Defensa retira un premio a un cordobés por usar términos como “Generalísimo” en una obra sobre la Guerra Civil
El Ministerio de Defensa ha retirado un premio al investigador cordobés Patricio Hidalgo Luque, coronel farmacéutico del Cuerpo Militar de Sanidad, cuya obra sobre la batalla de Peñarroya-Valsequillo, considerada la última gran ofensiva de la Guerra Civil, había sido seleccionada por unanimidad como ganadora en los Premios Ejército 2025. La decisión se produjo tras un informe jurídico del Ejército de Tierra que concluyó que el texto podría vulnerar la Ley de Memoria Democrática al emplear expresiones y descripciones consideradas contrarias a la normativa. El informe, que no se entregó a los miembros del jurado, fue nombrado por el general de brigada Marcos Llago Navarro, director del Instituto de Historia y Cultura Militar.
El informe, fechado el 9 de junio y firmado por el jefe de la Asesoría Jurídica del Ejército, cuestionaba principalmente el uso del término “Generalísimo” para referirse a Francisco Franco en hasta once ocasiones, así como frases como “las tropas de Franco avanzaban victoriosamente en Cataluña”, que según la interpretación jurídica suponían una idealización del bando sublevado. También se censuraban determinados detalles gráficos que, a juicio de la asesoría, eran innecesarios y podían herir sensibilidades. En concreto, se refiere a una frase: “Cuando por la noche los republicanos recuperaron la posición encontraron los cadáveres de veinte de sus soldados con los genitales cortados”. Con estos argumentos, se recomendó no premiar el trabajo y se detuvo la firma del acta que otorgaba el galardón. El informe no es público ni ha sido facilitado al propio investigador, a pesar de que lo ha solicitado a través de la Ley de Transparencia.
Hidalgo, que hasta entonces había recibido el respaldo unánime del jurado, expresó su profunda frustración y denunció irregularidades en el procedimiento. El propio Hidalgo ha hecho un relato de los hechos en los que ha asegurado que no se le entregó el informe que motivó la retirada y que su intención nunca fue glorificar a nadie, sino realizar un análisis histórico riguroso de una batalla apenas estudiada. “Estoy profundamente frustrado porque han sido los propios militares los que han tomado esta decisión para no incomodar al poder político. No me gusta que se me retire un premio por un informe que desconozco. No glorifico a nadie: solo relato hechos”, afirmó.
De hecho, Hidalgo señala en su defensa que “si escribo de Franco utilizo, para evitar la reiteración, el término Generalísimo, que, como bien dice el redactor del informe, se corresponde con el empleo que Franco ostentó desde el 1 de octubre de 1936 hasta el 20 de noviembre de 1975. Si hubiese querido enaltecer a Franco podría haber escrito Centinela de Occidente o Caudillo de España por la Gracia de Dios, como figuraba en las monedas acuñadas en esa época, y no ha sido así”. Además, expone que este término “viene siendo utilizado por muchos escritores, algunos muy pocos sospechosos de querer 'encumbrar, alabar, enaltecer o encomiar' a Franco o a su régimen. Un rápido repaso en ediciones digitales me lleva a contar siete generalísimos en Las tres Españas del 36 de Paul Preston, nueve en La guerra civil española de Antony Beevor, otros once en Combatientes requetés de la guerra civil de Julio Aróstegui y 17 en La guerra civil española de Hugh Thomas. Cuatro prestigiosos historiadores que habrían sido vetados para el Premio Ejército de haberse presentado”.
En cuanto al uso de “victoriosa” para referirse a la ofensiva del ejército franquista sobre Catalunya, Hidalgo sostiene que “en otra página digo que tras la batalla de Peñarroya Franco podía 'terminar la guerra victoriosamente'. Pues bien, en una obra de historia militar pura y dura como la que yo he pretendido escribir, sin sesgo político, la ofensiva de Cataluña sólo puede calificarse de 'victoriosa', y no entiendo como constatar ese hecho histórico inapelable puede suponer alabanza al general Franco o al régimen anterior”.
Por último, el investigador lamenta que “al redactor del informe no le ha gustado que haga alusión a una atrocidad de las que, desgraciadamente, aún se cometían a esas alturas de la guerra. Pero la realidad es que menciono cuatro de ellas, dos cometidas por cada bando”, concluye.
Críticas del jurado
El proceso ha generado fuertes críticas también dentro del propio jurado. El historiador Luis Togores, uno de sus miembros, denunció que el acta no se firmó en la primera deliberación, cuando la obra de Hidalgo había sido elegida ganadora, y que semanas después fueron convocados de nuevo para votar de forma distinta, en un procedimiento que calificó de “irregular”. Finalmente, el premio fue concedido a otra obra, titulada “Especialistas, los soldados del águila”, del autor Agustín Pacheco Fernández.
El caso ha abierto un intenso debate sobre la aplicación de la Ley de Memoria Democrática en el ámbito académico e historiográfico. Mientras el Ministerio de Defensa insiste en que la normativa debe cumplirse en todas las instancias públicas, voces críticas denuncian que la medida supone un acto de censura que limita la independencia de la investigación histórica. La polémica ha salpicado a unos galardones con gran tradición, que el Ejército convoca desde 1945, con el Rey Felipe VI como presidente de honor y una dotación de 60.000 euros en premios.
Para Patricio Hidalgo, más allá de la pérdida del reconocimiento, lo ocurrido refleja una peligrosa deriva en la relación entre memoria, política e investigación. Su obra sobre Peñarroya-Valsequillo pretendía arrojar luz sobre la última gran ofensiva republicana en territorio cordobés y extremeño en 1939, un episodio que considera clave para entender el final del conflicto.
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