SEMANA SANTA DE CÓRDOBA
El “boom” de las nuevas hermandades en la Semana Santa de Córdoba
En los últimos años la Semana Santa de Córdoba está experimentando un crecimiento y una evolución sin precedentes. En el apartado patrimonial, son muchas las hermandades que desde un tiempo hacia acá han ido embarcándose en ambiciosos proyectos que poco a poco han conseguido materializar. Ahí están los ejemplos de corporaciones como la Santa Faz o la Sagrada Cena con los pasos de palio realizados para sus titulares (precisamente la Santa Faz estrenará el próximo Martes Santo un nuevo manto bordado para la Virgen de la Trinidad, obra de Joaquín Salcedo), el Prendimiento con la renovación estética iniciada hace relativamente poco tiempo (nuevas túnicas de nazareno, paso de misterio y paso de palio) o las reformas y restauraciones de calado como las realizadas sobre Nuestro Padre Jesús Nazareno Rescatado por parte de los talleres de Regespa, o el paso de palio de Nuestra Señora de las Lágrimas en su Desamparo, que precisamente se estrenará totalmente reformado y remozado el próximo Miércoles Santo gracias a los trabajos realizados conjuntamente por varios artistas como los tallistas Miguel Ortiz y Manuel Jurado, el bordador Juan Rosén o el dorador Enrique Castellanos.
De forma paralela a todo este crecimiento de las cofradías ya existentes, también se observa un “boom” cofrade en la creación de nuevas hermandades, especialmente desde los años 2000 en adelante. Muchas de estas nuevas corporaciones se localizan en barrios de nueva creación o en otros que nunca han contado con hermandades de penitencia, pero también se da el caso de la creación de nuevos colectivos cofrades en barrios donde ya existen hermandades cercanas, lo que resulta tremendamente llamativo. De hecho, para muchos cofrades y cordobeses de a pie resulta complicado de entender como siguen surgiendo nuevas hermandades cuando hay otras ya existentes -algunas con siglos de historia- que subsisten a duras penas, con nóminas de hermanos relativamente cortas que hacen que cualquier desajuste o problema sobrevenido pueda suponer un rompecabezas de difícil solución. Entonces, surge la pregunta del millón. ¿Está preparada una ciudad como Córdoba para tener tantas hermandades? Intentemos encontrar una respuesta.
¿Por necesidad o por capricho?
En algunos casos, la creación de nuevas hermandades responde a algo que a priori podría resultar sencillo de entender: cubrir un hueco, responder a una necesidad. Así, por ejemplo, se entiende perfectamente la creación de colectivos como la Pro Hermandad de la Bondad, que desde hace ya varios años procesiona por las calles del barrio de la Fuensanta en la semana anterior al Domingo de Ramos. La Fuensanta es un barrio en el que tradicionalmente han vivido muchos cofrades de la ciudad y que históricamente ha contado con una de las devociones más importantes de la misma, la Virgen de la Fuensanta, pero que, hasta la fundación de la pro hermandad de la Bondad en el año 2012, no había contado con una hermandad de penitencia propia. Algo parecido ocurre con la pro hermandad de la O, que tiene establecida su sede canónica en la parroquia de la Aurora en el barrio de Fátima, y que tras superar algunos altibajos en su corta historia procesiona cada Sábado de Pasión en vísperas de una nueva Semana Santa (la corporación se fundó en el año 1996 pero no realizó su primera salida procesional hasta más una década después).
Sin embargo, en contraposición a todo esto, podría decirse que la gestación de otras corporaciones no tiene una razón de ser muy clara o convincente. Si hacemos un análisis rápido el principal motivo es que, en algunos casos, muchos de sus responsables o juntas de gobierno están conformados por personas que en su momento ocuparon puestos de cierta responsabilidad en otras hermandades y que ahora, ante la ausencia de dicho puesto, buscan ese “protagonismo” robado en otros lugares. No es necesario dar nombres, pero a poco que rascamos en la superficie rápidamente encontramos varios ejemplos. Es aquí cuando de nuevo surge otro interrogante. Entonces, ¿por qué surgen nuevas hermandades, porque verdaderamente son necesarias o por el capricho de unos cuantos? El tiempo, como en otras muchas cuestiones de la vida, nos dará la respuesta.
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