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La puerta a cero es la llave

Los jugadores del Córdoba saludan a la afición tras ganar al Reus | MADERO CUBERO

Rafael Ávalos

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De una vez por todas, Kieszek consiguió terminar un partido sin buscar el balón entre las redes de su portería. Once jornadas después, el Córdoba cerró un encuentro sin encajar gol. Demasiado tiempo son dos meses y medio, los mismos que, precisamente y sin ser coincidencia, acumulaba el conjunto blanquiverde sin ganar. Las dos rachas, estrechamente relacionadas, encontraron sus puntos finales, si no es uno compartido, el pasado miércoles. El equipo dirigido por Jorge Romero logró mantener bien sellado su cerrojo atrás y fue letal en ataque. El resultado fue el que fue: el cuadro califal se impuso al Reus por un contundente 5-0. Y respiró, pero sobre todo comprobó cuánto necesita, para sonreír, dejar su meta sin batir.

Porque, definitivamente, la puerta a cero es la llave. Es el objeto que abre el baúl de la felicidad para un Córdoba que sin alcanzar ese primer objetivo no sabe vencer. Así es al menos hasta el momento. Los hechos hablan por sí solos. El conjunto blanquiverde sólo ha logrado cuatro triunfos en lo que va de campaña, y ése es el número de duelos en los que ha escuchado el último pitido del árbitro sin recibir gol. El camino lo halló en Albacete, donde además explotó su faceta goleadora (0-3). Pero no supo continuar por el mismo. La fórmula la repitió ante el Tenerife, al que superó por 2-0 tras sendas derrotas ante el Zaragoza (1-2) y el Barcelona B (4-0). Y después, apenas resolvió la ecuación una vez más: ante el Alcorcón (3-0) en el que fue último enfrentamiento en el que derrotó a su adversario.

Como dato añadido, valga el hecho de que al conjunto blanquiverde no le sirvió tomar ventaja en el marcador en más de una ocasión. La razón, que las grietas de nuevo se abrieron en el muro de la defensa. Ocurrió ante un Sevilla Atlético en inferioridad (1-1), ante una Cultural a la que aventajó en dos tantos y que jugó con uno menos más de medio choque (2-2) y ante el Rayo, que también igualó un 2-0 adverso. Sabedores de tales circunstancias, y de la consecuencia de encajar gol, los califales quisieron zanjar la problemática ante el Reus. Y eso que tampoco resultó necesario llegada la segunda parte. Con el 3-0, y después con el 4-0, en el tanteador, el Córdoba se esforzó por no recibir tanto. Poco hubiera importado, dada la diferencia, pero era otro paso adelante.

De esta forma, el equipo de Jorge Romero consiguió recuperar una de sus bazas más importantes. Esta vez no fue esencial para ganar, y sí otorgó, o debe hacerlo, mayor confianza a un vestuario hasta este miércoles muy tocado. La puerta a cero es la llave. Lo es ya desde anteriores temporadas. Sin ir más lejos, el pasado curso los califales no supieron superar a sus rivales con algún gol en contra hasta jornada 17, en el debut de Carrión en el banquillo -en Reus, precisamente (1-2)-. Antes sólo consiguió ganar cuando Kieszek no hubo de recoger el balón del fondo de su meta. Fueron sólo, otra casualidad, cuatro partidos. Tras despedir 2016 con un triunfo en Oviedo (1-2), los blanquiverdes estuvieron sin vencer dos meses. Fue el 25 de febrero de este año y se impusieron por 1-0 al Alcorcón. Otra vez, acabar imbatido fue clave.

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