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Olvídate todo que tú para eso tienes experiencia

Abel celebra el gol golpeándose el escudo ante la grada. FOTO: LARREA

Paco Merino

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El Córdoba saca adelante el partido con el Alcorcón, se reconcilia con El Arcángel y se coloca más cerca del play off de ascenso

Un nuevo comienzo. Una sensación. Una posibilidad, aunque sea descabellada. Por ahí empieza todo. El Córdoba ha convertido su temporada en una canción de Pimpinela, aquel grupo que triunfó a finales de los ochenta y que escenificaba con una estética kitsch disputas conyugales que solían terminar en reconciliación. Eran las de este dúo argentino -matrimonio mal avenido en el escenario, hermanos en la vida real- canciones sencillas, armadas con tópicos y guiños a una audiencia propensa a la identificación sentimental. Como el fútbol del Córdoba hoy. Poco enrevesado, sincero hasta la ingenuidad, con un aire de prueba permanente salpicado con notas de oficio determinantes.

Pedro y Abel, veteranos en la casa -no es que lleven una eternidad aquí, pero corren tiempos de provisionalidad-, firmaron una actuación impecable. El de Aspe, después de su doblete en El Molinón, enseñó su versión más eficiente. Provocó el primer penalti, le puso el balón mascado a Arturo para firmar el segundo tanto local y generó miedo a la retaguardia alfarera. El sevillano salió al césped desde el banquillo para suplir a Obiora, que se retiró aquejado de molestias después de desplegar otra actuación turbia. El despiste del nigeriano no se notó más porque a su lado corría López Garai, que estuvo siempre al quite para mantener un control poco vistoso pero imprescindible. El que estuvo cumbre fue Abel. El canoso mediocentro marcó de penalti a los pocos minutos de salir. Se la colocó a Dani Jiménez pegadita al palo y recondujo la trayectoria blanquiverde antes del intermedio. Al final, con el Alcorcón buscando a la desesperada algún rédito, apuntilló con otra pena máxima -esta vez colocándola fuerte y al centro- cometida por Iribas sobre Juanlu. Los jugadores lo celebraron como posesos y El Arcángel estalló.

Ferrer sólo tocó lo estrictamente necesario -Obiora por Luso, Arturo por Xisco- el equipo que ganó en El Molinón. La formación, con seis futbolistas llegados en el mercado invernal -más un portero inactivo en Liga y Bernardo, promocionado definitivamente desde el filial-, ofreció lo que se puede esperar de un combinado de este tipo. Entusiasmo y ardor -no era para menos: llevaban sin ganar desde el 4 de enero en casa-, pifias puntuales que se resolvían de modo solidario y más ganas de ganar que de agradar. De hecho, en El Arcángel nadie reclama desde hace tiempo fútbol de alta gama ni alineaciones para el recuerdo. Solo resultados positivos. Y eso es precisamente lo que consiguió el Córdoba. Seis puntos seguidos -desde agosto no sucedía algo así- llevan a los blanquiverdes a una nueva dimensión. Hay caso.

Hubo susto inicial -un disparo al palo de Óscar Plano-, replicado por otro testarazo a la madera de Juanlu a cuyo rechace no llegó Uli Dávila. Con 0-1, Obiora se echó mano a la pierna y pidió el cambio con evidentes gestos de dolor. Lo sustituyó Abel, que terminó siendo providencial. Nada más salir, el sevillano se inventó un servicio medido para Pedro, que fue cazado por Chema. Penalti y gol de Abel. El Alcorcón no es un mal equipo, ni mucho menos. Los amarillos son el paradigma de lo que puede hacer esta Segunda División con aquellos que se despistan más de la cuenta. En su estadio han perpetrado una campaña lastimosa. Hasta la semana pasada no se reencontraron con el triunfo después de muchos meses sin lograrlo. No tan dramática, pero sí muy dañina, era la serie del Córdoba al amparo de su afición. Ni un sólo triunfo en toda la segunda vuelta. Ninguno desde que llegó al banquillo Albert Ferrer.

Todos los miedos se disiparon en un segundo tiempo muy serio del Córdoba, que tuvo que superar el potente arranque alcorconero apretando los dientes. Sergio Mora y Verdés inquietaron a Juan Carlos. Ferrer no lo veía claro y sacó del campo a Uli Dávila para colocar a López Silva. En su fase menos lúcida, el Córdoba golpeó de manera fulminante gracias a su futbolista más inspirado. Pedro subió su banda y colocó la pelota en el sitio justo para que Arturo empalara a la red. La celebración estuvo a la altura de la trascendencia del resultado. El Córdoba aniquilaba la resistencia de un adversario directo y el Alcorcón notó el puñetazo.

Bordalás puso en escena a Dani Pacheco, aquel futbolista que el Córdoba pretendió en verano, pero los de casa estaban ya plenamente integrados en una dinámica de victoria. Intensos en la disputa de la pelota y concentrados atrás, vivieron de forma apacible los últimos minutos tras la consecución del 3-1 y las dos expulsiones -Iribas y Sergio Mora- en un Alcorcón roto. Y ahora, ¿qué? En la próxima jornada, en el Rico Pérez de Alicante, se seguirá construyendo la respuesta.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA CF, 3: Juan Carlos, Gunino, Bernardo, Raúl Bravo (Fran Cruz, 72'), Pinillos, Obiora (Abel, 41'), López Garai, Pedro, Uli Dávila (López Silva, 61'), Juanlu y Arturo.

ALCORCÓN, 1: Dani Jiménez, Iribas, Babín, Verdés, Chema (Dani Ponce, 53'), Ángel Sánchez, Sergio Mora, Rubén Sanz, Fernando Sales, Juli (Dani Pacheco, 76') y Óscar Plano (Arnal, 68').

GOLES: 0-1 (37') Iribas. 1-1 (43') Abel, de penalti. 2-1 (62') Arturo.

3-1 (87') Abel, de penalti.

ÁRBITRO: Arcediano Monescillo (Comité Castellano-manchego). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Obiora, Pinillos y Bernardo y a los visitantes Verdés, Mora, Chema, Ponce, Iribas y Rubén Sanz. Expulsó a Iribas y Mora por doble amarilla.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente la trigésimo cuarta jornada de la Liga Adelante, disputado en El Arcángel ante 13.957 espectadores con unos 200 alfareros entre ellos. Se guardó un minuto de silencio en memoria del ex jugador del Córdoba Francisco Fuentes Alfaro.

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