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El Reina Sofía aconseja la prevención de lesiones en cuerdas vocales en el Día de la Voz

Profesionales sanitarios, en el día de la voz.

Redacción Cordópolis

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El Hospital Reina Sofía de Córdoba ofrece una serie de consejos para el cuidado de la voz en el día mundial de esta efeméride, con el objetivo de fomentar el cuidado de las cuerdas vocales y evitar la aparición de los trastornos de la voz, cuya incidencia se sitúa entre un cinco y un diez por ciento de la población en países desarrollados.

Tal y como ha indicado la Junta de Andalucía en una nota, el director gerente del hospital, Francisco Triviño; el especialista en Otorrinolaringología y responsable de la Unidad de la Voz del hospital, Leonardo Rodríguez; la logopeda Mónica Posadas y la soprano y catedrática de canto en el Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco, Lucía Ruiz Tavira, han participado este martes en la rueda de prensa que el hospital ha organizado para visibilizar este grupo de patologías.

En este sentido, el director, Francisco Triviño, ha explicado que “la voz es nuestra principal herramienta de comunicación y, por tanto, debemos que tener presente en nuestro día a día su cuidado y pautas de prevención para evitar la aparición de lesiones. En este sentido, desde el hospital hemos ido incorporando todas aquellas técnicas y tratamientos que la evidencia señala como eficaces. La última de ellas ha sido el uso de la electromiografía para el tratamiento de la disfonía espasmódica con toxina botulínica (botox)”.

La mayor prevalencia de las alteraciones vocales ocurre entre los 25 y los 45 años, aunque son frecuentes en todos los grupos de edad. En cuanto al tipo de alteraciones, “la disfonía es la más frecuente si nos centramos en las personas que utilizan la voz como herramienta de trabajo”. En esta línea, el doctor Rodríguez ha explicado que la disfonía puede ser de dos tipos, funcional (no se observan anomalías en las cuerdas vocales) u orgánica (sí se pueden apreciar las anomalías en las cuerdas vocales).

Los especialistas del hospital han ido introduciendo las últimas técnicas de carácter terapéutico que mejoran la calidad de vida de los pacientes que sufren alguna de estas patologías. La más reciente ha sido la electromiografía para el tratamiento de la disfonía espasmódica con toxina botulínica (el año pasado comenzó a utilizarse), gracias a la colaboración entre Otorrinolaringología y Neurofisiología Clínica.

Además, en la cartera de servicios de esta unidad también se encuentra la realización de infiltraciones en las cuerdas vocales con fármacos que permiten modelar su estructura y funcionalidad, utilizando corticoides para las lesiones cicatriciales, toxina botulínica para los casos de disfonía espasmódica o, en el caso de que la patología sea la incompetencia glótica leve, se utiliza el ácido hialurónico.

Según ha explicado el responsable de la Unidad de la Voz, Leonardo Rodríguez, “ambas son técnicas mínimamente invasivas, ya que las infiltraciones se realizan en la propia consulta, sin necesidad de pasar por quirófano y, en el caso de la electromiografía, es una prueba que indica qué cuerda vocal presenta el trastorno, de manera que permite infiltrar de forma segura y precisa sin anestesia, lo que se traduce en que el paciente no tenga que pasar por el quirófano y reciba su tratamiento en cinco minutos, en lugar de en 25 como sucedía antes”.

Esta última prueba está indicada para pacientes con disfonía espasmódica, un trastorno crónico de la voz, que cuando ocurre, provoca que el movimiento de las cuerdas vocales sea tenso y forzado, por lo que, como resultado, la voz suena quebrada, temblorosa, ronca, tensa o entrecortada.

Las personas con este trastorno sufren espasmos o interrupciones vocales, periodos durante los cuales no se produce sonido alguno (afonía) y otros momentos en los que su voz suena casi normal.

El principal síntoma de los trastornos de la voz suele ser la disfonía. En este contexto, es importante realizar un diagnóstico precoz, porque la disfonía suele venir provocada por la presencia de lesiones de tamaño reducido. Según los especialistas, el mayor número de patologías vocales se registra en el colectivo de docentes y, por otro lado, los cantantes son los que suelen presentar menor capacidad para tolerar estas alteraciones.

El responsable de la Unidad de la Voz ha mostrado algunos ejemplos de lesiones que se ven en consulta y hacia dónde puede llevarnos una sobre exposición o un mal uso de nuestra voz. Tras explicar algunas de las lesiones, el doctor Rodríguez ha realizado en directo una exploración a la soprano para mostrar el aspecto de unas cuerdas vocales sanas y cuidadas.

Cuidado y prevención

En su intervención, tanto la soprano como la logopeda han ofrecido algunos consejos de cuidado y prevención. Así, la logopeda Mónica Posadas ha explicado que “la capacidad fonatoria normal de una persona se sitúa en dos horas diarias para la voz cantada y cuatro para la voz hablada, si se sobrepasa este tiempo es recomendable tener una técnica depurada para no lesionar la voz”.

No obstante, ha puntualizado que “la capacidad limitada del uso de la voz depende de cómo sepamos usarla y de las características de cada persona” y también ha señalado que “se puede mejorar con el entrenamiento vocal y con la rehabilitación”.

Precisamente en esta línea, la soprano ha explicado las pautas que ella misma sigue en su vida diaria con hábitos relacionados con el sueño, la alimentación o hidratación continua, entre otros, así como acudir al médico de manera continua para revisar el estado de las cuerdas vocales y la práctica de ejercicios físicos y de rehabilitación.

Entre los cuidados preventivos señalan que las personas que hacen un uso profesional de su voz deben descansar ocho horas diarias, realizar ejercicios físicos sin fatiga respiratoria, ingerir una dieta hiperprotéica y poco condimentada, beber agua sin gas que no esté muy fría, evitar el estrés o el nerviosismo y realizar reposos relativos de voz entre trabajos vocales.

En concreto, a los docentes se les aconseja usar durante sus clases timbre o silbatos, tizas y borradores húmedos, premiar el silencio, emplear grabaciones y material audiovisual, así como hablar articulando bien y con gestos.

Para el resto de la población, además de las medidas anteriores, lo más importante es evitar el consumo de tabaco (primer factor de riesgo en el cáncer de laringe) y de alcohol (unido al tabaco aumenta tres veces este riesgo). También conviene tratar todos los síntomas derivados de un reflujo esofagogástrico o faringoesofágico.

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