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Un cordobés en la Cochinchina

Antonio García, con componentes de su equipo en Vietnam.

Paco Merino

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Lleva dos meses en Ciudad Ho Chi Minh, la antigua Saigón, y no deja de sorprenderse. Ocho millones de habitantes se apiñan en una urbe en la que todo es excesivo. Las luces, la temperatura, los colores, los olores... y el tráfico. Un caos con leyes salvajes. Allí el fútbol sala es un deporte dominado por el Thai Son Nam, la entidad más importante del país. Y en su staff técnico figura Antonio García, un cordobés que después de firmar dos excepcionales campañas con el Lucena y el Itea Automatismos, ambos de la Segunda B, decidió que había llegado el momento de abordar una experiencia profesional y vital de primera magnitud. En un puñado de semanas, García ha coleccionado vivencias “enriquecedoras en todos los aspectos”, según relata desde la capital de Vietnam y antiguo centro de la colonia francesa de Cochinchina.

“Me he encontrado un club profesionalizado, bien estructurado y que posee categorías base desde cadete que deberán surtir al primer equipo y a la selección nacional en un futuro a medio plazo”, explica el técnico cordobés, que destaca unas cualidades en el perfil de los jugadores. “Presentan unos valores muy arraigados de esfuerzo, sacrificio, entrega, respeto, intensidad, honestidad... que también facilitan que el trabajo desarrollado sea más gratificante y satisfactorio”, apunta.

Llegué a Vietnam el 28 de abril y transcurridos escasos dos meses solo puedo tener buenas palabras para definir esta experiencia”, relata García, quien señala a su “jefe”, Miguel Rodrigo, como eje de su aventura vietnamita. “El futsal aquí ha crecido muchísimo en los últimos años cinco años coincidiendo con la llegada de técnicos españoles como Sergio Gargelli -italiano pero ”casi“ español metodológicamente hablando-, Héctor Souto, Bruno García o Luis Marimón, que implementaron una metodología 'Marca España' que sirvió para que tanto a nivel de clubes como de selecciones, Vietnam escalara posiciones en el ranking”, manifiesta el cordobés, que ha apreciado unas características propias en los futbolistas vietnamitas. “Los rasgos van en consonancia con el biotipo de sus jugadores. Jugadores normalmente no muy altos, super explosivos e intensos en sus acciones y con dificultades para convertir en gol las ocasiones que generan”, indica García.

El formato de la competición resulta de lo más peculiar. La Liga consta de 10 equipos y se disputa a modo de concentración, celebrándose la primera vuelta en 16 días de abril y la segunda en 14 días de junio. “Se usa este formato para abaratar costes aunque la idea es ir mejorándolo progresivamente a fin de aumentar el tiempo de recuperación entre partidos así como conseguir mayor duración del periodo competitivo. La Liga no permite jugadores extranjeros”, explica.

Un día de García en Saigón

“Una jornada normal en mi día a día podría ser la siguiente: el conductor del club nos recoge en casa sobre las 7 de la mañana para llevarnos al centro de trabajo, un pabellón propiedad del club donde tenemos nuestra oficina todos los técnicos, y que tiene como peculiaridad que una de sus paredes laterales es una cristalera desde la que se ve la pista de juego. Desde ahí podemos ver todos los entrenamientos de los equipos que pertenecen a la estructura del club, así como cualquier otro”, relata García. “Si el primer equipo o la selección están preparando alguna competición, hay muchos días que tenemos doble sesión, por lo que comemos en el comedor que el club posee también integrado en las instalaciones. Entre sesión y sesión realizamos trabajo de planificación, análisis y evaluación. Una vez finaliza la sesión de la tarde, nos lleva el conductor a casa sobre las 20 horas. Normalmente solemos quedar todos los españoles para cenar juntos. Aquí amanece muy pronto y a las 22 horas los comercios y restaurantes cierran. Entre torneo y torneo solemos disfrutar de unos días de descanso que aprovechamos para conocer zonas de este maravilloso país”, añade.

Antonio García está acompañado en Ho Chi Minh por su pareja. Su idea al emprender esta aventura profesional era “estar como en casa en el ámbito afectivo y personal”, lo que “implicaba que mi mujer me acompañara”. El trasplante del hogar cordobés a Vietnam se completó con el traslado de su mascota, “la gatita Linda”. Ese oasis con raíces españolas le permite contrarrestar los efectos del evidente choque cultural. “Es un país donde la forma de ser de sus habitantes, abierta y extrovertida, unido a la gran influencia que todavía conservan de sus casi 70 años siendo colonia francesa, aminora las diferencias culturales”, señala García, quien destaca que la antigua Saigón es “muy cosmopolita y cuenta con multitud de expatriados y en la mayoría de los comercios y restaurantes se habla inglés, lo cual facilita muy mucho la comunicación”. Lo del tráfico no es un mito. “Especialmente llama la atención la tremenda cantidad de motos y la manera de conducir, donde el vehículo de mayor tamaño es el que tiene la preferencia de paso. Es una ciudad que cuenta con más de ocho millones de habitantes, el mismo número que toda Andalucía”.

A García le está resultando gratificante la “posibilidad de trabajar codo con codo con Miguel Rodrigo, uno de los mejores técnicos que hay en el panorama mundial. Él es el responsable de que yo esté aquí. Su llamada y la confianza que depositó en mi persona desde el primer momento ha sido un orgullo que espero devolverle con trabajo y fidelidad”. “A nivel personal, salir de la zona de confort siempre implica una mejora aunque inicialmente haya que pagar unos costes familiares y afectivos a tener en cuenta”, resalta.

Un proyecto hasta 2020

La agenda profesional de Antonio García no deja hueco. El cordobés trabaja con el Club Thai Son Nam como preparador de porteros en competiciones nacionales, a lo que hay que añadir la función de entrenador asistente de Miguel Rodrigo cuando el club participa en competición internacional. Por otro lado, estas mismas funciones las repite con la selección nacional de Vietnam. Las exigencias son máximas durante este año. Y el arranque no ha podido ser mejor. “Recientemente hemos concluído la Liga de Vietnam (Liga HDBANK 2017) en la que el equipo de Thai Son Nam ha obtenido el título. En estos momentos estamos preparando la AFC de Clubes, de la que seremos anfitriones entre el 20 y el 30 de julio. Paralelamente, con la selección nacional estamos avanzando en la preparación de los Sea Games o Juegos del Sudeste Asiático, que tendrán lugar en Malasia en agosto. En septiembre competiremos en los Asian Indoor Games, evento que organizará Turkmenistán. Posteriormente en octubre tendremos la AFF, competición clasificatoria para la AFC del año próximo y finalmente en diciembre tendremos las dos Copas, la Copa Vietnamita y la Copa LS. Un calendario muy apretado pero a la vez muy ilusionante”, declara Antonio García, quien espera completar un proyecto que tiene como fecha cumbre el año 2020. Ahí se fija la AFC de Selecciones Nacionales, que otorga las plazas para la siguiente Copa del Mundo.

Y de Córdoba, ¿qué? La mejor generación de jugadores de fútbol sala en la historia de la provincia está diseminada por los mejores clubes del país -y algunos en Europa- mientras que los proyectos en la tierra encuentran dificultades para prosperar. “El jugador cordobés está muy cotizado porque combina calidad técnica con una buena formación táctica. Los jugadores que destacan emigran a otras categorías para poder ver recompensado su esfuerzo con alguna ayuda económica, los hay que se quedan porque sus trabajos no le permiten salir a pesar de tener calidad para jugar en categorías superiores”, admite García, quien ve una posible salida para el progreso de alguna entidad local.

“En lo que a clubes respecta, hasta que una entidad como el Córdoba Club de Fútbol o cualquier otra iniciativa privada no den el paso decididamente para que Córdoba pueda tener un equipo en la Liga Nacional de Fútbol Sala, será verdaderamente difícil que un proyecto pueda dar el salto a Segunda División. Con este panorama resulta complicado sentar las bases de un proyecto duradero”, reconoce uno de los nombres de referencia en este deporte a miles de kilómetros de su tierra. Del Guadalquivir al Mekong. García, acento cordobés en Vietnam.

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