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Trayectoria corregida en el momento justo

Los jugadores del Córdoba, satisfechos tras empatar en El Molinón | LOF

Rafael Ávalos

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Escasa es la recompensa para los méritos hechos. Una circunstancia ésta que se da por segunda semana consecutiva. Pero menos es nada. Quizá esto último es lo que ha de pensar el Córdoba tras su paso por El Molinón, donde sumara un punto pese a haber hecho bastante como para sumar tres. En este caso, aun cuando la situación es altamente difícil, un empate en un estadio como éste no es moco de pavo. Sobre todo porque el conjunto blanquiverde se quita de encima la losa de ser el único equipo de Segunda A que no sabía puntuar como visitante. Aprende a hacerlo y corrige de esta forma una muy negativa trayectoria para, además, ganar en confianza. Y lo consigue en un buen momento, no sólo el presente por su mejoría -por leve que sea- deportiva sino porque logra esquivar su peor registro inicial lejos de de El Arcángel. Porque con las tablas ante el Sporting evita una estadística que hubiera pesado demasiado.

La primera consecuencia positiva del punto sumado es precisamente que el Córdoba al fin es competitivo y obtiene botín, por mínimo que sea, como foráneo. Hasta ahora el equipo de José Ramón Sandoval era el único de Segunda A que no había sacado nada en feudo ajeno. Esta racha la cortó en El Molinón con un partido en el que fue notoriamente superior a su rival y en el que los tres puntos habrían sido quizá el más justo premio. Pero éste no llegó. “Hay que construir esto poco a poco”, comentó en un momento dado el entrenador blanquiverde, que por activa y por pasiva repitió que la sensación era la de haber dejado escapar el triunfo. Los blanquiverdes cerraron una dolorosa sangría lejos de El Arcángel, pues por el momento contó no sólo por derrotas sus encuentros como visitante. Lo hizo con una colección de imágenes prescindibles y con marcadores abultados.

Hasta este viernes, el cuadro califal cedió en sus cuatro desplazamientos después de encajar la friolera de 13 goles. La media era de tres por partido, rota por el Granada que le endosó cuatro a un conjunto que apenas anotó tres tantos. En Gijón los de José Ramón Sandoval no pudieron ver puerta -de hecho fue lo único que le faltó- pero sí que consiguieron echar el cerrojazo a su portería. Poco, o casi nada mejor dicho, sufrieron en tareas defensivas en El Molinón, donde además rompieron una dinámica que les llevaba de manera irreversible hacia la peor estadística del club como foráneo en toda su historia. El cero de quince habría sido muy complicado de asumir. Más si cabe si uno mira la trayectoria vital del Córdoba y descubre que apenas son cuatro los precedentes en este sentido. El más reciente de ellos, por cierto, abría la puerta a los fantasmas de un traumático descenso.

Con su empate ante el Sporting, el conjunto blanquiverde evitó un récord negativo en su papel como visitante que cerró por vez última en la temporada 2004-05. En efecto, la campaña del Cincuentenariazo, del descenso a Segunda B en año conmemorativo, el Córdoba completó sus primeras cinco salidas en Liga con un total de cero puntos. No logró poner en marcha el contador, si bien entonces apenas supo hacerlo también como local. Al paso por la décima jornada el cuadro califal sólo sumaba cuatro puntos, con un equilibrio y un triunfo en El Arcángel como únicas notas positivas en un inicio de curso -que se prolongó hasta Navidad en realidad- que todos prefieren olvidar. Ese cero de quince que regateó el equipo de José Ramón Sandoval se dio en otras tres ocasiones, pero todas en Primera: sucedió entre el curso 1966-67 y el 1968-69.

Por tanto, aunque el punto supo -y sabe- a poco y de escasa utilidad resulta a nivel clasificatorio viene a ser un impulso a la confianza del equipo. Primero por el hecho de haber sumado al fin lejos de El Arcángel, después por esquivar tan crítico dato. Ahora la tarea es dar cierta continuidad a la mejoría, más fuera que en casa, para que esta nota al pie no quede en simple anécdota. Y principalmente para evitar apuros mayores en el tramo final del campeonato, como los sufridos la pasada campaña, debido al acentuado déficit de puntuación. Porque los problemas del cuadro califal en la 2017-18 lo fueron en gran parte por su negro balance como visitante hasta la llegada de José Ramón Sandoval. Entonces, los blanquiverdes estuvieron más de seis meses sin ganar en feudo ajeno. Un período éste en el que arrancó cuatro puntos en un total de trece encuentros, ahí es nada. El de Gijón sólo debe ser el primer paso.

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