿Por qué?

R. Por comodidad. Yo siempre digo que es por eso. Estás aquí arando tu tierra y como mucho te vas a tu pueblo a tomarte una cerveza. ¿Con quién? Con otros agricultores. A hablar de lo mismo. Y si llega alguien foráneo que te pregunta tres cosas que desconoce, ellos se van a reír. Y te dirán: eso lo sabe todo el mundo. ¡Lo sabréis vosotros! El resto del mundo no lo sabe. Hay que tener paciencia y explicar las cosas. Para mí es una de mis máximas. Aquí todo el que llega a preguntar le explico. Unos se enterarán y otros no. Es que creo que es la única manera de recuperar la unión entre el campo y la ciudad. No somos tan extraños. Móvil tiene todo el mundo y la gente accede a las redes. ¡Cuéntalo!, le digo yo a algunos. No os pongáis a jugar al Candy Crush ese. [Risas] La gente me sigue en redes porque les cuento cosas que para ellos son interesantes. Muchos me preguntan. Yo intento darle la explicación más creíble para alguien que no entiende de esto. Y cuando me preguntan no me molesta, me gusta. Si nos cerramos, no nos vamos a comunicar en la vida. Luego pediremos que la gente compre nuestros productos, esto y lo otro. Si a la gente no le explicas lo que produces...

P. Cómo le vas a pedir luego que consuman lo que se produce en Córdoba si lo desconocen...

R. Claro, les decimos: consumid productos de Córdoba. ¿Les has explicado por qué los tuyos son mejores? ¿O por qué el tuyo es un poco más caro que el que viene de fuera, que has estado trabajando de sol a sol, sin estar en una granja donde es mucho más barato producir? Explícaselo. La gente no se entera. Si no cuidamos a la gente que consume nuestros productos, ¿nos vamos a comer nosotros nuestros corderos? Hay que ayudar. Toda la culpa no la tiene la administración. Lo que no trabajes tú no lo va a hacer nadie: ninguna administración, ningún político. Nadie.

Si no cuidamos a la gente que consume nuestros productos, ¿nos vamos a comer nosotros nuestros corderos?

P. Te hemos preguntado antes si eras el último pastor trashumante de Córdoba porque al menos sí que eres el único que sigue pasando por la ciudad.

R. O el único que se ve.

P. Y el que más se oye.

R. Pero quedan unas cuatro o cinco piaras que lo hacen.

P. ¿Y pasan por Córdoba capital?

R. Sí. Pasan con rebaños más pequeños y muchas veces lo hacen por las zonas más periféricas. En vez de atravesar el Puente de Andalucía a lo mejor cruzan por una zona inferior, porque llevan menos animales. Otros incluso lo hacen en camión. Son 20 kilómetros. No es más.

P. ¿Qué tienes que liar para pasar por Córdoba?

R. Lo primero es disponer de unos permisos sanitarios que otorga la Junta de Andalucía. Tenemos que estar siempre localizados. Tengo que tener dado de alta este punto ganadero, registrado informativamente para que sepan dónde estoy. Sobre todo por temas sanitarios. Surge una enfermedad y tenemos que estar localizados. Luego tenemos que ponernos en contacto con la Policía Local, que nos escolta por las calles. Y tenemos que adaptarnos a los horarios de la ciudad. Si puedes pasar en una hora que no sea punta para colegios, que no afectemos al tráfico de autobuses, pues mejor. Así, intentamos cruzar el sábado cuando menos tráfico tenemos, a primera hora de la mañana. Cruzar la ciudad lo hago dos veces al año. Pero luego intercomunico las fincas que tengo entre Rabanales y la zona del Patriarca. Córdoba por la parte Norte la paso muy a menudo, unas diez veces. Así, cojo por la zona de la Asomadilla, pero por vías pecuarias. Lo que pasa es que esas vías pecuarias están ya integradas dentro de la ciudad. Por eso no nos ponen pegas de ningún tipo ni pagamos tasas. En la época de Rosa Aguilar se quisieron poner unas tasas por el tránsito pero la gente se le echó encima. ¿Qué tasas? Yo tengo que pasar por aquí. Nos ponemos de acuerdo y ya está. Si quieres poner una escolta, la pones. Si no, me da igual. Paso, no miro y con todos los coches que vengan pues se lía un gran atasco.

En la época de Rosa Aguilar se quisieron poner unas tasas por el tránsito de ganado por la ciudad pero la gente se le echó encima

La Policía Local siempre se ha volcado con nosotros. Si pides permiso, hablas con ellos unos días antes, fijas la ruta que vas a hacer, etcétera, colaboran. En el Norte, paso por la Asomadilla, calle Teruel y zona del Camping. Todo eso es una vía pecuaria. Tras el Camping llegamos a la Arruzafilla. Es poca cosa. Calles calles recorremos dos kilómetros cortos. Pero bueno, son calles. Todo eso se corta al tráfico. Yo también colaboro mucho. A la Policía Local se lo doy todo masticado. Les digo: ponte en tal salida y me comprometo a que los animales no se van a desparramar por ningún sitio ni se van a comer ni una macetita. Hay calles que tienen sus vallas llenas de yedra. No se la van a comer las ovejas. Eso no es la vía pecuaria. Eso es una propiedad privada. Hay que hacer las cosas bien hechas. Ellos están encantados. Los agentes de la Policía Local son los primeros que se hacen 40.000 selfies.

Cuando hago la trashumancia no vienen menos de 30 o 40 personas conmigo

P. La Policía Local y la gente de la ciudad, que se asoma.

R. Claro. Y la gente se suma. Por ejemplo, cuando hago trashumancia no vienen menos de 30 o 40 personas conmigo ya. Vienen fotógrafos aficionados, profesionales, algún periodista, trabajadores de la Junta... El delegado de Agricultura vino el año pasado. La gente se suma. Incluso algún concejal del Ayuntamiento. Bueno, vale. Me da igual. A todos los políticos del Ayuntamiento se lo he dicho: mis ovejas llevan pasando años, 30 o 40, no sé cuántos. Han pasado con partidos de un color y de otro. Y van a seguir haciéndolo. Así que cuando queráis participar en la marcha, que sepas que cuando no estés, con otro partido seguiré pasando. Se lo digo a todos.

P. En una vía pecuaria la prioridad de paso es siempre para el ganado. Eso es algo que muchos ciudadanos no saben.

R. Siempre, siempre. El problema de las vías pecuarias muchas veces no es solo que estén usurpadas, sino que se reabren, se cuidan mucho y se invaden de ciclistas. Pero una invasión de ciclistas que van lanzados. No en una ruta, en un paseo. No. Es que arrollan a los que van andando. La gente ve el ganado y lo esquivan con la bici. No se enteran de que primero está el ganado. Que sí, que pasa muy pocas veces. Es que primero está el ganado, después la gente a pie y después ya todo lo que no sean vehículos a motor.

En una vía pecuaria la prioridad de paso es para el ganado

P. Y por último tractores y camiones.

R. Lo primero, el ganado. Y luego el peatón. Se nos ha dado el caso de encontrarnos con grupos de 40 ciclistas que se llevan por delante a cualquiera. Más de uno se ha estampado contra las ovejas porque no han podido frenar. A la oveja no le hacen nada, ya que llevan un colchón de lana increíble. Pero el ciclista se va a pegar un piñazo... Luego la culpa será del pastor. El problema que tenemos en el campo es el turismo invasivo. Aquí no tenemos tanto, pero en el Norte es que los tienen aburridos. Es muy bonito para la foto, pero los ganaderos tienen que seguir viviendo. Este verano ya hemos visto que ha habido problemas con vacas que iban por un sitio pero que una señora las desbanda para hacerse una foto... Hay que respetar a la gente que está en el campo.

P. Muchos piensan que a una oveja se le puede abrazar, que a un perro se le puede acariciar, aunque sea un mastín...

R. Exactamente. Ya hay miles de carteles en los Alpes, en Francia, en los que piden que no se toque al perro, que no se le eche de comer, que no se arrimen al ganado. Es que si atraviesas al ganado lo mejor que te puede pasar es que te llegue el mastín y te pegue un bocado. Es que te has metido dentro de las ovejas. El mastín, como todos los animales, tiene su distancia. Y sabe que a 50 metros del rebaño no va a pasar nada. Y no se va a salir nunca. Ahora, como te metas dentro él cree que eres un intruso. Y defiende. Aquí no nos está pasando demasiado, pero algún día llegará.

P. ¿Cómo ves el futuro de la trashumancia? Con la llegada de las nuevas tecnologías, con la falta de relevo, ¿puede que algún día se convierta en un oficio perdido para siempre?

R. Este ya es un oficio casi extinguido. Creo que surgirá gente con nuevas ideas, con ganas de hacer cosas, y se mantendrá. Pero algo quedará. Espero. Más que nada porque yo soy muy positivo [Risas].

Este ya es un oficio casi extinguido

P. Siempre pensé que los grandes trabajadores preventivos del Infoca son el ganado. Las ovejas, por ejemplo, se comen el pasto que es lo que hace que los incendios forestales se propaguen salvajemente. No sé si la mayor virulencia de los incendios forestales de los últimos años tiene que ver con el paso atrás que está dando la trashumancia.

R. Sí, sí. La mayoría de los montes públicos no tienen uso, los pueblos están deshabitados y el ganado se ha abandonado. La despoblación no solo significa que la gente se haya ido del pueblo. También que se haya abandonado el ganado. Entonces, esas fincas que se repoblaron hace años con muchos eucaliptos y pinos, y que se prohibió por parte del antiguo Icona que el ganado pastoreara, hizo que muchos pueblos de montaña se convirtieran en zona forestal. Los ganaderos dejaron de estar allí. Ahora, al cabo de 40 o 50 años queremos que el ganado vuelva. Es lo lógico, por lo limpio que dejan el monte. Pero hay un problema: ¿dónde está el ganadero?

Ahora piden que regrese el ganado al monte para evitar incendios. Pero hay un problema: ¿dónde está el ganadero?

P. Se ha extinguido.

R. Me han llamado de diputaciones e incluso de Portugal para ver si podía encontrar pastores que tuvieran alguna cabra para llevarlas allí. ¡Pero si es que las cabras las habéis extinguido! Ahora mismo hay más censo de cabras que antes, pero están todas juntas. Como las vacas de leche. Están todas en granjas. ¿Qué pasa? Ahora no tenéis con qué repoblar esas zonas. Ya se ha perdido la gente. A mí me ofrecen muchos pueblos y puertos... en Soria. Me han dicho que el pueblo me lo regala todo. ¿Qué hago, me voy yo ahora allí tan lejos? Allí no ha quedado nadie. Y eran pueblos ganaderos trashumantes de verdad. Esa gente hacía 800 kilómetros. Eran pueblos donde vivían 200 ganaderos. Y ahora no queda nadie.

Todas las fincas pueden arder. Mientras haya materia seca, pueden arder. Pero no es lo mismo el efecto de esa materia, con que el pasto esté a la altura de eso [señala una mala hierba de más de dos metros de altura]. Esto pega un fogonazo hacia arriba y quema todos los árboles. Si el pasto está rasurado, porque el ganado se lo ha trillado, arde, pero a poca altura. Así a los árboles no le afecta.

P. Siempre ha habido incendios pero nunca han sido tan devastadores.

R. Eso es. Ni tan seguidos.

P. Otra de las cosas que se nota en el campo es el cambio climático. Sois como los primeros en ver con vuestros ojos la velocidad que está cogiendo esto.

R. Siempre lo digo. Hemos adelantado un mes todo. Se ha adelantado la cosecha un mes, se ha adelantado un mes el volver a la Campiña, se ha adelantado un mes de regresar a la zona de recogida. Todo. Las sequías son cíclicas. Tres o cuatro años de agua, tres o cuatro años de sequía. El problema es cuando tienes un verano demasiado largo. Empiezas en mayo con calor, en junio hace calor, en julio hace calor, en agosto hace calor y en septiembre hace calor. No puede ser que hoy, a finales de agosto, estemos a cuarenta y tantos grados. No puede ser un verano seguido por encima de 40. Eso no es normal. Aquí hay un cambio. El hombre está ayudando, claro que sí. El cambio se nota. Las cosechas son más cortas. El pastoreo del ganado en las rastrojaras es más corto. Se va notando. Nosotros llegamos aquí el 24 de junio cuando normalmente no veníamos hasta primeros de julio. Este año las ovejas en julio ya estaban comiendo girasol. Cuando el girasol hasta agosto nunca se ha cosechado. Los agricultores van cambiando semilla y cultivan un girasol que se cría más rápido. Con lo cual todo se acorta. Y nosotros tenemos que adaptarnos. No es lo mismo venir aquí cuando todavía no tienes agua o no ha llovido bastante, cuando no se ha cosechado o no se ha roturado la tierra.

Se ha adelantado la cosecha un mes, se ha adelantado un mes el volver a la Campiña, se ha adelantado un mes de regresar a la zona de recogida. Todo

P. Van cambiando los ciclos a la flora y a la fauna. No sé si incluso a las ovejas se le han alterado los partos.

R. Claro. Todos los cambios en su alimentación influyen luego en las parideras. Si tú llevas un mes de adelanto en todo se adelantan las parideras. Puede ser que la paridera pille un mes de mucha lluvia, cuando no debería ocurrir en ese mes. Nuestra paridera suele ser a finales de septiembre, tenemos otra en enero y también una tercera en junio. La de junio la hemos tenido que trasladar a mayo. Ahora hace mucho calor. Todo va cambiando.

P. Pasas muchas noches a solas con las ovejas. ¿Cómo son esas noches? Ya no hay lobos, afortunadamente.

R. Aquí el problema lo tenemos con los lobos de dos patas [Risas]. No pasamos miedo. Cuando mejor se está es cuando estás solo. Aquí lo que tienes es mucho sueño. Quieras o no, no duermes a gusto. Estás siempre alerta. Oyes ruidos. Los perros son los primeros que ladran si escuchan algo. Y luego el ruido de los cencerros. Si los cencerros están quietos, no hay problema. Si los cencerros de los mansos se mueven, pues te despiertas rápido. Es como el que tiene a un niño pequeño en casa, que el llanto lo despierta rápidamente. Duermes poco, hay que estar alerta. El peligro está en que el ganado se escape y se vaya a alguna carretera.

Cuando mejor se está es cuando estás solo

P. Hasta ahora no has tenido ningún problema.

R. No, no. Toquemos madera. No suele haber muchos robos. Nadie va a un sitio donde saben que hay alguien.

P. ¿Cómo se lleva la soledad?

R. Bien. Es acostumbrarse. Uno intenta descansar todo lo que pueda.

P. Si hay cobertura de internet uno está menos solo.

R. Si tienes cobertura, mejor. Aquí no hay mucha [risas]. Pero si tienes conexión, subes algo a redes, ves más mundo. Pero yo sobre todo aprovecho para descansar. El día es muy largo.

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