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De segundo, una hilarante cena

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Rafael Ávalos

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Sube el telón y ahí está él. El cocinero más peculiar de todos cuantos aparecieron en el programa. En ese instante todo parece estar bajo control pero los minutos generan una situación cada vez más problemática. El restaurante España no tiene solución. O sí. Porque el Alberto Chicote con acento cordobés insiste en que necesita un día o dos más para poder terminar su trabajo. La decisión está en las manos de la dirección de la cadena, que en este caso es el jurado del Concurso Oficial de Agrupaciones del Carnaval (COAC) de Cádiz. Un certamen éste al que regresa por segunda vez en esta edición el Cuarteto de Córdoba, que cierra una divertida actuación de cuartos de final sobre las tablas del Falla. El segundo plato de ‘Pesadilla en España’ es una hilarante cena, con fallecimiento incluido. El primero al que asiste el reconocido chef que trata de reflotar negocios encaminados a la quiebra. Quién sabe si esta vez lo conseguirá. Por ahora todo sigue igual.

El desastre fue total de nuevo en el restaurante España, que al mismo tiempo supuso una invitación a la carcajada. De entrada, apareció en el escenario, que acogió otra vez el comedor del mencionado establecimiento, el Peluca. Fregona en mano, apuntó el simpático pero desordenado cocinero que Alberto Chicote estaba obsesionado con la limpieza del local. Lo hizo con gracia, al incluir detalles relacionados con el Carnaval gaditano. “La manía que le ha entrado a don Chiquito de que tiene que estar el restaurante limpio, y encima me ha tocao a mí, con la de mierda que tiene. La última vez que le pegaron a esto una buena batía el Carli y el Subiela es que ni se conocían. A los Molina su madre los castigaba por tocar el sonajero cuando no debían, luego los perdonaba a las criaturas”, dijo en relación a la sanción y la posterior retirada de ésta a la chirigota ‘Pa religión, la mía’ por el uso de un cencerro en un cuplé.

Tras esa presentación apareció el dueño del restaurante, que fue incapaz de acceder al mismo por la puerta con el cochecito de uno de sus hijos. “¡Vamos ya, hombre! ¡Ea, venga, al carajo el tabique!”, exclamó para arrancar una amplia carcajada entre los espectadores. Comenzó entonces la misión imposible de Alberto Chicote, en cuya piel estuvo de nuevo Juan Carlos López Torrebruno. Éste salió de la cocina con un cabreo de mil amores, y con un algodón gigante comido de suciedad. “La cúpula del PP está más limpia que la cocina, imagínate”. El famoso chef acompañó una vez más a David Reyes, autor y director de ‘Pesadilla en España’, y Rafa Muñoz en un trío que cerró una entretenida parodia en la que otro puntazo se dio con la idea para sacar adelante el negocio. Llamándose España el restaurante, nada mejor que ofrecer a los clientes platos típicos de cada provincia. Si llega uno de Córdoba, pues se le da salmorejo y flamenquín; si lo hace otro de Málaga, ajoblanco y boquerones fritos; y si viene uno de Cádiz, pues papás aliñás y caballita con piriñaca.

“¿Y si viene alguien de Sevilla? ¿Qué carajo de plato típico hay en Sevilla?”, preguntó el dueño del restaurante. Y ahí saltó el Peluca: “Sí hombre, la gamba de Huelva, el pescaíto de Cádiz y la manzanilla de Sanlúcar”. Otra carcajada brotó del público, que después asistió a la creación de un nuevo plato por parte de Chicote en la conclusión de una entretenida parodia, en la que de manera surrealista aparecieron de nuevo las olas del tsunami que causaron sensación en preliminares. En los cuplés, el Cuarteto de Córdoba cantó a la moda de los mini grupos de Carnaval y demás. Como siga así la cosa, dijo el trío, se va a terminar cantando al muerto por Quiñones en el entierro. En el segundo, narró una extraña conversación entre Juan Carlos I y Felipe VI sobre sus reinados. Tras esa tanda, momento para el tema libre, en el que de repente los clientes tomaron el comedor del restaurante España. El local se llenó en un instante, esta vez sí a través de la puerta. Era hora de ofrecer un buen servicio, pero… Tomada la comanda ésta desapareció. Chicote había pedido al Peluca que sobre el mostrador no hubiera nada y claro, vio el papel y limpió. A la basura con las peticiones de los comensales.

Arrancó en ese instante una hilarante cena, en la que el dueño del España se dedicó a echar a los clientes del restaurante dada la situación. A unos los espantó provocando una pelea entre hermanos y a otros con el cambio de pañal de su hija sobre la mesa en la que esperaban comer. Y al que quedó le dieron el nuevo plato, que acabó por ser un arma mortífera elaborada por el desastroso cocinero del local. Cayó peloto y tanto el chef como su jefe intentaron ocultar la defunción a Chicote, que al igual que hiciera en preliminares, aseveró que necesitaba un día más, o dos, para arreglar el desbarajuste de ‘Pesadilla en España’. Al final, copla para Cádiz con un claro deseo de volver al Falla. Es difícil, pero no imposible. Lo que quedó claro es que el Cuarteto de Córdoba completó un repertorio entretenido una vez más y selló otra participación satisfactoria en la Tacita de plata.

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