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Adiós a Tokio con una sonrisa

César Montes, a la derecha, con la medalla de bronce

Rafael Ávalos

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De todo hay, como suele suceder. También en la vida pues ésta no es más que una permanente tarea de crecimiento, de superación a uno mismo. Aunque en deporte el deber es además contra otros. Con todo, el balance general es satisfactorio. O como mínimo no es tan negativo como en un principio lo pareciera. El deporte cordobés y los apasionados del mismo despiden otros Juegos Olímpicos, esta vez después de cinco años de espera, y lo hacen con una sonrisa. Se encarna la felicidad, en el cierre, en la figura de César Montes, que lograra el bronce como segundo técnico de la selección masculina de balonmano. Pero la suya es sólo la imagen más reciente en Tokio, ciudad a la que los representantes de la provincia dicen adiós con sensaciones muy dispares.

La expedición de Córdoba completa el mayor evento deportivo del planeta con hasta dos medallas, si bien sólo una lograda en competición directa, después de ir de menos a más desde el primer fin de semana de campeonatos. El comienzo no fue alentador, todo lo contrario. Resultó duro el punto de partida para los deportistas de la provincia en Tokio, ya que en la primera participación se esfumó un sueño compartido. Como le ocurrió en Río de Janeiro en 2016, Julia Figueroa no tuvo opción de subir al podio. Y la ilusión de la judoca era la de quienes le acompañan como seres queridos, compañeros de disciplina o informadores. La canterana del Club Kodokan venció a su primera rival en el camino hacia las preseas, pero cedió en su segundo combate. Arrancaba la cita olímpica en Japón con frustración, y la duda de si la cordobesa mira a París 2024 o no.

El desaliento fue a más en los Juegos Olímpicos, finalizados este domingo, con una inesperada actuación por debajo de sus habituales prestaciones de Fátima Gálvez. La tiradora de Baena acudía a Tokio con el objetivo de alcanzar el podio en la modalidad de foso después de estar muy cerca en Londres 2012 y Río de Janeiro 2016, eventos en los que finalizó quinta y cuarta, respectivamente. Sin embargo, ni siquiera consiguió llegar a la final. Lo cierto es que la deportista, en lo que es una constante en su vida, no bajó los brazos. Tenía otra oportunidad y no estaba dispuesta a desaprovecharla. Vaya si no lo hizo. Su perfecta compenetración con Alberto Fernández en el campo de tiro le reportó un histórico oro en el estreno del formato de equipos mixtos. Subió a lo más alto y de repente cambió por completo la perspectiva.

Por si fuera poco, la medalla de Fátima Gálvez fue el primer oro de España en Japón, lo que le otorgaba más valor si cabe allende las fronteras de la provincia. Además, los otros dos triunfos tardaron en llegar quizá en exceso. Ahí terminó, el pasado sábado, la competición directa de deportistas de Córdoba. Y la realidad es que la provincia aún tenía a más representantes en Tokio. Uno de ellos desde el lado menos amable, por si se quiere decir así, ante la mirada del público: el arbitraje. El colegiado Antonio Conde debutó en unos Juegos Olímpicos con gratificante resultado. No sólo se estrenó dentro de la competición de baloncesto, disciplina en la que utiliza el silbato, sino que actuó en la dirección de cinco encuentros. La suya era otra buena nueva, muy buena. Menos alegre fue el trayecto de otros dos expedicionarios, en este caso en los banquillos.

Abierto ese capítulo desde bastantes días antes, dos de sus protagonistas no pudieron celebrar medalla de los suyos. Le sucedió a Edu Aguilar como segundo preparador de la selección masculina de hockey hierba, que cayó en cuartos de final ante Bélgica y después de una dura fase de grupos. Mientras, Rafa Lozano vio cómo se escapaban hasta tres oportunidades de presea en el último escalón, antes de semifinales, con los boxeadores a los que entrena como miembro del cuerpo técnico de la Federación. Fue difícil para ambos, dos referentes del deporte de la provincia con experiencia e incluso metales, en el caso del segundo, en los Juegos Olímpicos pero dentro del escenario y no en su contorno. En este plano restaba otro cordobés, que fue quien puso la guinda gracias al trabajo colectivo. Se trata de César Montes, en efecto, que en el segundo y último fin de semana de la cita en Japón, el sábado, festejó un merecido bronce con los Hispanos. Del combinado masculino de balonmano participa el técnico en labores de segundo del preparador, Jordi Ribera. Con la alegría del ex del ARS Palma del Río se cerró la edición del mayor evento del mundo que va a pasar a la posteridad por ser el de la pandemia de Covid-19.

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