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SEMANA SANTA DE CÓRDOBA
A vueltas con la Madrugada en la Semana Santa de Córdoba

La Hermandad de la Buena Muerte saliendo de San Hipólito

A. Fresno

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En los últimos tiempos uno de los temas más recurrentes entre los cofrades y no tan cofrades de la ciudad es el de la reforma de una de las jornadas más especiales y características de la Semana Santa andaluza: la madrugada. Una jornada procesional que en muchas localidades de la provincia cordobesa sigue siendo de gran importancia pero que en la capital sólo cuenta a día de hoy con la hermandad de la Buena Muerte, que desde sus orígenes tiene establecida su estación de penitencia en las primeras horas del Viernes Santo. Sin embargo, desde hace ya algunos años en los mentideros cofrades se vienen oyendo cantos de sirena que hablan de la remodelación de dicha jornada, en la que se incluirían hermandades ya existentes junto a otras de nueva creación, que en más de una ocasión ya han manifestado su intención de incorporarse a esa futurible madrugá. Pero, ¿cómo ha sido históricamente la madrugada en la Semana Santa de Córdoba?

Si echamos la vista atrás, tal y como sigue ocurriendo en muchas localidades de la geografía andaluza y en muchos otros pueblos de la provincia cordobesa, la jornada de la madrugada va unida indisolublemente a la iconografía y la devoción a Jesús Nazareno. En la capital también fue así con la primitiva hermandad de Jesús Nazareno, en cuyas reglas fundacionales de finales del siglo XVI recogían que su estación de penitencia se realizaría a la Santa Iglesia Catedral en la madrugada del Viernes Santo. Aquella originaria hermandad era muy diferente a la que conocemos hoy día (la actual hermandad de Jesús Nazareno es fruto de la refundación que tuvo lugar en 1971), ya que ésta era una cofradía nobiliaria. Es decir, sólo podían ser hermanos de la misma los nobles y las personas de mayor estatus de aquel entonces, por lo que el acceso era muy restrictivo. Además, junto a la imagen de Jesús Nazareno procesionaban otras cuatro imágenes más en sus correspondientes andas: María Magdalena, San Juan, la mujer Verónica y la Virgen de la Soledad.

Aquella rica hermandad, con el paso de los años y las distintas vicisitudes fue languideciendo poco a poco hasta su extinción en los primeros años del siglo XX. Antes, la normativa impuesta por el obispo Trevilla por la que las procesiones de Semana Santa se reducían a una sola en la tarde del Viernes Santo también tuvo mucho que ver. Tal es así que durante 30 años no hubo procesiones de Semana Santa en Córdoba capital, a excepción de la referida procesión del Viernes Santo en la que sólo participaban algunas imágenes. En la provincia fue algo diferente, ya que este hecho generó revueltas y protestas que desembocaron en que localidades como Baena o Fernán Núñez sí contasen con procesiones de Semana Santa tras llegar a una serie de acuerdos con los consistorios locales de dichos municipios, o simplemente haciendo caso omiso a la normativa de Trevilla. Volviendo a la capital y al tema que nos ocupa hay que destacar que otras hermandades procesionaron históricamente en la jornada de la madrugá, como por ejemplo la hermandad de Jesús Caído. De hecho, la corporación de San Cayetano a finales del siglo XIX llegó a realizar su estación de penitencia tanto en la noche del Jueves Santo como en la madrugada del Viernes Santo. Aquellos eran otros tiempos y era habitual que las hermandades y cofradías cordobesas realizasen sus estaciones de penitencia indistintamente en unos u otros días.

La madrugada recuperada

Para volver a ver procesionar una hermandad en la madrugada del Viernes Santo tuvieron que pasar varias décadas hasta la fundación de la hermandad de la Buena Muerte, que tuvo lugar en el año 1944. Desde entonces, la cofradía con sede canónica en la Real Colegiata de San Hipólito siempre ha realizado estación de penitencia en dicha jornada, tal y como recogen sus reglas. Unos años más tarde, en 1954, se funda la hermandad de la Merced en la por entonces recién erigida parroquia de San Antonia de Padua. En sus reglas fundacionales, dicha corporación determinaba que su estación de penitencia se realizaría en la madrugada del Viernes Santo, aunque desde su primera salida procesional la hermandad realizaría su estación de penitencia en la jornada del Lunes Santo.

Por ello, con el objetivo de cumplir con su idea inicial, en el año 1992 la hermandad de la Merced cambia su día de salida a la madrugada del Viernes Santo, realizando además estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral. Aquella aventura, tal y como relata la propia corporación en su portal web, termina su andadura el Lunes Santo de 1998 “por la desidia del pueblo cordobés y la falta de apoyo de las instituciones cordobesas”. Desde su cambio a aquella jornada, la corporación mercedaria había sufrido una merma importante en sus filas nazarenas y luchaba contra su propia economía para seguir existiendo. Algo parecido ocurriría con la hermandad de Jesús Nazareno, que después de su refundación y tras probar en distintas jornadas procesionales estableció su estación de penitencia en la madrugada del Viernes Santo en el año 1987. Allí se mantuvo hasta el comienzo del nuevo milenio, cuando en el año 2001 trasladó su salida procesional a la tarde del Jueves Santo.

Así, la Buena Muerte es la única hermandad cordobesa que en la actualidad realiza estación de penitencia en la madrugada del Viernes Santo. Por ello, a la vista de los datos que nos ofrece la historia, no está de más hacer una reflexión sobre si es o no conveniente la reforma de una jornada que en la Semana Santa de Córdoba, más allá de la ya mencionada cofradía de la Buena Muerte, nunca ha terminado de cuajar. Entonces, ¿necesita Córdoba una madrugada del Viernes Santo al estilo de otras localidades o simplemente es un artificio sin fundamento que se cimienta en otras cuestiones que nada o poco tienen que ver con la Semana Santa? El debate está servido.

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