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¿Qué será de mi vida?

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Paco Merino

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Las preguntas incómodas siguen surgiendo en torno a un Córdoba que no termina de encontrarse a sí mismo esta temporada. En el Anxo Carro no lo hizo del todo mal, pero tal y como están las cosas necesita bastante más de lo que muestra para ponerse a la altura de unas expectativas mínimas. A día de hoy, los de Carrión no dan el tono para ir más allá de donde están. El Lugo supo esperar su ocasión sin desesperarse y acabó derribando a un Córdoba que tuvo más presencia ofensiva en el primer tiempo y que despachó el segundo atrincherado en su campo y achicando agua. El rival le empujó, cierto, pero a medida que avanzaba el cronómetro parecía muy suculento el premio de un empate sin goles que hubiese supuesto una meta modesta, pero de extraordinario valor para armar un discurso de superación: puntuar dos partidos seguidos. No pudo ser porque, sin producción goleadora, el equipo hipotecó su suerte a un balance perfecto en la defensa.

Se olvidó del balón -nunca fue suyo, ni siquiera en la primera parte- y quedó a merced del rival. Y ahí se le fue la opción. En el tramo final, Campillo y Mario Barco batieron a Kieszek y dejaron al Córdoba completamente planchado. La Segunda División puede ser rara o no, depende de cómo se mire. Lo que sí está claro es que es un campeonato cruel para quienes dejan que su porvenir se construya en función de los otros. Si el Lugo hubiera estado desacertado en el remate o se hubiera desanimado, seguramente el Córdoba habría sacado el puntito. No sucedió. Así que a casa y a rumiar otra vez en esos debates internos que no terminan de dar fruto.

Que Edu Ramos es una pieza de relevancia capital en los esquemas de Carrión quedó patente con el retorno inmediato del mediocentro al once titular, del que solamente estuvo fuera la semana pasada por cumplimiento de sanción. El malagueño, que suplió al lesionado Jaime Romero, fue la única novedad en el equipo de salida de un Córdoba que se plantó en el Anxo Carro con ese pellizco en el estómago que provocan los exámenes. Los blanquiverdes, con el crédito en entredicho desde el primer minuto del campeonato, andan metidos en una espiral compleja. Eso se les nota. O van acelerados, exagerando el esfuerzo para que no se diga, o entran en un brote colectivo de desidia que les condena. Esta vez dieron la cara con actitud, principalmente en los primeros cuarenta y cinco minutos, pero el Lugo les terminó superando por pura insistencia y por la candidez de los blanquiverdes, que enseñaron demasiado el cuello hasta que al final se lo mordieron sin piedad.

El inicio tuvo cierta efervescencia. La primera acción fue un mensaje. Markovic agarró la pelota con determinación y se fue hacia la esquina del área; agobiado por tres contrarios, trató de centrar con una rabona que no le salió y perdió la pelota, algo que le enfureció de tal modo que agarró por la cintura a un adversario y recibió una mirada reprobatoria del árbitro. Los blanquiverdes no se despendolaron en ataque, aunque no les faltaron ocasiones para intimidar en el arranque. Una contra de Jovanovic terminó con un buen centro del serbio al que estuvo a punto de llegar su compatriota Markovic. Se interpuso el cordobés Bernardo Cruz para enviar a córner. Más tarde, Javi Lara le robó la pelota a Seoane para ponerla con un pase milimetrado en los pies de Sergi Guardiola, que remató en carrera y forzó al excordobesista Juan Carlos a realizar una de las paradas de la tarde.

Antes de la media hora, el delantero jumillano lo volvió a intentar con un disparo de rosca que salió fuera. El goleador de cabecera de Carrión es uno de los que anda con más confianza. Las cuentas particulares le están cuadrando y eso incentiva su determinación a la hora de tomar decisiones en el campo, que de eso se trata. Lo de sobar la pelota y dársela siempre a otro es un ejercicio que funciona cuando hay algo que proteger. Y el Córdoba está en otra tesitura: debe exponer. Lo hizo. Con Guardiola a por todas y Javi Lara generando inquietud en las acciones a balón parado, hubo testimonios en ataque que concedían alguna esperanza. Jovanovic estuvo bullicioso. Suficiente como para mantener con el Lugo un pleito equilibrado.

Los gallegos, que salieron sin el cordobés Fede Vico -Francisco lo dejó sin convocar-, mueven bien la pelota y llegan, aunque arriba echan de menos el picante que tenían con Joselu, pichichi de la pasada temporada, excordobesista y ahora en las filas del Granada de Oltra. Salieron con dos puntas, Herrera y Fydriszewski, pero ni por ésas dieron la impresión de poder someter a un Córdoba que sigue, para su desgracia, mostrando puntos negros en su una defensa que aún parece en construcción. Un paradón de Kieszek tras un cabezazo en plancha de Iriome supuso la mejor ocasión para los lucenses.

Un disparo de Iriome, con Kieszek tapado por algunos compañeros, sembró la inquietud en las filas cordobesistas en el minuto dos de la reanudación. A los diez, Carrión sacó del campo a un cansado Sasa Markovic para buscar un revulsivo con Javi Galán. El pacense se dejó ver tanto en defensa como en ataque, mostrándose muy activo en un Córdoba que por entonces lo pasaba mal. Iriome tenía una autopista por su banda y lanzó varios centros que sembraron el pánico en las filas cordobesistas. Los de Carrión, sufriendo lo previsto, vivían bailando sobre el alambre. El Lugo tenía el balón y se había instalado en el campo del Córdoba, que apenas era capaz de dar tres pases seguidos para salir de ahí. La posibilidad del empate resultaba seductora. Y a falta de diez se le vino el mundo encima. Un centro de Edu Campabadal llegó al área y Fernández se lanzó a ras de césped para despejar. No llegó ni a tocar el balón y Pawel se quedó a la expectativa. La pelota la agarró Campillo y soltó un latigazo ante el que no pudo hacer nada el polaco.

Salió Alfaro por Mena y el Córdoba trató de irse arriba, pero ya no tuvo tiempo ni fuerzas ni método para recomponer el cuadro. En el 84, Mario Barco batió a Pawel desde el borde del área tras capturar un balón que nadie en la zaga blanquiverde fue capaz de despejar. Con el 2-0 y el Anxo Carro cantando de júbilo, al Córdoba no le quedó otro remedio que completar la tarde preguntándose qué debe hacer para terminar con esta dinámica diabólica.

FICHA TÉCNICA

LUGO, 2: Juan Carlos, Edu Campabadal, Bernardo Cruz, Miquel, Luis Ruiz, Seoane, Azeez, Iriome (Luis Muñoz, 89'), Campillo, Cristian Herrera (Albarracín, 75') y Fydriszewski (Mario Barco, 61').

CÓRDOBA, 0: Kieszek, Fernández, Joao Afonso, Caro, Víctor Mena (Alfaro, 82'), Edu Ramos, Javi Lara (Sergio Aguza, 68'), Caballero, Jovanovic, Markovic (Javi Galán, 55') y Sergi Guardiola.

ÁRBITRO: De la Fuente Ramos (Comité Castellano y Leonés). Amonestó con trajera amarilla a Seoane

GOLES: 1-0 (81') Campillo. 2-0 (84') Mario Barco.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la novena jornada de la Liga 1|2|3, disputado en el Anxo Carro ante unos 6.000 espectadores.

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