Lección de fe en Vista Alegre

El cuento continúa. Y la fábula, de momento, no puede servir nada más que de aprendizaje. El sendero más positivo es el que escribe el Córdoba Patrimonio de la Humanidad que, tras un pequeño atasco de sensaciones e identidad herida, ha vuelto a sumar un nuevo capitulo favorable a su epopeya en la mejor liga del mundo. Y lo ha hecho al calor de los suyos, como no podía ser de otra forma. Los de Maca gritaron que quieren más. Que el hambre constante está inyectada en su ADN.
La puesta en escena en Vista Alegre resultó ser todo lo intensa que el partido necesitaba. Había mucho en juego y en el Córdoba Patrimonio de la Humanidad volvió a plasmarse ese carácter rebelde que le ha llevado hasta la élite nacional. Lo cierto es que acumulaba seis jornadas sin ganar y el borde del precipicio se antojaba cada semana más cerca. No obstante, el saber estar de los cordobeses apenas evidenció signos de nerviosismo pese a que el enfrentamiento era de verdadero riesgo deportivo. Lejos de eso, los de Maca salieron con todo sobre el parqué. Era la ocasión y no pensaban desaprovecharla. El filo del abismo es el estado natural de un equipo que siempre ha crecido por encima de lo que se le esperaba. Incluso más allá de sus propias posibilidades reales, pues todo ello se ha ido tapando con amor por unos colores. No hay otra receta posible en este éxito.

A pecho descubierto salió el cuadro cordobés, enganchado desde primera hora al tren anímico que supone, una vez más, que te canten el himno compuesto por Manuel Ruiz Queco -asistente de lujo al partido, por cierto-. Y esas ganas de ganar se vieron reflejadas rápidamente en ocasiones. Cuando muchos aún no habían terminado de localizar su asiento, Jesús Rodríguez sumaba la primera oportunidad para los suyos tras conectar una contra con César. Precisamente el ala egabrense sería uno de los más activos de inicio. El propio jugador estuvo a punto de batir a Edu a los pocos minutos y de sus botas saldría el primero de la noche. Un centro medido desde el saque de esquina por parte de Manu Leal acabó en un disparo raso ante el que nada pudo hacer el guardameta burelense. La lata ya estaba abierta y era el momento de aprovechar la inercia. Un minuto después, penalti a favor tras una mano en el área gallega. El capitán Manu Leal convirtió desde la pena máxima. Un segundo gol que dio paso al vendaval.
En efecto, los siguientes minutos serían de auténtico monopolio blanquiverde. No daban un respiro los de Maca que, aprovechando el olfato de sus alas, lograban pillar siempre la espalda al rival. Y así fue como llegaría el tercero, no sin antes acumular una larga lista de intentos. Zequi -con hasta tres claras-, Pablo del Moral, Koseky y Giasson pudieron ampliar aún más la ventaja. Pero la recompensa le llegó al gaditano, que materializó al sacar partido de uno de esos contragolpes. El jugador tiró de técnica para revolverse en el área ante dos contrarios, para rematar un balón que cruzó la portería llorando. Y al tiempo que entraba, todo el público estalló en delirio. Hubo tiempo incluso para que Cristian se luciera bajo palos, con una intervención espectacular de puros reflejos. La fiesta transcurría bajo el protocolo marcado por el equipo de casa.

La superioridad se tornó en una tímida relajación por parte de los locales tras el paso por vestuarios. La verticalidad fue notoria, pero ahora el músculo parecía agarrotado en el bando contrario. Tanto que apenas tardó un minuto el Burela en recortar distancias, ahora castigados los de Maca igualmente a la contra. El fallo no fue a más durante gran parte del segundo tiempo, aunque lo cierto es que los visitantes ya estaban plenamente metidos en la contienda. Ahora les tocaba a ellos acumular oportunidades, al tiempo que los blanquiverdes debían recurrir una y otra vez a la máxima concentración defensiva. El mono de trabajo en este caso se lo puso principalmente un Cristian más que inspirado bajo palos. El cerrojo estaba echado, aunque la puerta tambaleaba ahora con mayor frecuencia.
Por si fuera poco, los problemas de faltas también tuvieron sus dosis de protagonismo, pues durante los últimos diez minutos se jugó constantemente con la posibilidad del doble penalti. Una vez más, sobreviviendo al borde del abismo. La parroquia blanquiverde, consciente del duro bache que atravesaba su equipo, se erigió como un actor más sobre la pista. Apenas se escuchaba el rechinar de las botas ante un recinto -que rozó el lleno- que empujaba como en una de sus grandes noches. Y precisamente ésta lo era. Sería a falta de cinco minutos cuando llegase el castigo del doble penalti. Pero otro factor jugó a favor del Córdoba Patrimonio de la Humanidad. Gonzalo suplió a Cristian y el guardameta toledano se alió con la madera para repeler el disparo. Otra vida sin consumir.
De ahí al final, el juego de cinco del Burela llevó el timón del partido. La posesión pasó a formar parte casi en exclusiva de los de Juan Manuel Marrube, pero de nuevo la defensa cordobesa y las estiradas de Cristian evitaron que la diferencia se recortase. Y ahí llegó la puntilla. De una de esas magníficas paradas saldría el cuarto, obra del propio portero cordobés, que interceptó el balón y golpeo desde su portería para batir a meta vacía. El público ovacionó la que fue sin duda la acción más llamativa del partido. Y Zequi puso el quinto. Gritos de “Córdoba, Córdoba” compusieron la melodía de un desenlace que se fraguó a golpe de celebración.
FICHA TÉCNICA
CÓRDOBA PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD, 5: Cristian Ramos, César, Manu Leal, Koseky y Jesús Rodríguez -cinco inicial-. También jugaron Giasson, Pablo del Moral, Zequi, Lolo Jarque, Javi Sánchez, Cristian Cárdenas y Gonzalo.
PESCADOS RUBÉN BURELA, 1: Edu, Matamoros, Joselito, Lucho y Álex Diz -cinco inicial- También jugaron Luisma, Pitero, Juanfran, Renate, Pope y Everton.
ÁRBITROS: Blas Alonso y Romero Candela (Comité Manchego). Mostraron cartulina amarilla al visitante Luisma y al local Zequi.
GOLES: 1-0 (6′) César. 2-0 (7′) Manu Leal, de penalti. 3-0 (17′) Zequi. 3-1 (21′) Luisma. 4-1 (38′) Cristian. 5-1 (39′) Zequi.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la decimocuarta jornada del campeonato nacional de Liga de Primera División LNFS, disputado en el Palacio Municipal de Deportes Vista Alegre ante 3.150 espectadores.
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