Los patios de Córdoba son de cine, incluso para India
Quizá sea el que mayor repercusión tuviera -y todavía tiene-. Resulta lógico al suponer la elección de la ciudad para una de las mejores series de todos los tiempos, además de una producción de enorme magnitud. Es difícil olvidar que Córdoba aparece de una forma u otra en Juego de tronos, la tremenda adaptación de la exitosa saga de George R. R. Martin -Canción de hielo y fuego es ésta-, por parte de HBO. Como escenario en la capital se encuentra el Puente Romano -después muy diferente con trabajo digital-, pero en la provincia también el Castillo de Almodóvar del Río. Lo cierto es que no nace entonces, como tampoco unos pocos años antes, la relación de esta tierra con el cine, que por otro lado significa el interés a lo largo de tiempo de directores de relevancia internacional como Pedro Almodóvar, Vicente Aranda o Ridley Scott. No es tanta como se deseara pero existe conexión, que también depara como escenarios algunos de los muchos patios. Más allá del centenario Concurso, los recintos tienen importancia para el séptimo arte también.
El primer rodaje que tuvo lugar en Córdoba, en la capital, se desarrolló en 1919. Aún era mudo el cine -o sonoro aunque sólo con introducción de música a lo largo de todo el filme-. Fue entonces cuando se realizó y estrenó La España trágica, bajo dirección de Rafael Salvador. Se trata de la adaptación de una obra literaria del madrileño Pedro de Répide que después vino a llamarse Narraciones de un soldado. Dicha cinta tiende a estereotipar el costumbrismo andaluz, en un tiempo en que cierto es las diferencias socioculturales y económicas eran mayúsculas -y con ello grandes los tópicos-. Sea como fuere, la ciudad se convirtió en plató de una producción cinematográfica y ya de entrada apareció uno de sus recintos más emblemáticos. No es precisamente el de una vivienda tradicional sino el integrado en el más destacado monumento cordobés. El Patio de los Naranjos se halla entre las escenas de esta película.
Casi un siglo después el panorama fue muy distinto. Del cine patrio rudimentario por la época la ciudad pasó a una gran producción internacional. No porque fuera una cinta promocionada en todo el mundo sino porque venía de miles de kilómetros. Córdoba atrajo en 2015 a la floreciente y en expansión industria de Bollywood. Esto es de India y su séptimo arte. Dos patios históricos fueron elegidos para parte del rodaje de Akhil, un filme fantástico y acción con partitura propia. El trabajo se desarrolló durante unos días en el número 1 de Siete Revueltas y el 4 de Trueque. Así, la conocida como Casa de las Campanas y el que se convirtió por un período en Centro de Interpretación de la Fiesta de los Patios dieron un salto espectacular hasta Oriente. Ya en ese momento la tradicional forma de vida y la celebración en torno a ella en los recintos de la ciudad contaban con el título de Patrimonio de la Humanidad.
Al año siguiente, en 2016, el rodaje volvió a ser netamente español. No fue para una película sino para otra serie, de bastante éxito por cierto en aquella época. La ficción semanal Allí abajo, que narraba las peripecias de vascos en Andalucía y viceversa, recaló en Córdoba para la boda de sus protagonistas, interpretados por María León y Jon Plazaola. Dicha ceremonia la albergó la iglesia de La Magdalena, que como dato curioso ya no tenía función como tal desde mucho atrás, y la víspera se dio en uno de los inmuebles más emblemáticos de la ciudad. Los patios del Palacio de Viana fueron testigos de otra labor cinematográfica, si bien esta vez para la pequeña pantalla, en la capital. Pero también en sus propios espacios pues casi tres décadas antes llegó a las carteleras un filme de José Luis García Sánchez también con el señorial edificio como escenario para no poca parte de su metraje.
La última producción mencionada es Pasodoble, de 1988 y grabada íntegramente en la ciudad. Puede jactarse Córdoba de haber acogido una película de uno de sus más importantes guionistas en cualquier etapa, Rafael Azcona -que escribió junto con el propio José Luis García Sánchez, director-. Intérpretes de la talla de Fernando Rey, Juan Diego, Antonio Resines, Kiti Mánver o María Galiana -sin nombrar quedan otros y otras inolvidables, como Luis Ciges, que recientemente habría cumplido 100 años- se dieron cita en este filme, que mostraba la ocupación de un museo por parte de una familia expulsada de su chabola. La pinacoteca era precisamente el Palacio de Viana, un lugar en que, en la ficción, antes había vivido el príncipe y amante de la abuela. Un buen percal que permitió difundir la magnífica imagen del Palacio de Viana. No estaba falta la idea de cierta relación con la realidad, ya que, por ejemplo, el de las Rejas era un patio hecho para mostrar al viandante la ostentación de los dueños.
Pero estos son sólo algunos ejemplos de la ligazón del séptimo arte con los patios de Córdoba, al igual que con la propia ciudad. Una circunstancia ésta que sigue presente aunque pueda pasar desapercibido cada verano. Porque los cines al aire libre, con el frescor del albero del suelo y las plantas de las paredes -u otros rincones-, se erigen en la capital en otros tantos patios. Claro está que estos tienen poca conexión con los mundialmente conocidos por su formato. Incluso, como simpático cierre, los recintos de las casas típicas de la capital llamaron la atención sin necesidad de aparecer allá en 2018. Hace tres años, y en pleno Mayo Festivo, Paramount eligió estos lares para el preestreno en España de Sherlock Gnomes -cinta de animación-. El motivo fue la consonancia entre los jardines en que suelen ubicarse figuras de gnomos en otros países y la riqueza floral de los espacios cordobeses.
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