En el baúl ‘carnavalero’ de los recuerdos
Ya está aquí como quien dice. En apenas unos días, sólo tres, comienza el Concurso de Agrupaciones Carnavalescas de Córdoba. Las coplas regresarán al Gran Teatro el próximo jueves. Entonces tendrá su punto de partida un certamen con diversos focos de atención, como regresos, ausencias o estrenos. Iniciada la cuenta atrás el domingo con la Salmorejá, y con Don Carnal ya más que presente tras la elección de la Sultana y el Sultán del Carnaval, es tiempo ahora de entrar de lleno en la batalla de la poesía con música. En ese sentido no está de más adentrarse, como hiciera Karina en 1969, en el baúl de los recuerdos. Pero en el carnavalero, claro está. Dicho de otro modo, es este compás de espera un buen momento para hacer memoria con lo sucedido el año pasado en la competición de febrero en la Ciudad de los Califas. Aunque en realidad la fiesta en 2016 se desarrolló en su mayor parte en enero.
Fue a finales del primer mes cuando arrancó doce meses y unos días atrás la última edición del Concurso de Agrupaciones Carnavalescas de Córdoba, que comenzó con dos claros puntos de interés. El primero no fue otro que el regreso al Gran Teatro de Miguel Amate, el hombre que creó una ‘Fantasía cordobesa’ para dar un salto al monte del Falla con ‘Los últimos bandoleros’ mucho antes de volver a beber “el agua limpia y clara” de la fuente junto a la que nació y vive. Quien es uno de los más ilustres autores y directores del Carnaval a esta orilla del Guadalquivir retornaba a la batalla de coplas de su tierra con ‘Piedra escrita’, que sin lugar a dudas era uno de los grupos a seguir muy de cerca. Lógicamente sin dejar de prestar atención a los demás y en una modalidad en la que se daban ausencias significativas. Porque faltaron las comparsas de Ibáñez, Fernandito Abad, Javi Lonene, Paco Blázquez Maestro o Pablo Castilla, por ejemplo.
El segundo detalle de importancia antes del inicio del Concurso resultó igualmente de importancia. Y además supuso una alegría a priori y también a posteriori. De la mano de David Amaya Agüito los carnavaleros tenían ante sí la ocasión de volver a disfrutar de una modalidad poco dada en mucho tiempo entre las paredes del Gran Teatro. El coro iba a retomar su presencia en el certamen gracias al cordobés de Cádiz, que además cumplía su 25 aniversario en el febrero de la Ciudad de los Califas, que había hecho lo propio unos años antes. El autor puso letra -junto con Ángel Nevado- y música a ‘La gran fiesta’, un nombre que finalmente le vino que ni pintado al grupo de Espiel, y recuperó este tipo de formación tras seis años -cinco de ausencia-. En 2009 ya realizó ese obsequio al Carnaval de Córdoba después de dos décadas con ‘Puerto Rico, un coro diferente’, que abrió un breve camino que concluyó -hasta el pasado año- en 2011 con ‘Los mon amour, piratas de agua dulce’. Coincidió precisamente con el instante en el que Amate dijo hasta pronto con ‘Los molto contenti’.
A esos dos focos de atención se unió, o quizá al revés, un Concurso con una extensa variedad y grandes atractivos. En realidad estos nunca faltan. Fueron 52 agrupaciones las que se apostaron en las trincheras de la guerra -siempre en sentido positivo- de las coplas que brotan bajo mandato de Don Carnal. Y entre ese medio centenar de grupos se contaron dos infantiles y también un cuarteto, por lo que las cuatro modalidades estuvieron representadas. Con el certamen en marcha se destapó un incremento del protagonismo de la provincia y un nivel también creciente, con tipos y repertorios cada vez más cuidados. Al auge, aunque hubiera descenso en número de formaciones, de la batalla de letras y música se sumó la respuesta del público, de forma que todas las sesiones rozaron la venta total de entradas -una tarea pendiente es permanecer en la butaca en la totalidad de cada función-. Fue así como todo transcurrió con notable resultado, aun cuando el jurado entró en acción de pleno. Porque 2016 fue también el año de las sanciones -permitan la broma-, sobre todo por la hoy recordada “participación sonora” de los figurantes.
Premios y errores en las puntuaciones
Todo se desarrolló con normalidad hasta la final. Fue después de ésta cuando se dio un inesperado giro de los acontecimientos. En chirigotas, la competición resultó tan complicada que quedaron fuera de la final grupos como el de San Lorenzo (con ‘Los Rodríguez’), el del Cristo (con ‘Metálica) o el de la Asociación Esto está ganao de Cañete de las Torres (con ‘Esto está perdío’), que fue una de las gratas sorpresas en la modalidad. El primer premio se lo llevaron Las Nenas con ‘Las del canal-illo’, Los Mayas acabaron segundos -pero no- con ‘Los trápalas’, el tercer galardón fue a parar a Almodóvar del Río con ‘En un país multicolor’ y el cuarto recayó -pero tampoco- en la Chirigota de Villarrasa, que trajo desde Huelva ‘La chirigota más esperada’ y a la vez la cabalgata de Reyes Magos -y el espectáculo- que no tuvo Córdoba en 2016… El quinto -y no otra vez- fue para la agrupación de Vacas, con ‘El día que yo me jarte’, y un accésit (¿?) agarró la formación del Pelos y el Quillo, ‘El nervios’. No pierda el lector ojo, que esta historia continúa…
La modalidad de comparsas deparó, además de actuaciones como la de la propia ‘Piedra escrita’ de Miguel Amate, la de ‘Luna llena’ de Rafa Cámaras o la de ‘El comedor’ de Suso, Marcos y Julito, y sorpresas tan agradables como la propuesta de Los Tunantes -este año se les echará de menos-. La agrupación de Pozoblanco regaló en su tercer año en el Gran Teatro -uno antes fue quinto premio con ‘La terminal’- un recital delicado y sutil en letras y composición músico vocal con ‘La incorruptible’. Este grupo logró el tercer premio en su línea ascendente y acabó por detrás de los dos grandes aspirantes al primero: ‘Piedra escrita’, vencedor, y ‘Luna llena’, que fue segundo. El cuarto fue para ‘El comedor’ y el quinto se lo llevó ‘Filigrana’, de Fernán Núñez. Mientras, en coros el éxito de ‘La gran fiesta’ fue indiscutible y se alzó con un merecidísimo primer premio en principio dado por hecho pero nunca asegurado. Como ejemplo está la modalidad de cuartetos, en la que a pesar de ser el único presente ‘No hay que ser cabrón’, de Tomate y Pepón y que arrancó un buen puñado de carcajadas, no consiguió alcanzar la final.
Pero tras la última y decisiva función, y del pregón y del Carnaval en la calle, continuó el Concurso de otra manera. Porque 2016 fue, además, el año de los errores en las puntuaciones. Un problema del programa informático -que en esta edición estará renovado- utilizado para la calificación de las agrupaciones derivó en una modificación importante del fallo inicial del jurado, en una decisión salomónica y en el inicio de una polémica que después siguió por asuntos de índole institucional y económica. Esto último acabó con el cese, en asamblea, de la directiva de la Asociación Carnavalesca Cordobesa, presidida por Antonio Navajas Pelos. El caso es que al final se dio un curioso reparto de premios en la modalidad de chirigotas: ‘Los trápalas’ que debieron ser vencedores compartieron primer premio con ‘Las del canal-illo’, el segundo quedó desierto y fueron tercero ‘En un país multicolor’ y ‘La chirigota más esperada’, mientras que el cuarto lo recogió ‘El día que yo me jarte’. El quinto tampoco tuvo dueño y nada cambió para ‘El nervios’, que fue accésit.
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