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Historias cordobesistas en Getafe

Montenegro y Moisés, en el Getafe-Córdoba de 2003 | MADERO CUBERO

Paco Merino

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Allí derramó lágrimas de impotencia un joven Paco Jémez en 1991, cuando un Córdoba campeón de Segunda B se estrellaba en los últimos minutos de un partido de aquellas crueles liguillas de ascenso que los blanquiverdes coleccionaron en años salvajes. Allí logró también una salvación milagrosa, uno de esos títulos de pobres que el cordobesismo paladea como sólo él sabe hacerlo. En 2003, el argentino Ariel Montenegro firmó un empate que significaba la salvación para la entidad y una fiesta de dimensiones gigantescas para la afición.

Allí también jugó el Córdoba en Primera División un partido especial en el campeonato de su retorno a Primera después de más de cuatro décadas. Fue el día en que el normalmente hierático Albert Ferrer perdió los nervios y estrelló una botella de agua contra el banquillo después de ver cómo a su equipo se le escapaban al final dos puntos con un gol azulón. Antes había marcado Patrick Ekeng. Fue el único gol del malogrado jugador camerunés con la camiseta blanquiverde. Falleció sobre el terreno de juego por una parada cardíaca cuando jugaba en el Dinamo de Bucarest el 6 de mayo. Este sábado se cumplirá un año de aquel fatal accidente.

El Coliseum Alfonso Pérez de Getafe es un estadio con historias en blanquiverde. Este domingo, el equipo buscará el modo de dejar material recordable. A ser posible, para bien. No será sencillo. Un vistazo a la estadística produce inquietud. El Getafe es el segundo mejor equipo en casa de toda la categoría. Solamente perdió un partido en lo que va de curso y fue ante el Girona, que marcha segundo en la clasificación. Los madrileños son terceros y quieren alcanzarles antes de que sea demasiado tarde. Llevan un poco de retraso, provocado en gran parte por su cochambroso arranque liguero a las órdenes de Juan Eduardo Esnáider -un excordobesista de triste recuerdo-, con el que no fueron capaces de estar a la altura de su potencial.

Luego llegó Pepe Bordalás, un viejo zorro de los banquillos, y todo cambió. Han perdido cinco partidos de los últimos 23, pero eso no ha sido suficiente para alcanzar a los gerundenses, que serán los últimos rivales del Córdoba en este decepcionante curso 16-17. Será en El Arcángel. Los más optimistas piensan en un duelo intrascendente, en el que los dos tengan sus objetivos cumplidos. Y, si no es así, que el Girona esté ya ascendido a Primera. Qué les vamos a contar.

Para emocionarse un poco, el Córdoba puede recurrir al histórico de enfrentamientos. Ahí no sale demasiado malparado. Solamente perdió dos veces en ocho visitas en partidos oficiales a Getafe. Cuatro se saldaron con empate. En esta oportunidad hay mucho en juego para ambos. Los blanquiverdes acuden en una situación compleja. Con un único punto sumado en siete salidas de la segunda vuelta y cuatro goles marcados, muestran una etiqueta de equipo vulnerable lejos de su casa. El Getafe es todo lo contrario: vence al calor de su público -casi nunca llena el campo, pero ha hecho una promoción de dos entradas a 5 euros para cada socio- y tiene en racha a Jorge Molina, uno de los goleadores más reputados de la categoría. El delantero alcoyano lleva 16 ya. El Getafe-Córdoba tiene un favorito en el cuadro local, pero... Hay que jugar.

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