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A. Fresno

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La llegada de la pandemia, además de un problema sanitario de proporciones bíblicas, trajo consigo una importante crisis económica. Una crisis que a día de hoy seguimos padeciendo y que tras de sí está dejando la destrucción de miles de puestos de trabajos, otros tantos ERTES y una situación límite en muchas familias, que no consiguen obtener los ingresos necesarios para poder subsistir en el día a día. Un problema de supervivencia que también están sufriendo las hermandades de Semana Santa, que tras dos años consecutivos sin procesiones por las calles de nuestra ciudad han visto cómo sus ingresos han quedado muy mermados, dificultando en gran medida la labor que realizan durante el resto del año.

Una de las cofradías más populares de Córdoba es la del Rescatado, que tiene entre sus titulares a Nuestro Padre Jesús Nazareno Rescatado, una de las imágenes de mayor devoción de la ciudad. Su hermano mayor es Miguel Ángel Lopera, quien señala a CORDÓPOLIS lo difícil que está siendo administrar los recursos de los que disponen en estos tiempos de pandemia. “El coronavirus nos pilló con el reparto de papeletas de sitio a medias. Unos ingresos que son muy importantes para la hermandad, ya que con ellos se paga la flor, la cera o las bandas que acompañan a nuestros titulares, entre muchas otras cosas”. Un auténtico encaje de bolillos para el que ha habido que renegociar muchos pagos o aplazar otros, de manera que la tesorería de la corporación pudiese respirar con algo de oxígeno.

Y es que más allá de lo que las hermandades perciben por las cuotas de hermanos o las papeletas de sitio, otras de sus fuentes de financiación clásicas son las Cruces de Mayo o la Feria de Nuestra Señora de la Salud. Eventos que a consecuencia de la pandemia también han tenido que suspenderse. “No poder celebrar las Cruces de Mayo en dos años seguidos ha sido un gran contratiempo para muchas hermandades. De hecho, uno de los pocos ingresos que sí hemos podido mantener es el de la venta de lotería de Navidad”, confiesa el hermano mayor.

Pero si por algo se han caracterizado las hermandades de Córdoba durante este tiempo de pandemia ha sido por redoblar sus esfuerzos a la hora ayudar a los que más lo están necesitando. En el Rescatado son un claro ejemplo. “En nuestro caso nos hemos volcado con el comedor social de los Padres Trinitarios, que lo tenemos en casa, así como con otras entidades como Adevida, la residencia de mayores del Parque Figueroa o los propios hermanos y hermanas de la cofradía que estaban pasando por un mal momento”. A todo ello hay que sumarle varias campañas para recaudar fondos y otras para recogidas de alimentos, lo que demuestra la importante labor social que han realizado y siguen realizando hermandades de la ciudad.

Para 2022, Miguel Ángel Lopera piensa que será complicado que recuperemos la Semana Santa a la que estamos acostumbrados, pero siempre queda un resquicio para el optimismo. “Personalmente pienso que será muy difícil que podamos vivir una Semana Santa como las de siempre, pero como se suele decir en estos casos no hay que perder la esperanza. Ojalá la vacunación sea masiva y podamos conseguir pronto la famosa inmunidad de rebaño de la que tanto se habla, no sólo ya por la Semana Santa en sí, sino por todos los aspectos de la vida, aunque hay que decir que tres años sin procesiones de Semana Santa sería un golpe demasiado duro”. Mientras llega esa ansiada normalidad, las hermandades deberán seguir adelante con su particular economía de guerra.

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