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Cómo empezar a cambiar para que te cambie la vida

Paco Merino

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Esnáider convoca a todos los disponibles, aunque no puede jugar el sancionado Abel, para el crucial examen ante la Ponferradina

El cordobesismo suplica un motivo para la sonrisa después de una de las semanas más tormentosas de su historia reciente. Comenzó con las dolorosas secuelas de un pésimo partido en Guadalajara, siguió con una serie de pintadas reprobatorias hacia los jugadores en los muros de El Arcángel, se prolongó con la destitución de Berges para contratar al novato Esnáider y concluyó, después de otra retahíla de episodios variopintos -presentación de un concierto de Bosé que acarreará polémica, el lío de la futura ciudad deportiva y el inminente adiós de jugadores clave-, con una última sesión de entrenamiento a puerta cerrada que, por un error en la comunicación del club, dejó en la calle a medio centenar de aficionados y a algún periodista mientras que la plantilla, con Esnáider al frente, concretaba sus planes para afrontar el partido ante la Ponferradina (domingo, 12:00 horas).

En este club no dejan de suceder cosas, aunque se echa de menos la esencial en estos momentos delicados, la medicina que todo lo cura: la fórmula válida para devolver al equipo su rango de aspirante al play off de ascenso a Primera División. Con victorias y con un aspecto ganador. A eso va este domingo. “No tenemos margen de error, lo perdimos en Guadalajara”, advierte López Garai, uno de los ejes del equipo. ¿Para qué fingir? Lo que hay es lo que hay. Al Córdoba no le queda más remedio que exprimir todo lo que tiene para convencerse a sí mismo y a su afición -donde el número de escépticos crece de modo exponencial- de que es capaz de construir un milagro en poco menos de dos meses. Las “nueve finales” de Esnáider arrancan en El Arcángel, que aguarda entre sensaciones extrañas un acontecimiento inédito. El Córdoba, que siempre utilizó los cambios de entrenador como exorcismo para espantar la amenaza del descenso, ha ejercitado esta vez la drástica medida persiguiendo justo lo contrario. Pero tanto para una empresa como para otra  necesitará un ingrediente fundamental e invariable: el respaldo y la complicidad de su afición.

El Arcángel se convierte en el  escenario para la redención de un Córdoba en entredicho, al que no le sirve otra cosa que lograr los tres puntos ante una de las grandes sensaciones del curso 2012-13, una Ponferradina que suma actualmente dos puntos más que los blanquiverdes y que ya tiene un título en sus vitrinas: la permanencia, algo que nunca consiguió en sus anteriores experiencias en Segunda. No tiene nada que perder y sí mucho que añadir a un expediente que ya es legendario en el fútbol berciano.

Habrá cambios en el equipo blanquiverde. “De juego y de actitud”, según apuntó con una buena dosis de sinceridad y autocrítica Sebastián Dubarbier, quien después de permanecer unas semanas fuera de juego por lesión se perfila como uno de los elegidos para dar lustre al debut de su compatriota Esnáider, quien se someterá a su primer examen en medio de un panorama volcánico. El ex jugador del Real Madrid, Zaragoza, Atlético, Juventus o Español, entre otros, se ha empeñado a fondo en la tarea de motivar al alicaído grupo en sus primeros días de trabajo. Trae una idea propia, que mezclada con lo que le hayan podido contar de primera mano dará como resultado una versión distinta del Córdoba.

Tras el último entrenamiento, Esnáider anunció que todos están citados en el estadio. Una decisión políticamente correcta, dadas las circunstancias. Le falta sólo Abel Gómez, sancionado por la tarjeta amarilla que vio en el Pedro Escartin de Guadalajara. En el once se presume meneo por los ensayos semanales, que ofrecieron escenas para especular con el retorno al centro de la defensa del veterano Gaspar Gálvez, postergado por Berges en los últimos meses, y la colocación del polivalente Alberto Aguilar como compañero de López Garai en el doble pivote. La entrada de Dubarbier en el lateral izquierdo en lugar de Fuentes y la titularidad de Fede Vico son otras opciones que cobran fuerza, mientras la presencia en la vanguardia de Enzo Rennella y Xisco Jiménez se antoja casi innegociable.

La Ponferradina comparece con más ilusión que presión, consciente de haber cumplido ya con creces las expectativas más altas, en una disposición mental muy similar a la que pudo tener en su pasado reciente el Córdoba cuando lucía la etiqueta de equipo revelación. Con Yuri (15 goles), el primo de Charles, como mayor amenaza ofensiva, el conjunto de Claudio Barragán apuesta por sacar provecho de las angustias blanquiverdes por reformar su imagen. Con todos los focos sobre sí, el Córdoba se dispone a encarar una de sus citas más trascendentes de la temporada. La que más... hasta que llegue la siguiente. Lo dicho. Nueve finales. La primera está servida.

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