Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Luces y sombras de la Semana Santa de Córdoba 2022

Una multitud acompaña al Descendimiento

A. Fresno

0

El tiempo pasa muy rápido y casi sin darnos cuenta la Semana Santa de 2022 ha llegado a su fin. Han sido días de mucha intensidad, donde la ciudad de Córdoba se ha reencontrado con una de sus fiestas más arraigas tras dos años de ausencia debido a la pandemia. Como suele ser habitual en esta época del año, la meteorología fue protagonista en dos de las jornadas, Lunes y Martes Santo, lo que propició que varias hermandades no pudieran realizar estación de penitencia y que otras -desgraciadamente- acabaran mojándose en la calle. A pesar de todo esto, un gran número de hermandades pudo realizar estación de penitencia, por lo que en líneas generales han sido unos días de gran esplendor. Éstas son las luces y las sombras de la Semana Santa de Córdoba 2022.

Domingo de Ramos

La jornada del Domingo de Ramos siempre es una de las más esperadas, y este año lo era aún. La hermandad de la Entrada Triunfal abría la Semana Santa cordobesa en una calurosa y soleada mañana, donde las altas temperaturas fueron la nota predominante. Esperado también fue el momento en el que el Consejero de Salud de la Junta de Andalucía, Jesús Aguirre, dio la primera levantá en la calle del paso de misterio de la Borriquita, lo que propició algunos momentos de tensión en la delantera del paso ante el gran número de fotógrafos y cámaras que quisieron inmortalizar dicho momento. Todo el mundo tiene derecho a realizar su trabajo, pero siempre respetando el de los demás. A pesar de ello, el trabajo de los costaleros y el equipo de capataces fue formidable, más allá de las críticas infundadas de cierto medio de comunicación. 

Por la tarde la jornada siguió en la misma línea, con cielos despejados y pleno de hermandades. Hubo pequeños percances como la rotura de uno de los varales de María Santísima de la Amargura, pero en líneas generales todo se desarrolló con la máxima normalidad. Se estrenó en la calle el nuevo techo de palio de María Santísima de la Candelaria y la hermandad del Amor al fin pudo salir desde la nueva puerta de salida de su parroquia de Jesús Divino Obrero. 

Lunes Santo

Cuando amanecía la jornada del Lunes Santo con cielos despejados nada hacía presagiar que todo iba a cambiar a lo largo de la tarde. No sin incertidumbre, las primeras hermandades del día, las de la Merced y la Estrella, pusieron sus cruces de guía en la calle con total normalidad. Horas después lo harían también la Vera-Cruz y el Vía Crucis, mientras que las hermandades de la Sentencia y el Remedio de Ánimas suspendían sus estaciones de penitencia ante las previsiones meteorológicas adversas conforme se fuese desarrollando la tarde. Y así fue. Cuando ya caía la noche sobre la ciudad de Córdoba, los cielos se encontraban totalmente cubiertos y las primeras precipitaciones, con mayor o menor intensidad, comenzaron a aparecer. 

La hermandad de la Estrella decidió suspender su estación de penitencia, quedándose en el interior de la Santa Iglesia Catedral, mientras que la Merced decidió seguir adelante, por lo que lluvia le sorprendió en varias ocasiones de forma intermitente. Ante la fuerza de las precipitaciones, hermandades como el Prendimiento o la Esperanza ofrecieron sus dependencias como refugio a la cofradía del Zumbacón, que decidió continuar hacia delante, con celeridad, en dirección a San Antonio de Padua. A la Vera Cruz, que modificó su itinerario de regreso, le sorprendió la lluvia cuando el Señor de los Reyes se encontraba recién salido de la Santa Iglesia Catedral, por lo que tuvo que refugiarse momentáneamente en la Puerta del Puente, donde se le colocó una sábana a la imagen del Señor para protegerlo la lluvia. El Vía Crucis, por su parte, emprendió el camino de regreso hasta la parroquia de la Trinidad sin llegar a carrera oficial. Se truncaba así un Lunes Santo donde el corazón, en varias ocasiones, primó por encima de la razón a la hora de tomar decisiones. 

Martes Santo

Las expectativas eran negativas y conforme avanzaba el día se fueron confirmando. Las seis hermandades que tenían previsto procesionar por las calles de Córdoba en la tarde del Martes Santo se vieron obligadas a suspender sus estaciones de penitencia. Las lágrimas y los abrazos de aliento de los hermanos de las distintas cofradías de la jornada fueron una constante, que tras dos años sin procesiones vieron cómo sus ilusiones se volvían a truncar por culpa ahora de la lluvia. De manera excepcional, cuando ya caía la noche, los dos pasos de la hermandad del Prendimiento se trasladaron en silencio desde la carpa instalada en el interior del patio del colegio salesiano hasta la nave anexa al Santuario de María Auxiliadora, dejando una estampa histórica y emotiva para un día que se quedaba en blanco. 

Miércoles Santo

Desde el Miércoles Santo en adelante, los cofrades cordobeses no tuvieron que mirar al cielo, aunque sí cayeron algunas gotas cuando las cruces de guía de las hermandades del Perdón, la Paz y Esperanza, y el Calvario ya se encontraban en las calles. Sin embargo, todo se desarrolló con normalidad y poco a poco el fervor y la devoción fueron llenando los distintos enclaves de la ciudad con el discurrir de las cofradías de la jornada. Un Miércoles Santo donde se pudieron observar contrastes entre la compostura y la rectitud de los nazarenos de la hermandad de la Misericordia, “El Silencio Blanco”, con la algarabía y el sabor popular de hermandades como la Paz y Esperanza o la Piedad de la Palmeras. 

No obstante, la algarabía no es sinónimo de irreverencia y falta de respeto. La nota negativa del Miércoles Santo se vio en los jardines de Colón, donde numeroso público se dio cita con una actitud y un comportamiento impropio para la contemplación de una procesión de Semana Santa como la de la hermandad de la Paz y Esperanza. Para próximos años deberían tomarse cartas en el asunto con el objetivo de que no se vuelvan a repetir imágenes como las que se vieron en este punto de la ciudad. 

Jueves Santo

El Jueves Santo es sin duda uno de los días grandes de la Semana Santa de Córdoba, pues en esta jornada procesionan algunas de las hermandades más antiguas y de mayor solera de la ciudad. Desde San Cayetano llegaba imponente la hermandad de Jesús Caído, bajo un cielo totalmente azul y unas altas temperaturas que invitaron a los cordobeses a disfrutar de la Semana Santa en las calles. Desde el barrio de Poniente venía también la hermandad de la Sagrada Cena, que en esta ocasión sí pudo estrenar el paso de palio de María Santísima de la Esperanza del Valle tras una larguísima espera. Muy emotivo, como cada Jueves Santo, fue el transitar de la hermandad de Jesús Nazareno por la residencia que lleva su nombre, donde los residentes salieron a las puertas del recinto para contemplar el paso de la cofradía. Lágrimas de emoción y muchas oraciones. 

También fue un Jueves Santo de ausencias, pues el Santísimo Cristo de la Caridad no estuvo acompañado por el Tercio Gran Capitán Primero de la Legión, al encontrarse este año acompañando al Cristo de Mena de Málaga. Sí estuvieron en el Vía Crucis que tradicionalmente se desarrolla en la mañana del Viernes Santo. En su lugar, en la salida procesional del Jueves Santo, el Cristo de la Caridad contó con el acompañamiento musical de la Banda de Cornetas y Tambores de la Coronación de Espinas de Córdoba. Ya al caer la tarde, Córdoba recibía a la Virgen de las Angustias sobre su exuberante paso, así como al Cristo de Gracia, que en su entrada congregó a miles de cordobeses que quisieron postrarse ante El Esparraguero. 

Viernes Santo

Con total puntualidad, a las 00:00 se abrían las puertas de la Real Colegiata de San Hipólito para que desde su interior comenzasen a salir los hermanos de la Buena Muerte en la que es, a día de hoy, la única hermandad que realiza estación de penitencia en la Madrugada del Viernes Santo. El silencio y el recogimiento se hicieron presente al caminar de los dos titulares de la corporación, donde el paso de palio de la Reina de los Mártires recuperaba una estampa de antaño con la inclusión de unas personales piezas de cera rizada. 

Ya por la tarde, el barrio de las Electromecánicas era una fiesta con la salida de su hermandad, la de la Conversión, que por primera vez iba hasta la Santa Iglesia Catedral para hacer estación de penitencia en un largo e intenso recorrido. También estaba de estreno la hermandad de la Soledad, que por primera vez salía desde su nueva sede canónica en la parroquia de Santa María de Guadalupe y con el acompañamiento musical de la Banda de Música de la Estrella. El resto de hermandades de la jornada, la Expiración, el Descendimiento, los Dolores y el Sepulcro, también brillaron en sus respectivas estaciones de penitencia, poniendo el broche de oro a una magnífico Viernes Santo donde el buen el tiempo llenó las calles de público en todo momento. 

Domingo de Resurrección

Sin la resurrección, la pasión no tendría sentido, y la hermandad del Resucitado cada Domingo de Resurrección viene a confirmarlo. Los blancos nazarenos de la cofradía de Santa Marina se han puesto en las calles de la ciudad durante esta mañana para completar la que posiblemente haya sido la Semana Santa más esperada de los últimos años. Una jornada que de nuevo está marcada por las altas temperaturas y el buen tiempo. Ya por la tarde, alrededor de las 19:30, la hermandad de la Estrella ofrecerá un capítulo extra con el traslado de sus imágenes titulares sobres sus pasos procesionales desde la Santa Iglesia Catedral hasta la parroquia de San Fernando, donde se quedaron refugiados el pasado Lunes Santo tras la aparición de la lluvia. 

Ahora es momento de recordar lo vivido y soñar con la Semana Santa de 2023, que, si nada lo impide, se celebrará entre el 2 y el 9 de abril.

Etiquetas
stats