Romero pone en órbita al filial

Casi nunca es fácil afrontar una nueva competición, en este caso la tercera más potente del país, cuando eres un recién ascendido. Menos aún teniendo una de las plantillas más jóvenes del torneo, en una jungla en la que la experiencia resulta la mayoría de las veces imprescindible. Sin embargo, pese a todas esas adversidades, el Córdoba B ha logrado protagonizar un final de curso magnífico, sellando la permanencia en el Grupo 4 de la Segunda División B a falta de dos jornadas por disputarse.

La buena dinámica del filial blanquiverde, sobre todo en esta segunda vuelta, coincidió con la llegada al banquillo de Jorge Romero. Después de un comienzo titubeante a las órdenes de Carrión (que ascendió a la primera plantilla, tras la destitución de Oltra) y David Sanz, la entidad califal decidió dar las riendas del segundo equipo a Romero. Un hombre de sobra conocido en la casa, y que llegó a dirigir durante varias jornadas al primer conjunto del Córdoba CF. Diferentes problemas burocráticos le impidieron sentarse de manera oficial en el banquillo del filial, por lo que los primeros compromisos se saldaron con Salva Romero al frente, segunda de a bordo en la plantilla. Las vicisitudes se resolvieron hace apenas unas semanas nombrando a Francisco Javier Herruzo como preparador oficial. Sin embargo, todo eso no era más que la teoría, puesto que en la práctica seguía siendo Jorge Romero el técnico cordobesista.

El “debut” de éste se produjo con un triunfo en casa frente al Linense, y de ahí el filial ha conseguido acumular un balance de seis victorias, dos empates y tan solo una derrota, es decir, 20 de los últimos 27 puntos en juego, poco menos de las mitad del total que tienen a día de hoy. Además, suman ya cuatro semanas consecutivas sin perder en El Arcángel. Una reacción que le ha llevado a ser uno de los equipos de moda y más temidos de la competición, y que puso su guinda con el empate que sacó la última semana en la cancha de Lorca, líder de la clasificación y un firme candidato al ascenso.

Una resurrección con mayúsculas, que cobra valor al tener en cuenta que gran parte de los referentes han ido intercalándose entre la categoría de bronce y la de plata. El caso más claro ha sido el de Javi Galán, el cual se ha convertido en pieza fundamental a las órdenes del técnico barcelonés. Asimismo, otros como Moha Traoré, Esteve, Quiles o Sebas Moyano también se han dejado caer por la primera plantilla. Por lo tanto, dichas circunstancias dan un mayor valor si cabe a la undécima posición que ocupan en estos momentos, tras un balance bastante regular de doce victorias, once empates y trece derrotas, para un total de 47 puntos. En las dos próximas semanas recibirán al Melilla y viajarán a la cancha del Granada B, aunque esos encuentros resultarán un tanto intrascendentes en lo deportivo, pues ya tienen la salvación matemática, aunque no hay duda que no quitarán ojo a lo que haga el primer equipo, pues de ellos dependerá que el próximo curso vuelvan a verse las caras en la tercera máxima categoría del fútbol español.