La llamada de la sangre: no va más en El Arcángel
Cada semana, un lema. “Conjurados”, dice el de la actual. El Córdoba viene arropando su resurrección deportiva con un plan de marketing que vende el producto envuelto en el celofán de la épica. El núcleo duro del cordobesismo no necesita más llamada que la que le nace en las vísceras. Están siempre, pase lo que pase, con sonrisa o gesto torvo. El éxito es llenar el campo con un equipo que lleva seis meses en puestos de descenso y el Córdoba lo ha conseguido con esa receta que solía comentar Paco Jémez. “La gente va al estadio si hay buen fútbol y precios decentes”, decía el racial técnico del Zumbacón. El Córdoba actual ofrece emoción y trascendencia -buenos sucedáneos cuando los asuntos estilísticos quedan en segundo plano- y entradas casi regaladas. Van desde un eurito en los fondos hasta los tres de Preferencia. La respuesta de la hinchada ha convertido El Arcángel en uno de los recintos más concurridos de Segunda, logrando entradas superiores a las de muchos campos de Primera.
Al cierre de las taquillas en la tarde del miércoles quedaban disponibles unos 200 asientos, según informó el club, que se cubrirán durante la jornada de hoy. El Arcángel volverá a presentar un aspecto fabuloso para un partido “crucial”, según repitió hasta la saciedad el presidente, Jesús León, a cuantos se le cruzaron en el camino durante los últimos días.
En todas las cuentas que haga el Córdoba no cabe ninguna combinación que no contemple un triunfo ante el filial del Sevilla, que llegará virtualmente descendido -lleva todo el año abajo y enquistado como colista- pero con algunos datos inquietantes: en las últimas semanas han sacado 7 puntos de 12, con victorias ante el Zaragoza o el Barcelona B. Además, las visitas a Córdoba no se le dan nada mal y el equipo blanquiverde no ha sido capaz de ganar ni uno solo de los derbis andaluces esta temporada. En la ida, en la Ciudad Deportiva Ramón Cisneros Palacios, arrancó un triste empate ante un Sevilla en inferioridad numérica y con Pawel Kieszek disfrazado de superhéroe. Eran los tiempos oscuros de un Juan Merino desnortado al frente -es un decir- de una formación podrida.
Todo ha cambiado desde entonces, afortunadamente para un Córdoba al que le están saliendo los planes mejor de lo que incluso ellos mismos esperaban. Así lo admitió esta semana Jesús Valentín, central que se perfila como titular en un once que vendrá cargadito de sorpresas. En sesión a puerta cerrada, Sandoval ajustará tuercas para abordar un partido muy delicado, de esos que no se pueden escapar bajo ningún concepto. Contará con José Antonio Reyes, que vivirá un reencuentro curioso ante el equipo que le vio nacer como jugador. Donde no habrá modificaciones será en la grada. Estará llena. Para aderezar la fiesta, el club dispondrá de una charanga para animar los prolegómenos. También está previsto que el legendario grupo Medina Azahara interprete en El Arcángel uno de sus temas más emblemáticos: Córdoba.
En los cinco partidos anteriores se terminó el papel en las taquillas, aunque en todos ellos se detectaron huecos vacíos en la grada. Ante el Barcelona B se registró, por los tornos, una afluencia de 17.547 espectadores. En el duelo frente al Granada hubo 16.783 y en el siguiente, contra el Real Valladolid, se ocuparon 14.670 asientos. Ante el Lugo también se agotaron las entradas en las taquillas, aunque los tornos reflejaron una asistencia de 15.588 espectadores, todavía lejos de los algo más de 21.000 asientos de los que dispone El Arcángel. Contra el Real Oviedo se llegó a los 18.008 asientos ocupados, mientras que frente al Lorca se llegó a los 16.596 como cifra oficial. El equipo, después de las dolorosas derrotas ante Barca B y Granada, reaccionó bien: lleva 10 de los últimos 12 puntos. Le quedan por delante cuatro citas: Sevilla B, Huesca, Almería y Sporting. El Córdoba seguirá vivo mientras siga latiendo el corazón de El Arcángel.
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