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Rubén Cuesta deja su huella en Bolivia

Rubén Cuesta, con la Copa Simón Bolívar ganada con el Always Ready en Bolivia.

Paco Merino

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Allí le conocen como De la Cuesta y le apodan El patrón del campo. Le tienen por un futbolista de rango, un nombre de referencia. Rubén es en Córdoba el hijo de Manolín Cuesta, un icono blanquiverde; en Bolivia ha conseguido hacerse un nombre propio. Y de qué modo. Esta semana logró grabar su nombre en la historia del Always Ready, un club fundado en 1933 en La Paz. Llevaban 27 años sin aparecer por la máxima categoría, eclipsados por entidades más poderosas en la ciudad como The Strongest o Bolívar. Hasta que llegó su hora. Y Rubén de la Cuesta ha tenido mucho que ver en el episodio de gloria que ha marcado a toda una legión de seguidores de esta modesta institución.

Rubén ha desempeñado un papel básico en las filas del Always Ready para la conquista de la Copa Simón Bolívar, un torneo que ponía el colofón al campeonato de segunda categoría del país y concedía al vencedor el billete para la competición profesional. El equipo del cordobés se enfrentaba en la final al Industrial Avilés, con un formato que exigía dos victorias. Cayó por 1-0 en el primer choque, pero luego aplastó a su rival por 5-0 en la segunda oportunidad -con un gol y una asistencia de Rubén- y finalmente decidió su destino con un rotundo 3-0 en el desempate, disputado en el estadio Félix Capriles, en Cochabamba. La fiesta fue tremenda para un club que llevaba desde 1991 intentando en vano alcanzar el fútbol profesional. En la Copa Simón Bolívar, su oportunidad más clara para materializar su sueño, se reforzaron con jugadores veteranos como el argentino Marcos Ovejero, el paraguayo Arnaldo Vera o el español Rubén de la Cuesta, que a sus 37 años añadió otra anotación lustrosa a su expediente futbolístico en Bolivia.

Rubén de la Cuesta (Córdoba, 1981) se forjó en los campos Enrique Puga, el hogar del Séneca, el club que fundó su abuelo y dirige su padre. La sombra de los Cuesta es alargadísima. El joven Rubén jugó con la blanquiverde del Córdoba en el filial -dentro de una pujante generación dirigida por Pepe Murcia- y debutó en Segunda División -media parte en el Sánchez Pizjuán ante el Sevilla (2-0)- de la mano de otra leyenda local, Juan Verdugo. Despachó dos ratitos más en El Arcángel hasta que hizo las maletas para describir una trayectoria profesional por plazas de segunda fila. Écija, Atlético de Madrid B, Zamora, Guadalajara, Lucena, Linense…

Rubén decidió tomar rumbo a América en verano de 2013, después de una excelente campaña en la Balompédica Linense tras la que vio de forma clara que el final de su carrera necesitaba una reactivación. Cuando otros miran de cara la jubilación deportiva, otros se crean un último reto. En su etapa cordobesista tuvo como compañero a ‘Gato’ Fernández, un portero boliviano que le animó a la aventura. Llegó a la localidad de Sucre de la mano de un agente de prestigio, Mariano Mansilla, afamado delantero centro de los setenta y ochenta en las filas del Córdoba. Además de padre de su esposa, la cantante Marta Mansilla, cuya voz se escucha poderosa en el himno del Córdoba CF. Nadie podrá discutir que en su hogar se respira cordobesismo.

En Bolivia fue campeón de la máxima categoría con el Universitario de Sucre en 2014 y alcanzó con este club la fase final de la Copa Libertadores. También pasó por las final de historicos de este país como el Oriente Petrolero y el Real Potosí antes de brillar en su última escala con el Always Ready. Durante cinco años, Rubén ha dejado su huella en la competición de ese país. Dos estancias en el Jumilla y el Sanluqueño, de Segunda B, han completado la carrera profesional de un ganador insaciable, que está coleccionando sus mejores éxitos en la etapa de madurez.

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