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Rubén Cuesta, el motor inagotable

Rubén, en un partido de la Copa Libertadores con Sucre.

Paco Merino

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No se le agota el principal combustible del deportista: la pasión. A Rubén Cuesta le estimulan los desafíos. Acaba de enrolarse en el Atlético Sanluqueño, un histórico del fútbol andaluz que no pasa por sus mejores días. Descendió a Tercera y pretende renacer. Su técnico, el cordobés Rafael Carrillo Falete, ha visto en Rubén a un líder para abanderar la remontada. Le conoce bien. “El objetivo es meterse entre los cuatro primeros y si es como campeón, mejor. Quiero ascender”, dijo el jugador en su presentación oficial, confirmando que la ambición sigue siendo marca de la casa. En El Palmar coincidirá con otros veteranos como el exinternacional Dani Güiza o Pepelu -ex de Sevilla y Recre, entre otros-, reclutados para regresar por la vía rápida a la división de bronce del fútbol nacional.

Rubén de la Cuesta Vera (Córdoba, 1981) es hijo de un mito del fútbol cordobés. Su padre, Manolín Cuesta, es el máximo goleador en la historia del Córdoba CF y un nombre de referencia para los aficionados en las décadas de los 70 y 80. Se forjó en los campos Enrique Puga, el hogar del Séneca, el club que fundó su abuelo y dirige su progenitor. La sombra de los Cuesta es alargadísima. El joven Rubén jugó con la blanquiverde del Córdoba CF en el filial -dentro de una pujante generación dirigida por Pepe Murcia- y debutó en Segunda División -media parte en el Sánchez Pizjuán ante el Sevilla (2-0)- de la mano de otra leyenda local, Juan Verdugo. Despachó dos ratitos más en El Arcángel hasta que hizo las maletas para describir una trayectoria profesional por plazas de segunda fila. Écija, Atlético de Madrid B, Zamora, Guadalajara, Lucena, Linense… Siempre dejando un sello de honestidad brutal, modelando su estilo para transformar la fogosidad de la juventud en el aplomo de la madurez.

Un buen día, cuando parecía que su carrera profesional comenzaba a languidecer, decidió empezar de nuevo. Le surgió la oportunidad de irse a América y allí despachó cuatro años para el recuerdo. Lo hizo en verano de 2013, después de una excelente campaña en la Balompédica Linense tras la que vio de forma clara que el final de su carrera necesitaba una reactivación. Cuando otros miran de cara la jubilación deportiva, otros se crean un último reto. En su etapa cordobesista tuvo como compañero a Gato Fernández, un portero boliviano que le animó a la aventura. Llegó a Sucre de la mano de un agente de prestigio, Mariano Mansilla, afamado delantero centro de los 70 y 80 en las filas del Córdoba. Además de padre de su esposa, la cantante Marta Mansilla, cuya voz se escucha poderosa en el himno del Córdoba CF. Nadie podrá discutir que en su hogar -al que llegó después el pequeño Mauro- se respira cordobesismo.

En Sucre, capital del departamento de Chuquisaca, en Bolivia, Rubén encontró la respuesta a muchas preguntas. Fue el líder del Universitario de San Xavier, con el que logró el título de campeón de Liga y disputó la Copa Libertadores. El hijo de Manolín Cuesta se convirtió en un idolo en el país andino. La “U” se convirtió en el séptimo equipo boliviano en conseguir el pase a otra fase de la Copa Libertadores de América, en 56 ediciones del torneo de clubes. Allí le llamaban De la Cuesta y le apodaron El patrón del campo.

En Bolivia se labró un nombre. En mayo de 2014 levantó su primer título, la Liga, y añadió una brillante participación en la Copa Libertadores en 2015, llegando hasta los octavos de final. En Sucre le idolatran. “Es, por comparar, como el Rayo Vallecano. Un club humilde, con una afición muy fiel, que está haciendo cosas grandes”, explicaba entonces el cordobés. Luego dio el salto a un grande del país andino, el Club Deportivo Oriente Petrolero, donde le costó cuajar. Su último destino fue el Club Real Potosí, donde cerró una etapa repleta de hitos. Es el primer futbolista espñol que jugó seis ligas profesionales, tres copas de Bolivia, dos ediciones de Copa Sudamericana y dos de Copa Libertadores. Solo otro español, el exmadridista Juanmi Callejón (5), marcó más goles que él (3) en torneos continentales de Suramérica.

“La cercanía con Córdoba ha hecho que me decida por el Atlético Sanluqueño, sobre todo tras haber estado cuatro año en Bolivia. He estado mucho tiempo lejos de casa y eso lo he valorado. He visto las cosas de otra manera”, dijo Rubén Cuesta en su presentación oficial. En septiembre cumplirá 36. Lleva jugando como profesional la mitad de su vida. Y la saga de los Cuesta, no les quepa duda, seguirá dando que hablar.

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