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¿Pueden hacer el favor de parar esto?

Edu Ramos, en el Sánchez Pizjuán | DAVID DE LA ROSA-LOF

Paco Merino

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“No es casualidad”, dijo Carrión tras la derrota en Valladolid, que supuso el séptimo viaje consecutivo volviendo de vacío. Una dinámica perversa. Intolerable para un equipo que mantiene un margen de un punto sobre la zona de descenso y que aborda cada semana su cita con la Liga envuelto en un aroma de trascendencia que pesa lo suyo. Hay que bucear en la hemeroteca para encontrar un periodo de sequía en los desplazamientos tan dañino como el que está sufriendo, contra pronóstico, este Córdoba pendular. Pasó de ser el peor de la Liga en casa durante meses a ser el menos eficiente fuera de ella en este 2017. Un verdadero disparate.

El equipo de Carrión está viviendo la segunda peor racha de la historia del club en Segunda División. Sus siete partidos perdidos (Girona, Tenerife, Lugo, Levante, Nástic, Sevilla Atlético y Valladolid) superan la marca negativa del curso 2004-05, uno de de los más célebres por sus singulares características: el club armó una plantilla de renombre y empleó un presupuesto de Primera para terminar descendiendo a Segunda B. En aquel curso aciago, en el que pasaron por el banquillo profesionales como Esteban Vigo, Robert Fernández, Crispi y Juan Carlos Rodríguez, el Córdoba perdió consecutivamente en los campos del Ciudad de Murcia, Tarrasa, Éibar, Almería, Sporting y Murcia.

Las generaciones de edad madura recordarán sin duda, por la huella que dejó, el periodo comprendido entre 1983 y 1985. Después de la frustración colectiva que generó en la España futbolística el fracaso del Mundial 82, en El Arcángel se empeñaron en escenificar de verdad lo que era un declive. Se vivieron dos descensos consecutivos. El Córdoba fue colista de Segunda en la Liga 83-84 y penúltimo de grupo en Segunda B en la 83-84. Ahí se fija el periodo de derrotas como forastero más extenso de las últimas décadas. Fueron ocho: Talavera, Poblense, Albacete, Lorca, Alcalá, Alcoyano, Ceuta y Portuense. En aquel equipo, que entrenaron Ruiz Rosa y después Ángel Torres, se alineaban jugadores como Campos, Luna Toledano, Carlos, Carrasco, Pepe Hueso, Luna Eslava, Vinuesa o un crepuscular Iosu Ortuondo, que el año siguiente sería entrenador en Tercera.

Para ver los periodos más improductivos hay que remontarse a los tiempos de blanco y negro. En la campaña 57-58, en Segunda, el Córdoba perdió frente al Cádiz, Tenerife, Almería, Betis, Levante, Jerez, Hércules, Recreativo de Huelva y Extremadura. Nueve salidas sin fruto. Y lo peor ocurrió en la 67-68, en Primera División, con doce salidas seguidas saldadas con derrota: Athletic, Valencia, Sabadell, Barcelona, Real Madrid, Sevilla, Zaragoza, Atlético de Madrid, Betis, Las Palmas, Elche y Pontevedra.

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