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Una cuestión de formas: el espejo del 'cincuentenariazo'

Jugadores del Córdoba en Mestalla | ÁLVARO CARMONA

Rafael Ávalos

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El Córdoba atraviesa una situación que guarda paralelismos con la que vivió en la campaña 2004-05, en la que consiguió convertir en probable lo que parecía imposible: la permanencia

Siete puntos le separan de su objetivo. Tantos como derrotas consecutivas acumula en la que es su peor racha de todos los tiempos. En los últimos ocho encuentros sólo consiguió sumar un punto. Fue en aquel ya lejano choque con el Éibar, que terminó con un empate entonces bien asumido, a pesar de que hizo méritos para ganar. Desde aquel partido hasta hoy no supo el Córdoba terminar con una dinámica que le hace mirar la permanencia cada vez más como una meta improbable de alcanzar. Pero las matemáticas todavía permiten pensar que es posible. Y en ésas está el conjunto blanquiverde, en poner fin a una situación que pasa de complicada a crítica y que no es desconocida para muchos. Quizá los más jóvenes del lugar no lo recuerden, si bien existió una temporada en la que los números se tornaban en catastróficos tras el parón navideño. Ocurrió en la campaña 2004-05, aquella que acabó con el descenso del cuadro califal a Segunda B y en la que el equipo dirigido en ese momento por Rafael Alcaide Crespín ‘Crispi’ apenas contaba con seis puntos en 19 jornadas tras ceder en la primera fecha de 2005, el año del cincuentenario.

Ese curso comenzó con las más elevadas aspiraciones de la historia reciente, hasta el pasado ejercicio, a orillas del Guadalquivir. El Córdoba conformó una plantilla plagada de nombres de calidad en una clara apuesta por el ascenso. En el vestuario, hombres como Bilic, Armentano, Cáceres, Larrainzar, Txiki o Pablo Sierra; en el banquillo, Esteban Vigo. El objetivo no era otro que luchar por el salto de categoría, que al final se produjo pero hacia atrás. No funcionó el proyecto y el equipo sólo logró un triunfo en 19 jornadas. Lo consiguió con Robert Fernández, que apenas dirigió a la escuadra blanquiverde en cinco encuentros. Tras la salida del castellonense, llegó ‘Crispi’, que tampoco sirvió como revulsivo para un conjunto que concluyó la campaña bajo las órdenes del director deportivo: Juan Carlos Rodríguez. Por cierto, formaba parte de ese plantel un tal Pablo Villa. Sea como fuere, el cuadro califal cerró su peor papel de los 50 años que se aproximaba a cumplir hasta bien entrada la segunda vuelta del campeonato de Segunda A -diferencia importante con la actual temporada-.

Resulta destacable la similitud con la situación presente en lo que se refiere a la cada vez mayor complicada posibilidad de lograr la salvación. Entonces, el descenso resultó inevitable, aunque el equipo cayó dignamente tras un magnífico tramo final de curso. Completó los últimos partidos de la campaña como hizo desde el mercado de invierno, con una larga lista de refuerzos, la mayor parte cedidos y de distintas nacionalidades. Ésa es otra circunstancia que se repite este ejercicio del retorno a Primera, pues el Córdoba cuenta con una amplia nómina de futbolistas a préstamo y llegados de otras latitudes. Diez años atrás, ese hecho no significó una pérdida de identidad o una falta de compromiso, sino todo lo contrario. El cuadro califal rozó la épica, con un vestuario que demostró una entrega digna de recordar. Sólo la derrota ante el Valladolid en la penúltima jornada del campeonato (3-4 en El Arcángel), sumada al triunfo del Ciudad de Murcia, hizo que la permanencia no se pudiera consumar. Pero en la memoria quedó grabado el esfuerzo de los blanquiverdes, que dieron alas a la afición en una lucha que convirtió lo imposible en muy probable.

El final nadie quiere que se vuelva a repetir esta campaña, en la que el club está una vez más de aniversario. Alcanza los 60 años de vida y atraviesa una situación muy parecida a la de aquel cincuentenario, en la que la celebración que se pretendía dejó paso a la más absoluta pesadumbre. Sin embargo, la remontada que fue capaz de llevar a cabo ese Córdoba debe de ser el espejo en que se mire el que actualmente dirige Djukic. Si al paso por la jornada 19 el conjunto blanquiverde se encontraba entonces colista, con sólo seis puntos y a seis del objetivo, antes de la penúltima fecha de la temporada era tercero por la cola, contaba con 43 puntos y estaba a sólo uno de una permanencia en la que todos creyeron. Es lo que toca en esta ocasión, recuperar la creencia de que la continuidad en la elite un curso más todavía es posible. Todos tienen una clara referencia en lo que a la pelea se refiere.

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